Las proteínas son moléculas complejas que cumplen
funciones claves en el organismo.
Realizan la mayor parte del trabajo en las células y
son necesarias para la estructura, función y regulación de los tejidos y
órganos del cuerpo.
Las proteínas están formadas por miles de unidades más
pequeñas llamadas aminoácidos, que se unen entre sí en largas cadenas. Existen
20 tipos diferentes de aminoácidos que se pueden combinar para formar una
proteína. Esta secuencia determinará la estructura de cada proteína y su
función específica. Entre ellas, se destacan:
·
Anticuerpos:
se unen a partículas extrañas específicas, como virus y bacterias, para ayudar
a proteger el cuerpo.
·
Enzimas:
llevan a cabo casi todas las reacciones químicas que ocurren en las células.
También ayudan con la formación de nuevas moléculas leyendo la información
genética almacenada en el ADN.
·
Mensajeras:
transmiten señales para coordinar procesos biológicos entre diferentes células,
tejidos y órganos.
·
Estructurales:
brindan estructura y soporte a las células. A mayor escala, también permiten
que el cuerpo se mueva.
·
Transporte y almacenamiento: se unen y transportan átomos y moléculas dentro de
las células, y a través de todo el cuerpo.
La cantidad de proteínas que una persona necesita
varía según distintos factores, como edad, sexo, altura, peso, nivel de
actividad física o estado de embarazo. Sin embargo, la Administración de
Alimentos y Medicamentos (FDA) de EEUU, señala que un adulto promedio necesita
entre 45 y 55 g de proteínas al día como parte de una dieta de
2.000 calorías.
Las proteínas, al igual que los carbohidratos,
proporcionan 4 calorías por gramo, mientras que las grasas 9 calorías. Las
guías de nutrición coinciden en que entre 10 y 35% de las calorías diarias
deben obtenerse de proteínas, para el caso de los adultos, y entre 10 y 30%,
para el caso de los niños.
Las fuentes de proteína son diversas y pueden provenir
de alimentos de origen animal y vegetal, destacándose:
·
Pollo.
·
Pavo.
·
Carne de cerdo.
·
Carne de res.
·
Salmón.
·
Atún.
·
Pescado blanco, como bacalao,
lenguado, o merluza.
·
Camarones.
·
Huevos.
·
Tofu.
·
Lentejas.
·
Garbanzos.
·
Frijoles.
·
Guisantes.
·
Quinua.
·
Espárragos.
·
Brócoli.
·
Espinacas.
·
Kale.
·
Setas.
·
Almendras.
·
Cacahuetes.
·
Semillas (de chía, cáñamo,
calabaza, o girasol).
·
Avena.
Cabe destacar que de los 20 aminoácidos que el cuerpo
utiliza para crear proteínas, 9 son esenciales, esto significa que el cuerpo no
puede sintetizarlos y deben provenir de la alimentación.
Algunos alimentos, como los de origen animal, los
productos de soya o la quinua, son considerados proteínas completas, ya que
contienen todos los aminoácidos esenciales, mientras que la mayoría de los
alimentos de origen vegetal son proteínas incompletas, por lo que es importante
combinar fuentes de proteínas para asegurarse obtener todos los aminoácidos
esenciales.
Qué
importancia tiene una dieta rica en proteínas
Las proteínas son esenciales para que el organismo
cumpla con muchas de sus principales funciones:
·
Construcción y reparación de
tejidos, incluyendo piel, músculos, huesos, órganos, cabello y uñas.
·
Crecimiento y desarrollo,
especialmente en etapas como la infancia, adolescencia y embarazo.
·
Coagulación sanguínea.
·
Equilibrio de fluidos.
·
Producción de hormonas y
enzimas.
·
Respuesta del sistema
inmunológico.
·
Visión.
Si no se cubre el consumo recomendado de proteínas,
puede llevar a trastornos de desnutrición como kwashiorkor y marasmo, que
pueden ser potencialmente mortales. Ciertas afecciones de salud, como
trastornos alimentarios, condiciones genéticas, etapas avanzadas del cáncer o
problemas de absorción de nutrientes pueden contribuir a la deficiencia de
proteínas y dar lugar a síntomas como debilidad muscular, hinchazón, cabello
quebradizo, y lesiones en la piel, entre otros problemas.
Para estos casos, existen suplementos o batidos
de proteínas, bebidas que se preparan al mezclar proteínas en polvo con agua u
otro líquido, como leche. Sin embargo, es importante que estas opciones solo se
usen bajo recomendación y supervisión de un profesional de la salud, siempre
como complementos, y nunca como sustitutos de las comidas. HD
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