Hay
heridas que el mundo no comprende. Errores que otros usan para etiquetar. Y
momentos que incluso tú crees imperdonables.
Pero
Cristo no se escandaliza de tus quiebres. Él no se acerca a ti por lo que hiciste
bien, sino porque te ama tal como estás.
Tus
heridas no son un obstáculo para su gracia. Son el terreno donde puede obrar
con más fuerza. Donde otros ven fracaso, Él ve tierra fértil para un milagro.
No
te ocultes más. Cristo ya te vio… y te sigue eligiendo. RM
No hay comentarios.:
Publicar un comentario