miércoles, 19 de noviembre de 2025

Cristo en la Ciudad - Encuentros en la altura…

Allí, donde el asfalto ya no se escucha y los cláxones se vuelven memoria, el alma respira distinto.

No hay necesidad de hablar fuerte: el silencio hace eco con Dios.

Ella —o él— no subió para olvidar la ciudad, sino para recordarla con otros ojos. Para bendecirla desde lo alto. Para mirarla como Jesús la miró… con ternura, con dolor, con esperanza.

Porque subir no es evadir. Es prepararse para bajar distinto. Con paz. Con mirada nueva. Con Cristo por dentro. RM

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