Ofrecemos estos
breves puntos con la intención de que puedan servir para la meditación
individual o comunitaria. Son tomados de las lecturas y de las oraciones de la
misa del domingo 2 de noviembre de
2025.
Se dividen en tres
partes: lo que Dios nos; lo que nosotros podemos decirle a Él como respuesta; y
de qué modo podemos llevarlo a la vida cotidiana. Dios quiera que ayuden a
muchos a dedicarle, cada domingo, un tiempo especial a Dios, nuestro Señor.
Dios nos habla
•
“El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron
al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida
la piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres
con vestiduras deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían
a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: "¿Por qué buscan
entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo
que Él les decía cuando aún estaba en Galilea: “Es necesario que el Hijo del
hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que
resucite al tercer día”. Y las mujeres recordaron sus palabras” (Lc 24,1-8).
•
“Hermanos: Cristo resucitó de entre los muertos, el primero
de todos. Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por
medio de un hombre viene la resurrección. En efecto, así como todos mueren en
Adán, así también todos revivirán en Cristo, cada uno según el orden que le
corresponde: Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a Él
en el momento de su Venida” (1 Cor
15,20-23).
Nosotros le hablamos
•
“¡Escucha, Señor, yo te invoco en alta voz, apiádate de mí y
respóndeme! Yo busco tu rostro, Señor, no lo apartes de mí” (Salmo 26).
•
“Dios nuestro, escucha con bondad nuestros ruegos, para que,
al crecer nuestra fe en tu Hijo resucitado de entre los muertos, se afiance
también nuestra esperanza en la resurrección de tus hijos difuntos. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos” (Oración Colecta).
Nuestra vida cambia
•
¿Rezamos con frecuencia por nuestros seres queridos?
•
¿Sabemos acompañar a los enfermos más delicados, sobre todo,
llevándoles un sacerdote para que los fortalezca con el sacramento de la
unción?
•
¿Pensamos que nuestra vida no se acaba sino que estamos
llamados a vivir con Dios eternamente? ¿Vivimos conforme a nuestra fe en el
Cielo?
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