Cuando vemos a una persona con la cara, los ojos o los
labios inflamados tendemos a pensar: ¿Qué habrá comido o que insecto lo habrá
picado? ¿Algún medicamento le habrá desencadenado una reacción alérgica? Y los
diagnósticos diferenciales que hacen los médicos se centran en descartar una
alergia, pero ¿qué es el angioedema hereditario?
El 16 de mayo es el Día Mundial del Angioedema Hereditario (AEH) y desde
el Comité Científico de AEH de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología
Clínica (AAAeIC) queremos alentar su concientización.
¿Qué
sabemos del Angioedema Hereditario?
Se trata de una Enfermedad Poco Frecuente (EPOF) genética, que se hereda
de padres a hijos o también pueden darse mutaciones espontáneas y ser la única
persona en la familia en padecerla. La prevalencia se estima en aproximadamente
1 de cada 50.000 habitantes. De acuerdo con estos datos, en Argentina debería
haber 900 pacientes afectados. Sin embargo y a pesar de no contar aún con
estadísticas exactas, se estima que habrían alrededor de 500 pacientes
diagnosticados.
¿Cuáles
son los síntomas?
Edemas o hinchazones que aparecen en forma espontánea y recurrente en
cualquier localización del cuerpo: cara, manos, pies, o incluso en lugares no
visibles como intestinos (produciendo severos dolores abdominales) o laringe
(glotis) pudiendo llevar a la asfixia en algunas horas si no se realiza el
tratamiento adecuado. Pero no es lo mismo que una alergia. Estos edemas se
presentan sin ronchas en la piel (sin urticaria), solo la hinchazón y pueden persistir
durante varios días. Entonces, cuando estos síntomas no ceden con los
tratamientos convencionales como antialérgicos, corticoides y adrenalina,
debemos descartar Angioedema Hereditario (AEH).
Lo importante que deben saber los pacientes y los médicos de atención
primaria es que ante este cuadro se deben solicitar análisis de laboratorio
específicos para poder certificar el diagnóstico. Desde la aparición de los
síntomas hasta que se llega al diagnóstico de certeza, la demora promedio en
todo el mundo es de 8 años (debido a la no sospecha de esta enfermedad)
En este período que los pacientes transcurren sin diagnóstico, tienen un
impacto negativo en su calidad de vida, con pérdida de productividad laboral y
ausentismo escolar. Incluso a algunos se los somete a cirugías innecesarias por
esos dolores abdominales inexplicables y con permanente temor a presentar un
edema de glotis. La mortalidad por esta causa se estima en uno de cada 20
pacientes.
Aquí radica justamente la importancia de pensar y sospechar AEH para
llegar a un diagnóstico rápido y certero. Con la medicación adecuada y
específica con la que contamos hoy en día los pacientes pueden tratar sus
crisis cuando aparecen o incluso prevenirlas, evitar complicaciones y mejorar
su calidad de vida. BP
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