Carmela García Moyón, Beata
Catequista y Mártir,
30 de Enero
Martirologio Romano: En
la villa de Torrent, en España, beata Carmela García Moyón, mártir, maestra de
la doctrina cristiana, que en la cruel persecución religiosa fue violada y
quemada viva por causa de su fe en Cristo (1937).
Fecha de
beatificación: 11 de
marzo de 2001, junto a otros 232 mártires españoles, por el Papa Juan Pablo II.
Carmela García,
penúltima de cinco hermanos, nace el 13 de Septiembre de 1888 en la ciudad
francesa de Nantes. Hija de padre español y madre francesa, a los ocho días
recibe las aguas bautismales en la parroquia de Notredame de Bon Port de su
ciudad natal.
Educada
religiosamente, Carmela da muy pronto muestras de sus verdaderos sentimientos
cristianos, que posteriormente defiende con todas sus fuerzas. Mujer de
temperamento heroico y de una amabilidad sin límites, se revuelve valiente
sintiendo hervir en su interior la ira de Dios, cual otro San Juan Eudes ante
un hereje, para defender sus propios derechos y los de la Iglesia.
A principios de
siglo la familia García-Moyón vuelve a España, instalándose en la ciudad de
Segorbe, Castellón. Seguramente que por el contacto de la joven Carmela con las
hijas del Venerable Luis Amigó prende en ella la vocación religiosa. De hecho
el 11 de enero de 1918 ingresa en la congregación de las Terciarias Capuchinas
y, al concluir sus votos religiosos, no los renueva. En 1926 la encontramos ya
en la ciudad de Torrent, Valencia.
En seguida entra en
contacto con los frailes del convento de Monte Sión. Con el tiempo la
francesita, así se la conocía, se emplea en dar catequesis a los niños del
convento, repasar las ropas sagradas, limpieza de la hermosa iglesia, y hasta
puso un taller de costura en su casa, donde enseñaba a las jóvenes torrentinas
el arte de coser, zurcir y bordar ropas. Una verdadera catequista, cooperadora
parroquial y trabajadora social.
Sus convicciones
religiosas le llevan a sufrir muerte violenta la noche del 30 de enero de 1937
en el Barranc de les Canyes, frente a la casa de Camineros, camino de
Montserrat. ¡Viva Cristo Rey! fueron sus últimas palabras.
Quienes la
conocieron nos dicen que Carmela, humanamente, era muy cariñosa y comprensiva;
físicamente era de pequeña estatura, llenita, bien parecida y de mirada serena
y penetrante; y moralmente, una persona muy religiosa y sumamente piadosa. Fue
una auténtica líder del pensamiento cristiano femenino.
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