lunes, 23 de enero de 2023

Aumenta la incidencia de cánceres en adultos menores de 50 años…

Investigadores de Estados Unidos identifican los factores de riesgo y las tendencias que subyacen a la creciente incidencia de los tumores de aparición temprana en todo el mundo. 
En las últimas décadas cada vez más adultos menores de 50 años desarrollan cáncer. Un estudio realizado por investigadores del Brigham and Women's Hospital de Boston (Estados Unidos) revela que la incidencia de estos cánceres de inicio temprano, incluidos los de mama, colon, esófago, riñón, hígado y páncreas, entre otros, ha aumentado drásticamente en todo el mundo, y que este aumento comenzó alrededor de 1990. 
En un esfuerzo por comprender por qué se está diagnosticando cáncer a muchas más personas jóvenes, los científicos llevaron a cabo extensos análisis de los datos disponibles en la literatura y online, incluyendo información sobre las exposiciones en las primeras etapas de la vida que podrían haber contribuido a esta tendencia. Los resultados se publican en Nature Reviews Clinical Oncology. 
A partir de nuestros datos, observamos algo llamado efecto de cohorte de nacimiento. Este efecto muestra que cada grupo sucesivo de personas nacidas en un momento posterior (por ejemplo, una década más tarde) tiene un mayor riesgo de desarrollar cáncer más adelante en la vida, probablemente debido a los factores de riesgo a los que estuvieron expuestos a una edad temprana -explicó el epidemiólogo Dr. Shuji Ogino-. Descubrimos que este riesgo aumenta con cada generación. Por ejemplo, las personas nacidas en 1960 experimentaron un mayor riesgo de cáncer antes de cumplir los 50 años que las personas nacidas en 1950, y prevemos que este nivel de riesgo seguirá aumentando en las generaciones sucesivas”. 
Para llevar a cabo este estudio, el Dr. Ogino, y el Dr. Tomotaka Ugai y colegas, analizaron primero los datos globales que describen la incidencia de 14 tipos de cáncer que mostraron un aumento de la incidencia en los adultos antes de los 50 años desde 2000 hasta 2012. A continuación, el equipo buscó los estudios disponibles que examinaban las tendencias de los posibles factores de riesgo, incluidas las exposiciones en la vida temprana en las poblaciones generales. Por último, el equipo examinó la literatura que describe las características clínicas y biológicas de los tumores de inicio temprano en comparación con los cánceres de inicio tardío diagnosticados después de los 50 años. 
En una extensa revisión, el equipo descubrió que el exposoma de la vida temprana, que abarca la dieta, el estilo de vida, el peso, las exposiciones ambientales y el microbioma, ha cambiado sustancialmente en las últimas décadas. Así, plantearon la hipótesis de que factores como la dieta y el estilo de vida occidentalizados pueden estar contribuyendo a la epidemia de cáncer de aparición temprana. 
El equipo reconoció que este aumento de la incidencia de ciertos tipos de cáncer se debe, en parte, a la detección precoz mediante programas de cribado del cáncer. No pudieron medir con precisión qué proporción de esta creciente prevalencia podía atribuirse únicamente al cribado y la detección precoz. Sin embargo, señalaron que es poco probable que el aumento de la incidencia de muchos de los 14 tipos de cáncer se deba únicamente a la mejora del cribado. 
Entre los posibles factores de riesgo del cáncer de aparición temprana se encuentran el consumo de alcohol, la falta de sueño, el tabaquismo, la obesidad y el consumo de alimentos muy procesados. Sorprendentemente, los investigadores descubrieron que, si bien la duración del sueño de los adultos no ha cambiado drásticamente a lo largo de varias décadas, los niños duermen hoy mucho menos que hace décadas. Factores de riesgo como los alimentos altamente procesados, las bebidas azucaradas, la obesidad, la diabetes de tipo 2, el sedentarismo y el consumo de alcohol han aumentado significativamente desde la década de 1950, lo que los investigadores especulan que ha acompañado a la alteración del microbioma. 
Entre los 14 tipos de cáncer en aumento que estudiamos, 8 estaban relacionados con el sistema digestivo. Los alimentos que ingerimos alimentan a los microorganismos de nuestro intestino -afirmó el Dr. Ugai-. La dieta afecta directamente a la composición del microbioma y, a la larga, estos cambios pueden influir en el riesgo de enfermedad y en los resultados”. 
Una de las limitaciones de este estudio es que los investigadores no disponían de una cantidad adecuada de datos de países de ingresos bajos y medios para identificar las tendencias de la incidencia del cáncer a lo largo de las décadas. En el futuro, los Dres. Ogino y Ugai esperan continuar esta investigación recopilando más datos y colaborando con institutos de investigación internacionales para controlar mejor las tendencias mundiales. También explicaron la importancia de realizar estudios de cohortes longitudinales con el consentimiento de los padres para incluir a los niños pequeños que pueden ser objeto de seguimiento durante varias décadas. 
Sin este tipo de estudios, es difícil identificar lo que alguien que tiene cáncer ahora hizo hace décadas o cuando era un niño -explicó el Dr. Ugai-. Debido a este reto, nuestro objetivo es realizar más estudios de cohortes longitudinales en el futuro, en los que seguimos a la misma cohorte de participantes a lo largo de su vida, recogiendo datos sanitarios, potencialmente de registros sanitarios electrónicos, y bioespecímenes en puntos de tiempo determinados. Esto no sólo es más rentable teniendo en cuenta los muchos tipos de cáncer que hay que estudiar, sino que creo que nos dará una visión más precisa del riesgo de cáncer para las generaciones venideras”. BP

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