Rígido se opone
a flexible. Lo que es rígido
ofrece una fuerte resistencia al cambio, a nivel físico (una vara de hierro) o
a nivel intelectual (una idea considerada como absoluta y completamente
verdadera).
En general, la
rigidez es vista, como algo negativo. Puesto que el mundo está lleno de
movimientos y de procesos, lo rígido corre el riesgo de quebrarse, mientras que
lo flexible puede sobrevivir al adaptarse a las presiones externas.
El tema de la
rigidez, sin embargo, merece una reflexión más profunda. Pensemos en un ejemplo
concreto: una persona afirma tajantemente que el racismo es injusto y que
merece ser perseguido por la ley.
Seguramente
quien piensa lo anterior lo hace con firmeza, con decisión. Es decir, con
rigidez, por un simple motivo: no quiere cambiar de idea, porque considera que
el racismo siempre es algo malo.
Este ejemplo da
a entender que la rigidez puede
darse en ámbitos correctos. Nadie acusaría a un antirracista de
negativo por su firmeza y ‘rigidez’. Al contrario, en varias sociedades la gran
mayoría considera de modo absoluto el racismo como sumamente injusto.
Podríamos
añadir otros ejemplos. Las normas que impiden entrar en la sala de operaciones
a personas no autorizadas se aplican rígidamente. La enseñanza de disciplinas
numéricas suele hacerse con la convicción de que una fórmula matemática tiene
vigencia hoy como ayer y como mañana.
Ciertamente, la historia muestra cómo afirmaciones del
pasado sostenidas rígidamente por pensadores concretos o por la casi totalidad de
un pueblo, hoy han sido superadas y las vemos como erróneas, incluso como
dañinas.
Pero esto no
implica suponer que el error está solamente en el modo de adherirse a algo,
sino en el contenido que uno considera como verdadero.
Por eso, al hablar de rigidez, conviene discernir
serenamente si una posición considerada como rígida tiene sentido por basarse
en elementos válidos que garantizan su verdad, o si carece de los mismos.
Solo en el
segundo caso (creer en algo como absoluto e indiscutible cuando no es ni lo uno
ni lo otro) la rigidez merece ser condenada. Mientras que una rigidez que surge desde la aceptación de verdades y
desde una sana adhesión al bien puede ser acogida sin problemas en sociedades
abiertas y justas. FP
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