Argentina transita uno de los
peores brotes de la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti. Dos
infectólogos explicaron que, pese a que no es frecuente, puede haber
complicaciones a largo plazo.
El brote de dengue del año
2023 registra las cifras más preocupantes de la historia reciente en Argentina.
En primer lugar, de acuerdo a lo informado por el Ministerio de Salud de la
Nación, el virus circula en 15 de las 24 jurisdicciones del país. Asimismo,
hasta el momento, la infección transmitida por el mosquito Aedes aegypti causó,
al menos, 48 fallecimientos, un dato récord teniendo en cuenta que, en 2020,
año considerado previamente como pico histórico de la enfermedad, se habían
contabilizado 26 víctimas fatales.
El último Boletín
Epidemiológico Nacional emitido por la cartera sanitaria -con información que
llega hasta el 15 de abril-, afirma que los contagios registrados en el país
llegan a 56.324. “Los casos acumulados hasta el momento, en la presente
temporada, -desde el 31 de julio de 2022- están por encima de lo registrado
para la misma semana en los años previos (60% más que en 2016 y 70% más que en
2020 para la misma semana). Además, se registra un mayor número de casos que
los dos últimos años”, señalaron desde el Ministerio de Salud.
En ese marco, las dudas con
respecto a esta infección se tornan inevitables. Una de ellas tiene que ver con
los efectos que provoca el virus del dengue, especialmente a largo plazo.
¿Puede haber secuelas luego de una infección?
Así lo explicó el infectólogo
Ricardo Teijero: “Las mayores complicaciones del dengue son por trastornos
hemorrágicos. Si un paciente tiene un trastorno hemorrágico que le afecta al
cerebro o alguna otra parte del organismo, lógicamente, en ese caso, el dengue
puede dejar secuelas. De todas formas, esto no suele suceder con tanta
frecuencia como en las enfermedades respiratorias, como por ejemplo con el
COVID”.
“No es tan común que haya
secuelas, salvo que haya una complicación -siguió Teijeiro-. Esto va a depender
de muchas características del paciente. Si es de riesgo porque tiene una
complicación, como una enfermedad persistente o inmunocompromiso (cuando las
defensas inmunitarias naturales están debilitadas), puede haber efectos
posteriores. ¿Cuáles? Depende de dónde ocurra la hemorragia. Si hay una
hemorragia cerebral, puede haber una secuela grave. De todos modos, la
hemorragia puede darse en cualquier órgano”.
Este desenlace ocurre, según
el experto, “porque bajan las plaquetas en la sangre y, ante cualquier riesgo
de traumatismo o efusión hemorrágica, se puede manifestar una complicación en
el hígado, en el corazón, en el pulmón o en el cerebro”.
De acuerdo a lo descrito en el
Boletín Epidemiológico Nacional, de los cuatro serotipos del virus del dengue,
en Argentina se identificó circulación del 1 (DENV-1) y del 2 (DENV-2). Siendo
que este último está presente ‘en el 84% de los casos’ que registró la cartera
nacional de salud y en 3 de cada 4 muertes por dengue en la Argentina.
Sobre este punto Teijeiro
analizó que el serotipo 2 “demostró ser más agresivo que otros, con síntomas
que no eran frecuentes, como por ejemplo el dolor abdominal, vómitos y diarrea.
Y además, si un paciente contrae dengue por uno de los serotipos y, tiempo
después se contagia por otro diferente, puede tener una complicación en su
cuadro de salud. Para evitar secuelas y complicaciones, lo importante es acudir
rápidamente a un médico y hacer un diagnóstico temprano. No hay que enmascarar
enfermedades o automedicarse, sino ir enseguida con un profesional”.
A su turno, el médico infectólogo
Pablo Bonvehí dijo: “En términos generales, el dengue no deja secuelas porque
es una enfermedad que la persona lo tiene, se cura y después no quedan signos.
De todos modos, si el paciente llega a tener alguna complicación -algo que no
es frecuente-, dependerá del cuadro de salud. En general, estas complicaciones
pueden ser muy graves, como por ejemplo derrames o pasaje de líquido de la
sangre a otros espacios como la pleura (tejido que recubre los pulmones). Esto
se trata y la persona puede quedar con una restricción pulmonar, pero, en
general, no es así”.
En ese contexto, según
Bonheví, otra posible secuela “puede ser el compromiso hepático. Sin embargo,
frecuentemente, este cuadro retrocede y el hígado vuelve a la normalidad. También
las hemorragias, si son muy fuertes, pueden tener un desenlace fatal; pero si
no, una vez que la hemorragia cesa, los glóbulos rojos se recuperan y también
mejora el paciente. La encefalitis del cerebro puede ser otra complicación, que
es la inflamación del cerebro, y esto eventualmente puede dejar una secuela,
pero en general, como dije, el dengue no deja ninguna”.
“Los grupos de pacientes con
riesgo de padecer secuelas, aunque sean algo infrecuente, -agregó el experto-
son las personas mayores, los niños muy pequeños, las personas con inmunodepresión,
embarazadas, entre otros”.
En segundo término, Bonheví
profundizó: “Cuando una persona tuvo una infección, la inmunidad o los
anticuerpos que genera el organismo protege contra un serotipo en particular de
por vida, mientras que temporalmente puede proteger frente a los otros
serotipos. Pero si al tiempo hay infección por otra subvariante, el cuadro
puede ser más grave. Y, algunas complicaciones en una segunda infección pueden
dejar secuelas, pero no suele suceder”.
“La presencia del serotipo 2
en este brote de dengue se relacionó con un mayor porcentaje de casos graves”,
planteó el infectólogo. Y cerró: “Hay que tener en cuenta la prevención de esta
enfermedad, que es un conjunto de aspectos de saneamiento ambiental y
comunitario, protección individual con uso de repelente y a su vez, muy
posiblemente, en un futuro cercano, tengamos una vacuna que permita
complementar todas estas medidas de protección”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario