Dios no transforma con ruido, sino con susurros. No con imposición, sino
con presencia constante.
Cristo no remodela tu vida a martillazos. Te habita. Y desde el
silencio, va ordenando lo roto, va ablandando lo duro, va sembrando verdad
donde antes hubo miedo.
El
Reino no comienza con exigencias externas, sino con una semilla en lo profundo. Por eso, no desesperes si no
ves resultados inmediatos. Dios no trabaja en velocidad. Trabaja en verdad. RM
No hay comentarios.:
Publicar un comentario