El huevo es un alimento muy versátil
con beneficios para la salud gracias a su importante contenido
nutricional. Puedes comerlos pasados por agua, hervidos, fritos, o como
complementos en muchos de tus platillos favoritos. Sin embargo, muchas veces
pueden sobrar o no los utilizamos por completo. Para esas situaciones, puedes
seguir estos consejos de los expertos sobre cómo conservarlos correctamente.
En primer lugar, debes saber que un cartón de huevos
puede permanecer entre 3 y 5 semanas en el refrigerador. Tanto la
Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EEUU y el Departamento de Salud
y Servicios Humanos de EEUU (HHS) desaconsejan congelar los huevos crudos con
sus cáscaras. Esto se debe a que, en bajas temperaturas, el líquido en su
interior comienza a expandirse, resquebrajando la cáscara y echar a perder el
contenido del huevo, e incluso aumentar el riesgo de contaminación bacteriana. Si
te ves en la necesidad de hacerlo, deberás congelar las yemas o claras crudas,
ya sea por separado o mezcladas. Para ello, rompe el huevo y viértalas en un
recipiente apto para congelador o en cubeteras que solo utilices para ello.
Con fines de seguridad alimentaria, se recomienda
etiquetar cada recipiente con la fecha y el número de huevos enteros que
contiene. Para congelar platillos que incluyen huevo cocido, primero deberás
enfriarlos a temperatura ambiente. Es importante recordar que, para evitar el
crecimiento bacteriano, el plato se deberá enfriar a 40° F o 5° C dentro de dos
horas. Luego puedes cubrir el recipiente en el que se encuentra y colocarlo en
el congelador, o separarlo en porciones, que no solo se enfriarán más rápido,
sino que también serán más sencillas de recalentar. Los huevos crudos se pueden
congelar hasta por 12 meses, mientras que los platos de huevos cocidos se deben
descongelar y volver a calentar dentro de 2 a 3 meses. No se recomienda
congelar los huevos duros o blandos, ya que las claras pueden volverse gomosas
y acuosas cuando se descongelan.
Cómo
descongelarlos
Puedes descongelar tanto los huevos crudos como los
cocidos colocándolos toda la noche en el refrigerador, o bajo agua fría si se
encuentran almacenados en un recipiente sellado. Es importante consumirlos el
día que se los descongele. Una vez descongelados se aconseja cocinarlos por
completo a 160° F o 71° C, con esto se busca reducir el riesgo de enfermedades
trasmitidas por alimentos.
Puedes optar por hacer revueltos con vegetales y
queso, hornearlos para hacer quiche o frittata, o usarlos para preparar
galletas o pasteles. Siguiendo estos consejos podrás aprovechar los huevos en
cualquier momento, pero, probablemente te estés preguntando ¿se mantiene el
sabor y la textura original? Sobre esto existen diferentes investigaciones que
analizaron cómo reaccionan a los cambios de temperaturas las dos partes del
huevo: la clara y la yema.
La primera, que está conformada principalmente por
agua, no parece sufrir cambios importantes en su textura, aunque si se notó que
este proceso favorecería su capacidad espumante, esencial para elaborar
productos ligeros o aireados. En cambio, la yema adquiere una consistencia más
espesa y gelatinosa (lo que se conoce como proceso de gelificación). Los
especialistas creen que estos cambios en su estructura se deben a la formación
de cristales de hielo en su interior. Si bien esto no afecta su sabor, puede
resultar desagradable para algunas personas. Esto no significa que debes
desanimarte sobre congelar las yemas, ya que existen formas de controlar este
proceso gelificante.
Los investigadores explican que una forma práctica de
hacerlo es agregándoles azúcar o sal (dependiendo el uso futuro que desees
darles), o congelarlas mezcladas con las claras.
Aunque no es común que la congelación afecte el sabor
de los huevos congelados crudos o cocidos, cualquier ingrediente agregado
durante varios métodos de procesamiento podría hacerlo.
Beneficios
del huevo
Un huevo grande tiene 70 calorías y es una gran fuente
de proteínas, que aporta vitaminas A, B, D, y los 9 aminoácidos esenciales.
Además, no aporta carbohidratos, gluten, o lactosa,
siendo apto para personas con diabetes, enfermedad celíaca, y alérgicos o
intolerantes a la lactosa.
Si bien muchos de los estudios que analizaron sus
propiedades aún son preliminares, se cree que un consumo regular de huevo
permitiría:
·
Incrementar los niveles de
colesterol ‘bueno’ en sangre.
·
Ofrecer una importante
cantidad de minerales.
·
Promover la estimulación
cognitiva.
·
Favorecer el crecimiento
celular.
·
Facilitar la pérdida de peso.
·
Proteger la visión.
·
Garantizar un gran número de
antioxidantes.
Aunque los huevos son las principales fuentes de
nutrientes para la población humana, los profesionales recomiendan prudencia en
su consumo, especialmente a quiénes sufren hipercolesterolemia y diabetes tipo
2.
Se necesita continuar investigado sus efectos, pero se
cree que en estos casos una ingesta excesiva podría aumentar el riesgo de
problemas cardiovasculares. BP
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