La Iglesia católica y sus fieles celebramos con gran alegría la fiesta de SAN PEDRO Y SAN PABLO que en su momento fecundaron con su sangre a la
Iglesia participando de la Pasión del SEÑOR dando su vida por proclamar su fe
en enseñanza transmitiendo el amor de Dios a los hombres.
PEDRO era originario de Betsaida, Palestina. Familia de pescadores con su
padre y su hermano Andrés. Y Pedro
un día, dejando las redes, siguió Jesús, siguió al Maestro para
convertirse en pescador de sus semejantes. Muchos pasajes de diálogos
sumamente interesantes nos narran los evangelistas, entre JESÚS Y Pedro.
Tomaremos uno de gran mensaje y transcendencia de Mateo 16,13-19: “¿Quién dice
la gente que es el Hijo del hombre? - pregunta Jesús y Pedro toma la palabra y
responde: - “Tu eres el Hijo de Dios vivo“. Y Jesús le dice: “Bienaventurado
eres Simón porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre
que está en los cielos. Y yo te digo que tu eres Pedro y sobre esta “piedra”
edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”.
Más de veinte siglos después el Papa Francisco es
el sucesor de este nombre. Simón
el pescador, pero que Jesús le llamó Pedro (piedra) porque sobre esa roca
quedaría instituida la verdadera Iglesia. Pedro murió crucificado en Roma pero
con gran humildad pidió que lo hicieran con su cabeza cerca del suelo, no se
sentía digno de morir en la misma postura que su SEÑOR, El Hijo de Dios.
PABLO tiene una historia
electrizante. Implacable perseguidor de los cristianos, se rinde al llamado del
Señor y se convierte en el más apasionado seguidor de CRISTO. Es
derribado de su caballo en el camino de Damasco. La voz de Cristo lo llama y se transforma en el más fiel de los siervos
del Señor. Escribe las famosas y aleccionadoras Cartas y Epístolas
a los romanos, a los corintios, a los gálatas, a los efesios, a los filipenses,
a los colosenses, a los tesalonicenses, a Timoteo, a Tito y a los hebreos. Con
el afán de difundir la fe cristiana recorre Asia Menor, Grecia, Roma, Antioquia
y quizá España también. Muere decapitado en Roma. Hay una creencia común
que fue ejecutado el mismo día y el mismo año que San Pedro.
La lectura de sus Epístolas y Cartas es algo fascinante, las encontramos en
la Biblia, en los HECHOS DE LOS APÓSTOLES
y por medio de ellas podemos conocer toda su historia, su carácter fuerte y
valeroso pero sobre todo su gran amor a Dios y su imperativo afán por
difundirlo. MEdeA
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