El aclamado director Tim Burton lleva su imaginativo y vívido
estilo al entrañable clásico de Roald Dahl ‘Charlie y la fábrica de chocolate’,
sobre el excéntrico chocolatero Willy Wonka (Johnny Depp) y Charlie (Freddie Highmore),
un muchacho de buen corazón que procede de una familia pobre que vive a la
sombra de la extraordinaria fábrica de Wonka. Aislado desde hace tiempo de su
propia familia, Wonka lanza un concurso a nivel mundial para elegir un heredero
para su imperio de golosinas. Cinco niños afortunados, entre los que se
encuentra Charlie, obtienen Billetes de Oro de las tabletas de chocolate y
ganan un viaje organizado a la legendaria fábrica de golosinas que ningún
extraño ha visto desde hace 15 años. Charlie es atraído hacia el mundo
fantástico de Wonka en esta asombrosa e imperecedera historia.
Magnífica está producción de Tim Burton: los temas sobre la
familia, los abuelos, la aventura... están muy bien tratados, y dejan pensando
en la importancia de un buen cine de entretención y de valores para todos:
niños, jóvenes y adultos. Extraordinaria.
OPINIONES:
Dulce fórmula
Con una trama nutrida de fantásticos efectos, creativos
paisajes y escenografías coloridas, el director Tim Burton le imprime un sello
propio al relato, para lo cual se vale de ingeniosas maquinarias capaces de
producir una infinidad de delicias comestibles. Pero la película también seduce
y encanta al espectador con una excéntrica historia llena de giros inesperados,
que tiene la gracia de apelar al sueño de todo niño: explorar el origen de los
confites y chocolates.
Con dosis de situaciones absurdas y en ocasiones llenas de
magia y mucha diversión, nexos sentimentales y el siempre útil gancho del
suspenso, al medio del rodaje, Burton revela algunos secretillos escondidos
sutilmente, al dejar en evidencia que los que realmente mueven el engranaje del
sabor son los alegres grupos de enanos Oompa-Loompa, quienes trabajan entre
montañas de chocolate derretido, junto a una espumosa cascada de chocolate
líquido. Otros, se desplazan literalmente por un río de chocolate, subidos en
unos botes fabricados de caramelo cristalizado. Así, de un momento a otro, se
muestra un submundo lleno de árboles de caramelos, cubiertos de pasto con sabor
a menta azucarada y plantas de malvaviscos de cerezas sabrosas, con crema y
dulces.
La imaginación no queda ahí, y las sorpresas que esconde la
empresa van surgiendo conforme avanza la historia. Pero la curiosidad del
pequeño protagonista y sus compañeros de aventura conducen hasta el nudo
central de la historia para dilucidar: ¿Quién es en verdad Willy Wonk? ¿Por qué
dedicó su vida a fabricar dulces? ¿Cuál es la finalidad del concurso? ¿Dónde se
esconde la llave que da vida a la fábrica? ¿En qué manos quedará el futuro del
imperio de las golosinas?
Las respuestas a estas y otras interrogantes, usted las podrá
encontrar ahora en familia, pues ya se estrenó la película de Tim Burton en los
principales cines del país. T.cl
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