El
agradecimiento, además de ser una muestra de buena educación y respeto, nos
proporciona felicidad, capacidad de goce y asombro, algo primordial en el ser
humano. Por eso decimos que la gratitud abre los ojos, el corazón y la conciencia,
pues por más insignificante que algo parezca, esta virtud lo engrandece y lo
llena de gozo. Quien no agradece lo que es, lo que recibe y lo que tiene, vive
amargado e insatisfecho, anhelando aquello que no ha podido lograr.
Los padres
debemos proponernos que los hijos vivan el agradecimiento como una actitud
habitual, tanto en el trato con los demás, así como con la vida misma y con
quien la hizo posible. Es importante enseñarles a agradecer los alimentos que
reciben, la posibilidad de estudiar, de tener una familia, de compartir con
otros, de aprender…; en fin, tantas y tantas cosas que por momentos se nos
vuelven invisibles a la vista y damos por hecho que nos pertenecen.
De esta forma
los hijos crean conciencia de que el mundo no está rendido a sus pies en espera
que ellos pronuncien su petición, sino que las cosas que se obtienen merecen un
valor y un agradecimiento.
Cómo promover
la gratitud en casa: 11 ideas prácticas
Las siguientes
son algunas ideas que promueven la virtud de la gratitud en el hogar. No hay
que olvidar que son aplicables a todos los miembros de la familia, no sólo a
los chicos, pues el ejemplo de los padres es un elemento básico para el
aprendizaje de valores.
1. Fijarse en las cosas buenas que
suceden, así como en las fortalezas de las personas.
2. Percatarse de las necesidades que pasan
otras personas y poner los propios dones a su servicio.
3. Saber disfrutar de las
cosas y situaciones de nuestra vida, sobre todo de lo más sencillo.
4. Valorar los sacrificios y
esfuerzos que hacen los demás para darnos lo que necesitamos.
5. No exigir otras cosas, sino
agradecer aquello que se nos ofrece.
6. Dar siempre las gracias en
compañía de una sonrisa, aunque sea por cosas aparentemente pequeñas y sin
importancia.
7. Cuidar de las cosas que se
nos han sido regaladas, mantenerlas en orden, hacer un uso apropiado de éstas y
compartirlas con quien las necesite.
8. Volver una costumbre, el ofrecer
detalles entre hermanos, padres e hijos.
9. En la noche, agradecer los
dones recibidos a lo largo del día y en la mañana siguiente, agradecer por el nuevo
día y ofrecer vivirlo de la mejor manera.
10. Nunca quejarse o lamentarse por lo
que no se tiene.
11. Disfrutar de las actividades que se
realizan en familia.
Para finalizar,
una reflexión de Francisco Gras de la Escuela para Padres: “La
gratitud con los padres, es un deber de cariño elemental. La gratitud con Dios,
es un homenaje que arranca de lo más profundo del corazón. La gratitud a los
demás, es señal de ojos abiertos y corazones humildes. El mundo necesita una
buena dosis de gratitud hacia los demás y un poco menos, de reivindicaciones.
Hay que pedir lo que nos falta y nos corresponde, pero sin olvidar que también
hay que agradecer, lo que recibimos”. FMM
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