La
bacteria Helicobacter pylori es la principal responsable de
la aparición de úlceras gástricas y muchos casos de gastritis crónica, que se
caracteriza por un ardor al comer. Aunque en la mayoría de los casos no genera
problemas, es una amenaza muy común, ya que afecta aproximadamente a dos
tercios de la población mundial.
La H. pylori ingresa al estómago y se adhiere a su
superficie, causando un aumento en la producción de jugos gástricos, sangrado,
infecciones y mala digestión. De esta manera se dañan las paredes estomacales y
se forman heridas, llamadas úlceras. También puede derivar en inflamación
crónica (gastritis) y, en ciertos casos, en cáncer de estómago.
Aunque no
está claro, en la mayoría de los casos la transmisión de H. pylori suelen ser de persona a persona,
normalmente durante la niñez. También se puede contagiar por el contacto bucal,
de heces, comida o agua contaminada. Si no se trata la infección, puede
volverse crónica.
Los factores
de riesgo de infección por H. pylori están
relacionados principalmente a las condiciones de vida en la infancia, como
vivir con muchas personas sin una fuente segura de agua limpia, en zonas
insalubres o con alguien que ya tiene una infección por esta bacteria.
Cómo identificarla
Es normal
que H. pylori produzca sensación de hambre y de tener
el estómago vacío (aproximadamente de 1-3 horas después de comer). También
puede causar problemas para tomar líquido, pérdida involuntaria del peso y apetito,
vómitos y heces oscuras o con sangre. También puede causar sensación de ardor o
dolor en el abdomen, normalmente de mayor intensidad cuando el estómago está
vacío. Entre 10-15% de las personas infectadas con H. pylori desarrollan la enfermedad de úlcera
péptica, dónde los jugos gástricos dañan el revestimiento del tracto digestivo.
Las úlceras
pépticas o molestias y dolores en el estómago durante más de un mes, serán
motivos suficientes para que el médico realice pruebas de H. pylori. Estas pueden ser de aliento, sangre, heces o
biopsia (donde se toman muestras del tejido que recubre el estómago). Es
importante informar a los profesionales si tomas algún medicamento, antes de
realizar los exámenes.
Cómo prevenirla
Para
prevenir la infección por H. pylori, los
especialistas recomiendan lavar bien las manos después de usar el baño o antes
de comer. También es importante beber agua de fuentes limpias y seguras, y
preparar los alimentos adecuadamente (sin mezclar los que deben cocinarse con
los que se comen crudos o respetar los puntos de cocción).
Tratamiento
En caso de
ser detectada, la infección por H. pylori es
curable, aunque la bacteria es muy resistente. Para eliminarla es necesario un
tratamiento de dos semanas, que consta de varios antibióticos y un medicamento
que disminuye la secreción del ácido estomacal. A pesar de ser extenso, este
tratamiento es la mejor manera para deshacerte de la bacteria y prevenir la
formación de futuras úlceras.
Alimentos beneficiosos
Sin ser
sustitutos, algunas alimentos pueden ayudar a combatir la H. pylori durante el tratamiento, principalmente
aquellos con propiedades antiinflamatorias, no ácidos o de rápida digestión.
Algunos ejemplos son las frutas y vegetales cocidos (brócoli, coles,
frambuesas, moras, arándanos, peras, manzanas y bananas), carnes blancas y
pescado, yogures, frutos secos, semillas o grasas saludables, como el aceite de
oliva.
Qué debes evitar
También
puedes ayudar al cuerpo a combatir la H. pylori evitando
ciertos alimentos, principalmente aquellos que irritan el estómago, aumentan la
producción de los jugos gástricos o tardan en ser digeridos. Esto incluye
refrescos y bebidas alcohólicas, pimienta y condimentos, carnes rojas o
procesadas, café, chocolate, alimentos ricos en fibra o enlatados y quesos
amarillos. HD
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