Emilia Gómez Pardo, doctora en
Bioquímica y Biología Molecular y máster en Nutrición y Salud por la
Universidad de Barcelona (España), con más de tres décadas de experiencia.
Desde 2018, es asesora científica en temas de prevención de la Fundación CRIS
Contra el Cáncer (España). Además, es autora del libro ‘Más vida, menos cáncer.
Todo lo que la ciencia sabe sobre cómo prevenir el cáncer y vivir más años’,
nos da las claves para llevar un patrón de vida saludable que minimice el
riesgo de desarrollar un tumor
¿Hasta qué punto influye la
alimentación en la prevención del cáncer?
- No hay riesgo 0 ni
protección al 100%, pero hay muchísima evidencia científica relacionada con el
potencial de la alimentación en prevención, tratamiento y supervivencia. No es
100% robusta porque hace falta mucho conocimiento relacionado con el impacto
beneficioso o perjudicial de alimentos o nutrientes específicos, pero sí
suficientemente contundente como para afirmar que uno de cada 3 cánceres se
podría prevenir con una buena alimentación. Cuando hablamos de alimentación
saludable estamos hablando de cuestiones importantes a nivel fisiológico como
que sea antiinflamatoria, que mantenga la microbiota sana, o que sea rica en antioxidantes.
Cuando nos referimos a la alimentación que disminuye el riesgo de padecer un
cáncer, hablamos de un patrón alimenticio mayoritariamente vegetal y poco
procesado.
¿Qué alimentos deberían
predominar y cuáles tendríamos que reducir?
- El mundo de los vegetales es
muy amplio. No incluye solo frutas y verduras, que son la joya de la corona por
su riqueza nutricional, también legumbres, cereales integrales, frutos secos,
hierbas y semillas. Una alimentación mayoritariamente vegetal conlleva un consumo
minoritario de productos animales. Y para prevenir, hay que priorizar el
consumo de pescado azul y blanco frente a carnes; y el de carne blanca frente a
carne roja y procesada.
¿Y cómo trasladamos esto al
plato?
- Podemos basarnos en el plato
‘oncosaludable’, que tiene su origen en el plato de Harvard. Los vegetales
ocupan 3/4 del plato: la mitad, con una gran variedad de frutas y verduras; y
el otro cuarto con cereales integrales. Completa el cuarto final del plato con
proteínas de calidad, ya sean vegetales, como legumbres; o animales: pescado y
aves.
¿Por qué nos cuesta llevar a
la práctica este patrón?
- En primer lugar porque hace
falta educación nutricional para saber y entender el papel que ejerce la
alimentación en la salud. Puede ser nuestra principal aliada para mantenerla o
nuestra enemiga para perderla. En segundo lugar, porque vivimos en un ambiente
obesogénico, que contribuye al aumento de peso, al favorecer el sedentarismo e
incentivar la ingesta de productos calóricos y de mala calidad nutricional como
los ultraprocesados. El sobrepeso es el segundo factor, por detrás del tabaco,
de riesgo de cáncer. Un patrón alimenticio basado en ultraprocesados, carne
roja y carne procesada y consumo de alcohol, es un patrón muy calórico, pobre
en nutrientes, oxidante y muy pobre en fibra. Y la fibra es esencial para la
salud y prevención del cáncer.
Y en el tratamiento del
cáncer, ¿hay ya dietas con evidencia para ayudar a curarlo?
- Cada vez hay más evidencias
de que es una estrategia coadyuvante de la terapia a seguir muy importante. La
ciencia nos dice que con un buen estado nutricional se reducen los efectos
secundarios y aumenta la eficacia de los tratamientos. Cuanto mejor nutridos
lleguemos al día del diagnóstico, mejor es el pronóstico. Así que, no perdamos
ocasión, día a día, comida a comida, de dar al cuerpo lo que necesita. También
es importante entender que durante el tratamiento cada persona debe de ser
atendida de forma personalizada, ya que la respuesta a los distintos
tratamientos es muy variable y compromete, en muchas ocasiones, el alimentarse
de forma correcta.
Se estima que el ejercicio
podría reducir hasta un 30% el riesgo de cáncer de mama, colon, vejiga,
endometrio, esófago y estómago, y reducir casi el 20% el riesgo de mortalidad
específica por cáncer.
Es tan importante la actividad
física como evitar el sedentarismo. Hay que moverse a diario.
Beber alcohol es un hábito
socialmente aceptado, pero también un factor de riesgo de cáncer. ¿Hay dosis
segura?
- No hay dosis segura. Hace
mucho que lo dice la OMS. El alcohol es cancerígeno, mutagénico, neurotóxico y
hepatotóxico, ¿cómo va a haber consumo compatible con la salud? El 10% de los
cánceres tienen que ver con el consumo de alcohol. Aumenta el riesgo de cáncer
de boca, faringe, laringe, esófago, mama, hígado, estómago y colorrectal.
Cuanto más consumo, más riesgo. Pero incluso el leve incrementa el riesgo. En
mujeres, por ejemplo, 1 de cada 6 cánceres de mama tiene que ver con el consumo
de menos de una bebida a la semana. Por tanto, la recomendación de consumo de
alcohol debe ser cero. BP
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