domingo, 28 de enero de 2018

Hemorroides - Qué es, síntomas, causas y tratamiento

La enfermedad hemorroidal, más conocida simplemente como hemorroides, se trata de inflamaciones de las venas en la zona del recto y del ano. Anatómicamente, las paredes del ano contienen unas almohadillas de tejido submucoso en las que se encuentran los vasos sanguíneos del conducto anal, y tiene la función de mantener cerrado el esfínter y, por tanto, contener las heces. 
La patología aparece cuando un problema en la circulación de la zona, en la que la sangre no regresa correctamente al corazón, provoca un aumento de la presión en las venas, entonces estas se dilatan de forma excesiva y aparecen las inflamaciones que conocemos como hemorroides. 

Tipos de hemorroides
Las hemorroides pueden ser internas o externas, dependiendo de dónde se localicen las venas dilatas o inflamadas. Las internas aparecen en la zona baja del recto, por encima del ano, y están recubiertas por una membrana mucosa. Las externas se encuentran debajo de la unión del ano con el recto, y están recubiertas por piel. 
Concretamente, la línea que separa la zona donde se consideran internas y externas se llama línea pectínea o dentada, y el engrosamiento aparece a ambos lados de la línea se hablaría de hemorroides mixtas. Dentro de las internas se pueden diferencias cuatro grados de hemorroides: 
  •    Grado I: Las hemorroides están ligeramente inflamadas, pero no son visibles desde el exterior del ano. En la mayoría de casos no causa molestias, aunque sí puede ocasionar la defecación de sangre. 
  •      Grado II: La inflamación es mayor, y durante la evacuación tienden a salir fuera del ano, aunque vuelven a introducirse dentro. 
  •     Grado III: En este grado ya se dan prolapsos, es decir, las hemorroides salen fuera del ano tras la evacuación o espontáneamente, y sólo se pueden reintroducir dentro del ano manualmente empujando con el dedo. 
  •      Grado IV: Es el mayor grado, y las hemorroides se encuentran prolapsadas de manera permanente, esto es, se encuentran constantemente fuera del ano. Esto provoca que también haya algunos tejidos del ano, como el tejido mucoso, que también se desplazan hacia fuera.
Síntomas comunes
Los síntomas de las hemorroides externas son: dolor, irritación, picor, escozor y sangrado. En las hemorroides internas, los síntomas dependen del grado que se sufra, aumentando en intensidad y molestia a medida que aumenta el grado. 
Es común el sangrado por el ano o rectorragia. La sangre es muy brillante y aparece por el exterior de las deposiciones, no mezclada, aunque también se puede conocer este síntoma porque se manche el papel higiénico o caigan gotas de sangre al inodoro. 
La causa más común de la rectorragia son las hemorroides, pero se trata de un sangrado ligero, por lo que si el sangrado es abundante, debe consultarse con un médico. También se experimenta picor o prurito en la zona anal, además de irritación. 
En las hemorroides de tercer y cuarto grado se da el prolapso de las mismas. Esto quiere decir que se desplazan hacia el exterior, aunque en las de grado III se pueden volver a introducir dentro del ano. Esto provoca una constante sensación de necesidad de evacuar, y una gran molestia. 
También van acompañadas de secreción de mucosidad, humedad y ensuciamiento de la ropa interior, lo que aumenta la irritación. Por último, las hemorroides de grado IV provocan dolor agudo. Los otros grados no lo hacen porque las hemorroides se encuentran próximas a la línea dentada y ahí no hay terminaciones nerviosas, pero al traspasarla, sí se siente dolor. 
Cuando se padecen hemorroides ir al baño se convierte en un momento molesto e incómodo, por lo que se trata de evitar. Sin embargo, esto aumenta la presión sobre las venas y empeora la situación, convirtiéndose en un círculo vicioso. 

Causas
Las hemorroides aparecen debido al sometimiento a altas y reiteradas presiones de las venas del recto y el ano. La causa más común de ello es el estreñimiento, pues se realiza un gran esfuerzo sobre la zona anal, y esto provoca el bombeo de mucha sangre. Cuando la cantidad de sangre a devolver al corazón es muy grande, las venas se inflaman y es cuando se origina la patología hemorroidal. 
Además, con el estreñimiento también ocurre que se acumula material fecal en el recto, y eso presiona las venas. Sin embargo, el trastorno contrario, la diarrea también favorece la aparición de hemorroides porque las heces líquidas irritan las venas si las evacuaciones de este tipo son continuadas. 
Las hemorroides se pueden dar en cualquier persona y a muy distintas edades. Sin embargo, existe una serie de factores que favorecen la aparición de esta patología, además del hecho de sufrir trastornos temporales como diarrea o estreñimiento. Algunos de ellos son:
     La obesidad, porque se produce un aumento de la presión de la zona abdominal sobre el suelo pélvico. 
  El embarazo, por un lado porque los cambios hormonales que se producen en esta etapa causan estreñimiento, y por otro, porque el feto, especialmente en las últimas semanas, provoca un aumento de la presión sobre la zona pélvica y dificulta la correcta circulación de las venas de ese área.
     El pasar largas horas a diario de pie o sentado, o cargando material pesado.
          Factores hereditarios.
    Llevar una dieta incorrecta, donde no se consuman alimentos ricos en fibra, que favorecen el correcto funcionamiento intestinal. También pueden ser causa de tomar alimentos picantes en exceso.
     Problemas de colon.
  
Tratamiento
Cuando las hemorroides son externas o se encuentran en el primero segundo grado, existen una serie de pomadas o cremas a la venta en farmacias sin receta médica para aliviar los síntomas. Sin embargo, si es la primera vez que se padecen, es recomendable acudir al médico para que indique la más adecuada para el caso concreto. 
Además, no se deben de aplicar durante más tiempo del que indica el prospecto o nos haya indicado nuestro médico, porque pueden causar efectos secundarios. 
Estas cremas suelen contener entre sus ingredientes corticoides, anestésicos locales, vasoconstrictores, antisépticos, protectores, astringentes y/o rubefacientes. Estos ingredientes sirven para reducir la inflamación, aliviar el picor, la irritación y el dolor, y también para prevenir infecciones, función de la que se encargan los antisépticos. 
También se emplea el uso de protectores cutáneos que alivian la irritación y evitan la pérdida de humedad en la piel, analgésicos orales para aliviar el dolor, o antiinflamatorios orales para disminuir la inflamación y el dolor. 
En los casos leves, a la vez que se pone en marcha un tratamiento farmacológico para aliviar los síntomas de las hemorroides, es necesario incluir cambios urgentes en la dieta para favorecer la correcta evacuación de las heces. Por ello, habrá que aumentar el consumo de fibra, que se encuentra en legumbres, cereales o salvados, frutos secos, frutas y verduras, además de beber abundante agua, entre 1,5 y 2 litros diarios, para favorecer la creación de deposiciones blandas. 
También puede utilizarse algún suplemento de fibra o un laxante, pero hay que tener precaución con los laxantes porque si las heces se vuelven líquidas irritaremos las hemorroides. 
En casos avanzados, donde las pomadas no hacen efecto, el médico especialista podrá llevar a cabo una serie de técnicas no quirúrgicas, como la ligadura con banda elástica, fotocoagulación, criocirugía, radiofrecuencia. En los casos severos, mucho menos comunes y que derivan de algún tipo de complicación, será necesario el uso de cirugía.

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