viernes, 31 de marzo de 2023

La música más linda del mundo para tu corazón - Viejos instrumentales de los 50s 60s 70s...

Anochecer en el bosque...

El deseo... 02

Detrás de un día difícil...

Hugo de Bonnevaux, Beato

Abad, 01 de Abril
Elogio: En el monasterio cisterciense de Bonnevaux, en el Delfinado, en Francia, beato Hugo, abad, cuya caridad y prudencia lograron la armonía entre el papa Alejandro III y el emperador Federico I.
País: Francia - †: 1194
 
En una de sus cartas san Bernardo prodiga grandes alabanzas a un novicio llamado Hugo, que había renunciado a una fortuna considerable y entrado en la abadía de Méziéres siendo muy joven, contra los deseos de sus parientes. Se trataba de un sobrino de san Hugo de Grenoble. Un día en que le asaltaban terribles tentaciones de volver al mundo, entró a una iglesia a pedir el auxilio divino. La Virgen de la Merced se le apareció, le miró con gran cariño, y le dijo: «Muestra que eres hombre y abre tu corazón a la fortaleza de Dios. Puedes estar seguro de que jamás te asaltará de nuevo esta tentación». Hugo se entregó a penitencias tan severas, que acabó con su salud y empezó a perder la memoria; pero logró restablecerse gracias al sentido común de san Bernardo, quien le envió a la enfermería con instrucciones de que le atendiesen bien y le dejasen hablar con quien quisiera.

Poco después, Hugo fue nombrado abad de Bonnevaux, y la abadía floreció mucho bajo su gobierno. Se cuenta que podía leer el pensamiento y que tenía un sentido especial para descubrir las tentaciones de sus hermanos. Los relatos que han llegado hasta nosotros confirman sus dones de adivinación y exorcismo. Como el de tantas otras lumbreras de la vida monástica, el celo de Hugo no se confinaba a su monasterio ni a su orden. Movido por divina inspiración, fue a Venecia en 1177 para actuar como mediador entre el Papa Alejandro III y el emperador Federico Barbarroja. Gracias a él, se hizo la paz entre los dos. El beato Hugo murió en 1194, y su antiquísimo culto fue aprobado en 1903.

El ruido de los autos, el gran riesgo para la salud cardíaca que aún se ignora…

La hipertensión es uno de los principales factores de riesgo de muerte prematura en todo el mundo y se estima que alrededor de un tercio de los adultos la padecen, aunque no sean conscientes. El tabaco, el exceso de sal, el alcohol o la polución son algunos factores que incrementan la tensión, pero hay una amenaza que no se suele tener en cuenta: el ruido. Aunque resulte molesto, la relación con la presión arterial o las enfermedades respiratorias no resulta tan intuitiva como la que existe con el humo de los automóviles y, además, no abundan los estudios científicos que demuestren el vínculo. Aun así, tanto el ruido excesivo como la polución fueron incluidos en 2021 por la Sociedad Europea de Cardiología entre los aspectos que se pueden modificar para reducir los riesgos de la hipertensión en la población. 
Un equipo liderado por Jing Huang, profesor de la Universidad de Pekín (China), acaba de publicar un trabajo en la revista JACC: Advances en el que se refuerza la relación entre el ruido del tráfico y la hipertensión. Los investigadores recogieron información del Biobanco del Reino Unido de más de 240.000 personas de entre 40 y 69 años que no tenían hipertensión. Las siguieron durante una media de 8 años, estimando el ruido al que se vieron expuestas a partir de la dirección en la que vivían, y registraron cuántas desarrollaron la dolencia. 
Fueron más de 21.000 y los datos muestran que el riesgo de una excesiva presión sanguínea está relacionado con la dosis de ruido a la que se vieron expuestas. Además, fueron capaces de separar el efecto del ruido del de la contaminación, pero vieron que el daño se agrava cuando ambos se combinan. «Parece posible que una elevada exposición al aire contaminado deje al cuerpo más vulnerable a los efectos peligrosos del ruido del tráfico y viceversa», escriben. Los investigadores han conseguido pruebas más fiables de algo que está costando demostrar y dan argumentos a quienes defienden que regular el tráfico, reduciendo tanto el ruido como la contaminación del aire, es una medida útil para disminuir los problemas de salud cardiovascular y otras enfermedades en toda la población. 
Julio Díaz, investigador del Instituto de Salud Carlos III (España), cree que estos resultados «son importantes para incluir el ruido asociado al tráfico como causa de muchos problemas de salud». «Nosotros publicamos un estudio en el que calculamos el número de autos circulando en una zona y los ingresos hospitalarios estaban relacionados», apunta Díaz, que ha participado en varias investigaciones sobre el impacto del ruido en la salud. En el análisis, aparecido en 2015, estimaron que bajar el ruido del tráfico en la Comunidad de Madrid un decibelio supondría evitar 468 muertes prematuras al año. Según señala Díaz, «en las zonas de bajas emisiones solo se piensa en el beneficio de reducir el dióxido de nitrógeno, pero ‘no se mira el ruido’ pese a la relevancia de sus efectos. Estudios como el publicado ahora sugieren que el daño del ruido sobre la salud crece de una forma lineal». 
El tráfico, el 80% del ruido 
Carlos Escobar, cardiólogo del Hospital Universitario La Paz, en Madrid, coincide en que «no se vigila lo bastante el ruido al que estamos expuestos». «El ruido agudo es fácil de detectar, como cuando alguien da un grito o hay una máquina debajo de casa, pero el ruido crónico elevado puede ser más peligroso, porque te acabas acostumbrando», asevera. «Con el tiempo, puede aumentar la presión arterial y ser una variable que después incremente el riesgo de ictus o infarto», continúa. Escobar enfatiza la importancia de controlar el ruido de los coches, que en Madrid podría suponer el 80% del total, pero también señala «a las condiciones del lugar de trabajo o a lo que hacemos en casa, donde podemos poner durante mucho tiempo música alta o videojuegos». «Si lo haces cronicamente, puede ser malo, no solo para la audición, sino para la salud cardiovascular», concluye. 
Díaz también señala el peligro de esos sonidos agradables a muchos decibelios: «Hay un componente subjetivo y, aunque no sea lo mismo el ruido que quieres oír, como una canción a mucho volumen, el impacto que tiene es el mismo». «La gente puede pensar que se acostumbra a un ruido, y los que vivimos en ciudades como Madrid nos acostumbramos al ruido de los coches, pero nuestro cuerpo no se acostumbra», advierte. «Estudios en los que se ha sacado sangre a gente antes y después de someterles a ruido se ha visto que hay mayores niveles de glucosa, de colesterol o de cortisol, que es la hormona del estrés», afirma. «La explicación simplificada sería que tu cuerpo vive el ruido como una agresión, y cuando necesitas repeler una agresión, lo primero que haces es aumentar tu presión arterial y tu frecuencia cardíaca, y verter al torrente sanguíneo sustancias como el cortisol», explica. «Altos niveles de sustancias como el cortisol debilitan el sistema inmune y facilitan las infecciones respiratorias, y una inflamación celular crónica produce muchos otros problemas de salud», resume. 
Los autores del estudio consideran que sus hallazgos son una llamada de atención a las autoridades, para que alivien el impacto del ruido del tráfico como parte de un esfuerzo social, aplicando medidas de control más estrictas, mejorando las carreteras y el diseño urbano y fomentando la inversión en vehículos más silenciosos. Además, apuntan que las personas que vivían en las áreas más pobres tenían un riesgo significativamente más elevado de desarrollar hipertensión que las personas de las zonas más acomodadas. Por eso, proponen, «cambiar el entorno físico de estas zonas podría generar mayores beneficios absolutos y deberían ser priorizados». BP

¿Qué significa a imagen y semejanza de Dios?…

Una vez que había creado las infinitas estrellas, la tierra con sus montañas, mares, bosques y todo tipo de animales, Dios, según la Sagrada Escritura, formó su obra culmen diciendo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y nuestra semejanza, para que domine sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre todas las bestias de la tierra y sobre cuántos animales se muevan sobre ella”. (Gen 1,27) 
A imagen de Dios no quiere decir que Dios tiene semejanza física con el hombre. Dios no tiene piernas, manos canas ni una barba blanca. Cuando la Biblia habla del hombre a imagen de Dios, se refiere al hecho de que el hombre tiene un alma espiritual. Está por encima de los otros seres vivientes que habitan en la tierra. El hombre no es una cosa, sino una persona. El Hombre, por tanto, puede pensar; puede amar a otras personas; puede componer una sinfonía; puede escoger el bien; todas las cosas que ni un perro, ni una lagartija ni ningún otro animal puede hacer. Pero, aunque podamos hacer todas estas cosas, debemos preguntarnos ¿por qué Dios nos hizo así? 
Ciertamente Dios, que sabe todo, no necesita que nosotros pensemos, ni que le toquemos alguna sinfonía, pues los ángeles cantan mucho mejor que nosotros. La razón es que Dios nos ha hecho a su imagen para conocerle y amarle. De todas las criaturas visibles, sólo el hombre es ‘capaz de Dios’. De todas las cosas de este mundo, sólo el hombre está llamado a vivir con Dios en el mundo más allá. Y siendo a Imagen de Dios, el hombre está llamado a amar: primero a Dios y luego a todo el que tiene semejanza con Dios, es decir, a cada persona humana, pues cada persona está hecha a imagen de Dios. 
Santa Catalina de Siena, platicando con Dios un día sobre la creación del hombre, exclamó: “Por amor lo creaste, por amor le diste un ser capaz de gustar tu Bien eterno”. Cada uno de nosotros debe llegar a la misma conclusión y decir a Dios: “Por amor me creaste a tu imagen para que yo sea capaz de gustarte para siempre en el cielo”. 
La imagen de Dios es Cristo. Él nos ha revelado cómo es Dios. A la petición que Felipe hace a Jesús en la última cena de que “muéstranos al Padre y nos basta”, Jesús replica: “Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre, ¿cómo dices tú muéstranos al Padre? (Jn 14,8-11). 
Por otro lado, cuando se dice que el hombre es imagen de Dios, se quiere indicar con ello que tanto el hombre como Dios tienen algo en común y es el conocimiento, el amor, la libertad; en otras palabras, el alma del hombre es lo que lo hace semejante a Dios. 
Sin embargo, por el pecado el hombre nace con una imagen deformada. Cristo, al redimirnos, no solo rehízo esta imagen desfigurada por el pecado, sino que nos ha dejado dones para embellecerla aún más: nos dejó la gracia, a la Iglesia y en ella a los sacramentos. Por eso el momento de la crucifixión es la mayor muestra de amor, de libertad. El hombre se conoce mejor a esta luz. Y muchas realidades que eran incomprensibles como el sufrimiento humano y la muerte se comprenden y aclaran gracias a que Cristo se encarnó, nos redimió y resucitó. Por eso se comprende que al final del evangelio Jesús ordene a los discípulos que vayan por todo el mundo y bauticen en nombre de la Trinidad y enseñen lo que Él ha mandado (Mt 28, 19 y ss). 
Se puede encontrar material sobre este tema en la Gaudium et Spes Cap. 12 y 24, Nuevo Catecismo 356 y ss. 
Dios es la fuente de todo bien, de toda vida, de todo amor, de toda donación, de toda alegría. Nadie precede a Dios. La creación consiste precisamente en el hecho de que Dios, cuando no había absolutamente nada, decidió que las cosas existiesen. “Y vio Dios que era bueno”, como se repite 6 veces en Gn 1. 
Entre las criaturas ocupa un lugar especial el hombre, sobre el cual Dios sopló su aliento, es decir, dejó una huella especial. El hombre es imagen de Dios por ser espiritual, con capacidad para pensar y para amar, para darse y para imitar, en la medida de sus posibilidades, la generosidad de un Dios que no deja de amar, que no puede despreciar nada de lo que ha hecho, porque es “amigo de la vida” (Sb 11,26). 
No es correcto, por lo tanto, preguntar cuál es la imagen de Dios, pues no existe nada anterior a él. Sin embargo, podemos descubrir algo de su ‘rostro’ al ver a cada hombre, pues, desde que Cristo vino al mundo, todo gesto de amor que hagamos al otro está hecho a Él (“a mí me lo hicisteis”, Mt 25,40). CG

Día litúrgico: Sábado V (A) de Cuaresma

Texto del Evangelio (Jn 11,45-56): En aquel tiempo, muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en Él. Pero algunos de ellos fueron donde los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús. Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron consejo y decían: «¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchas señales. Si le dejamos que siga así, todos creerán en Él y vendrán los romanos y destruirán nuestro Lugar Santo y nuestra nación». Pero uno de ellos, Caifás, que era el Sumo Sacerdote de aquel año, les dijo: «Vosotros no sabéis nada, ni caéis en la cuenta que os conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación». Esto no lo dijo por su propia cuenta, sino que, como era Sumo Sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación —y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos—. Desde este día, decidieron darle muerte.
Por eso Jesús no andaba ya en público entre los judíos, sino que se retiró de allí a la región cercana al desierto, a una ciudad llamada Efraim, y allí residía con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua de los judíos, y muchos del país habían subido a Jerusalén, antes de la Pascua para purificarse. Buscaban a Jesús y se decían unos a otros estando en el Templo: «¿Qué os parece? ¿Que no vendrá a la fiesta?». Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes de que, si alguno sabía dónde estaba, lo notificara para detenerle.
 
«Jesús iba a morir por la nación, y no sólo por la nación,
sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos»
 
Rev. D. Xavier ROMERO i Galdeano (Cervera, Lleida, España)
 
Hoy, de camino hacia Jerusalén, Jesús se sabe perseguido, vigilado, sentenciado, porque cuanto más grande y novedosa ha sido su revelación —el anuncio del Reino— más amplia y más clara ha sido la división y la oposición que ha encontrado en los oyentes (cf. Jn 11,45-46).
Las palabras negativas de Caifás, «os conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación» (Jn 11,50), Jesús las asumirá positivamente en la redención obrada por nosotros. Jesús, el Hijo Unigénito de Dios, ¡en la Cruz muere por amor a todos! Muere para hacer realidad el plan del Padre, es decir, «reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos» (Jn 11,52).
¡Y ésta es la maravilla y la creatividad de nuestro Dios! Caifás, con su sentencia («Os conviene que muera uno solo...») no hace más que, por odio, eliminar a un idealista; en cambio, Dios Padre, enviando a su Hijo por amor hacia nosotros, hace algo maravilloso: convertir aquella sentencia malévola en una obra de amor redentora, porque para Dios Padre, ¡cada hombre vale toda la sangre derramada por Jesucristo!
De aquí a una semana cantaremos —en solemne vigilia— el Pregón pascual. A través de esta maravillosa oración, la Iglesia hace alabanza del pecado original. Y no lo hace porque desconozca su gravedad, sino porque Dios —en su bondad infinita— ha obrado proezas como respuesta al pecado del hombre. Es decir, ante el ‘disgusto original’, Él ha respondido con la Encarnación, con la inmolación personal y con la institución de la Eucaristía. Por esto, la liturgia cantará el próximo sábado: «¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y caridad! ¡Oh feliz culpa que mereció tal Redentor!».
Ojalá que nuestras sentencias, palabras y acciones no sean impedimentos para la evangelización, ya que de Cristo recibimos el encargo, también nosotros, de reunir los hijos de Dios dispersos: «Id y enseñad a todas las gentes» (Mt 28,19).

31 de Marzo...

Feliz viernes... 55

jueves, 30 de marzo de 2023

Las apariencias...



Pablo Mauriat. El mejor. Cuento de hadas de invierno...

Café a Venecia...

Todo tiene su tiempo...

Visualiza siempre...

Brote de gripe aviar, ¿hay riesgo de pandemia?...

El brote de gripe aviar en curso, que comenzó a principios de 2022, ya ha causado la muerte de miles de millones de aves de corral a lo largo del planeta. También de cientos de mamíferos. Y ha hecho que los alimentos provenientes de estas aves, como los huevos, escaseen o eleven sus precios a las nubes.
En febrero de 2023, se supo de dos casos humanos en Cambodia, de la cepa H5N1 de la gripe aviar. Ahora, autoridades sanitarias de China han reportado el caso de una mujer que se infectó con otra cepa, la H3N8. Es el tercer caso informado en ese país desde el comienzo de este brote.
A diferencia de las otras, la cepa H3N8 se encuentra también en caballos, y es la que causa la gripe canina.
En enero de 2022 se registró un caso humano en Colorado, Estados Unidos.
Este brote en curso se considera el más extenso de la historia hasta el momento. Y la muerte masiva de animales se debe al hecho de que si un grupo de aves da positivo para estos virus, se sacrifica a toda la granja como precaución. El hacinamiento en el que viven las aves de corral en las granjas avícolas hace que la transmisión sea muy veloz.
Por qué preocupa este brote 
La mayoría de los brotes anteriores de gripe aviar se habían limitado a afectar a las aves de corral. Pero el actual ha saltado a varias especies, incluyendo transmisión entre mamíferos. 
Se ha registrado también un alto contagio de visones en una granja en España, y entre focas en las costas de Nueva Inglaterra.
La suma de especies, y la circulación de varias cepas de manera simultánea hacen que se amplíe el rango geográfico y de acción del virus.
Además, y ya se sabe especialmente luego de COVID-19, que los virus mutan y, cuando lo hacen, pueden volverse más potentes y contagiosos.
No existe hasta el momento una vacuna contra este tipo de gripe para proteger a las personas, lo cual, de propagarse masivamente a la especie humana, generaría un escenario epidemiológico complejo. 
Historia y definición
La OMS define a la gripe aviar como una enfermedad infecciosa viral que ataca a aves y raramente a humanos. El organismo internacional asegura que el control de las aves de corral es el primer paso sanitario para acorralar al virus. Y la vacunación.
Los trabajadores pueden infectarse con el virus de la gripe aviar si se inhala suficiente virus o entra en la boca, los ojos o la nariz de una persona.  
Las aves con gripe aviar eliminan el virus en sus fluidos corporales. Los trabajadores que tienen contacto sin protección (sin guantes ni otro equipo de protección personal) con aves infectadas corren el riesgo de infectarse.  
Los que se encuentran en mayor riesgo son:
·        Productores o procesadores de huevos o aves de corral
·        Trabajadores de control y erradicación de enfermedades (incluidos los trabajadores del gobierno y del sector privado)
·        Cuidadores de animales, como empleados de tiendas de mascotas, veterinarios o cuidadores de zoológicos
·        Empleados de laboratorio de investigación que manipulan animales
El primer caso de infección humana, informa la OMS, ocurrió en 1997, durante un brote en criaderos de Hong Kong, en China.
Desde entonces, distintas cepas del virus de la gripe aviar se han detectado en 100 especies de aves, tanto de criaderos como salvajes. Y algunas pasaron a humanos.
La OMS también destaca que no hay evidencia que indique que se puede contraer el virus por consumir aves o huevos cocinados. 
Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), no hay pruebas de que el virus se transmita de persona a persona de manera sistemática.
Según indica la Biblioteca Nacional de Medicina, “las aves, como las personas, se enferman de gripe. La mayoría de los virus de la gripe aviar sólo pueden infectar a otras aves. Sin embargo, puede presentar riesgos contra la salud de las personas. Desde el primer caso, el virus de la gripe aviar se ha diseminado a las aves en países de Asia, África, el medio Oriente y Europa”.
La infección en humanos aún es muy rara, pero el virus que causa la infección en las aves puede cambiar o mutar para infectar a los seres humanos con más facilidad. Esto también puede conducir a una pandemia, un brote de la enfermedad en todo el mundo, como muestra la película ‘Contagion’.
Los síntomas que presentan las personas afectadas comienzan con fiebre y dolor corporal, y generalmente derivan en neumonía y cuadros respiratorios complejos. HD

¿Cuál es y cómo se comete el pecado contra el Espíritu Santo?…

Es Mateo (12,31-32) quien menciona un pecado “que no será perdonado”, y aclara que es “la blasfemia contra el Espíritu Santo”. Mucho se ha especulado sobre esto, es por eso que vamos a analizar de qué se trata.
1.     ¿EN QUÉ CONSISTE ESTE PECADO? 
El texto bíblico dice que es ‘blasfemar contra el Espíritu Santo’, ahora bien, la blasfemia no es solamente con palabras, sino también y sobre todo con hechos. ¿Quién blasfema? Quien no se siente necesitado de Dios, quien no se siente pecador o se cree sin pecado, quien se cierra al llamado de Dios a la conversión, quien endurece el corazón a tal punto que a la persona no le interesa Dios.
Es pecado el endurecer el corazón y decirle, p.e., a Dios: ‘No me interesas; estoy bien sin ti; no te necesito’. Es pecado considerar que Dios no puede perdonar, o negar el perdón de Dios en la confesión. En conclusión, es el pecado por el que el hombre se niega libre y conscientemente al perdón y la misericordia de Dios.
¿Por qué es tan grave este pecado? Sencillo, porque ante esta circunstancia, ¿qué puede hacer Dios? NADA; tan solo dejar que la persona muera en su pecado. Allí Dios no puede actuar, Dios no tiene nada qué hacer, no tiene nada qué perdonar, no perdona nada, no porque Él no quiera, sino porque la persona no le deja. Como dirá Proverbios: “El que oculta sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y se aparta de ellos alcanzará misericordia” (Proverbios 28, 13).
2.     ¿CÓMO SE COMETE ESTE PECADO?
Existen dos maneras principales en las que se comete este pecado:
·        Conciencia Escrupulosa: La conciencia escrupulosa es la que exagera la proporción del pecado y su efecto en su alma, la persona que posee este tipo de conciencia se considera incapaz e indigno de recibir la Misericordia de Dios. Se cierra a la gracia y no se arrepiente, pues considera que todo está perdido, que será en vano todo esfuerzo por mejorar, pues ya está condenado, mira su pecado como superior a la Misericordia de Dios.
Es necesario distinguir entre remordimiento y arrepentimiento: el remordimiento es el sentimiento y acusación que pone el enemigo en el corazón, haciendo creer que el pecado es imperdonable y que Dios no lo olvidará nunca. Esto es una calumnia al amor de Dios y una soberbia enorme, considerar a Dios un ser despiadado y vengativo.
La persona que tiene este tipo de conciencia deja de confesarse, deja de orar, y se obstina en el pecado. Vive con tristeza y desesperanza. Si reuniéramos todos los pecados del pasado, del presente y del futuro son una gota en comparación del mar de la Misericordia de Dios.
Solución: Reconoce la Misericordia de Dios en tu vida, el Señor te ama y perdona tus pecados si tú te arrepientes de corazón. No hay pecado que Dios no perdone. Isaías 43, 25: “Soy yo quien tenía que borrar tus faltas y no acordarme más de tus pecados” y Romanos 5, 20.
·        Conciencia Laxa: Es el otro extremo, es considerar que la Misericordia de Dios es tan grande, que no necesitamos arrepentirnos de nuestros pecados ni de la conversión, pues Dios es un alcahuete que perdonará sin arrepentimiento.
La persona laxa tiene como lema errar es humano; vive convencida de que es demasiado débil para resistirse al pecado, y tiende a quitarle toda importancia”. Es necesario recordar que Dios es Amor, pero también es justicia y es imposible que su Misericordia nos abrace si no la buscamos. En la persona con conciencia Laxa no existe dolor por haber ofendido a Dios, y se aprovecha del argumento de que Dios sabe y conoce la debilidad humana.
El Laxo de conciencia no busca la confesión, se obstina en su pecado y vive un Cristianismo mediocre. En este grupo de personas están los que creen que son buenos porque no se meten con nadie, que tienen pocos pecados o que se confiesan únicamente con Dios sin necesidad de un Sacerdote. El Espíritu Santo se ve rechazado y anulado por esta autosuficiencia y abuso de la Misericordia de Dios. O también está el que juega con el Sacramento, diciendo peco sin problema porque mañana me confieso.
Solución: Reconocer y arrepentirse de corazón por los pecados, hacer un buen examen de conciencia, confesarse Sacramentalmente, tener propósito de enmienda y de no volver a caer en el pecado. Y hacerlo cada vez que pequemos. Permitiendo que el Espíritu Santo entre y obre en el corazón.
3.     CONCLUSIÓN
Es necesario que comprendamos que el pecado contra el Espíritu Santo no puede ser perdonado porque el Pecador no se arrepiente, no porque Dios no lo quiera perdonar. Por eso ábrete a la acción de la gracia del Espíritu Santo, lucha por tu conversión y confía en su Misericordia que es infinita y eterna. LCB

Día litúrgico: Viernes V (A) de Cuaresma

Texto del Evangelio (Jn 10,31-42): En aquel tiempo, los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle. Jesús les dijo: «Muchas obras buenas que vienen del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?». Le respondieron los judíos: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios». Jesús les respondió: «¿No está escrito en vuestra Ley: ‘Yo he dicho: dioses sois’? Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la Palabra de Dios —y no puede fallar la Escritura— a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le decís que blasfema por haber dicho: ‘Yo soy Hijo de Dios’? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre». Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado antes bautizando, y se quedó allí. Muchos fueron donde Él y decían: «Juan no realizó ninguna señal, pero todo lo que dijo Juan de éste, era verdad». Y muchos allí creyeron en Él.
 
«¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?»
 
Comentario: Rev. D. Carles ELÍAS i Cao (Barcelona, España)
 
Hoy viernes, cuando sólo falta una semana para conmemorar la muerte del Señor, el Evangelio nos presenta los motivos de su condena. Jesús trata de mostrar la verdad, pero los judíos lo tienen por blasfemo y reo de lapidación. Jesús habla de las obras que realiza, obras de Dios que lo acreditan, de cómo puede darse a sí mismo el título de ‘Hijo de Dios’... Sin embargo, habla desde unas categorías difíciles de entender para sus adversarios: ‘estar en la verdad’, ‘escuchar su voz’...; les habla desde el seguimiento y el compromiso con su persona que hacen que Jesús sea conocido y amado —«Maestro, ¿dónde vives?», le preguntaron los discípulos al inicio de su ministerio (Jn 1,38)—. Pero todo parece inútil: es tan grande lo que Jesús intenta decir que no pueden entenderlo, solamente lo podrán comprender los pequeños y sencillos, porque el Reino está escondido a los sabios y entendidos.
Jesús lucha por presentar argumentos que puedan aceptar, pero el intento es en vano. En el fondo, morirá por decir la verdad sobre sí mismo, por ser fiel a sí mismo, a su identidad y a su misión. Como profeta, presentará una llamada a la conversión y será rechazado, un nuevo rostro de Dios y será escupido, una nueva fraternidad y será abandonado.
De nuevo se alza la Cruz del Señor con toda su fuerza como estandarte verdadero, como única razón indiscutible: «¡Oh admirable virtud de la santa cruz! ¡Oh inefable gloria del Padre! En ella podemos considerar el tribunal del Señor, el juicio del mundo y el poder del crucificado. ¡Oh, sí, Señor: atrajiste a ti todas las cosas cuando, teniendo extendidas todo el día tus manos hacia el pueblo incrédulo y rebelde (cf. Is 65,2), el universo entero comprendió que debía rendir homenaje a tu majestad!» (San León Magno). Jesús ha de huir al otro lado del Jordán y quienes de veras creen el Él se trasladan allí dispuestos a seguirle y a escucharle.

30 de Marzo...

Feliz jueves... 41

miércoles, 29 de marzo de 2023

Sergey Chekalin - Sonido relajante natural...

David A Brown - Me gusta aquí...

Solo una mente educada...

Ser inteligente...

Mártires de Constantinopla, Santos

Mártires, 30 de Marzo
Elogio: Conmemoración de muchos santos mártires, que en Constantinopla, en tiempo del emperador Constancio, por orden del obispo arriano Macedonio fueron desterrados o torturados con toda clase de suplicios.
País: Turquía - †: s. IV
 
Por el relato de la vida de san Pablo I de Constantinopla conocemos uno de los tantos incidentes que ocurría en una de las más importantes sedes episcopales, en la que a un candidato ortodoxo le disputaba el lugar, las más de las veces con el apoyo del emperador, un candidato arriano. En este caso, a san Pablo, cuando vuelve de uno de sus exilios, se le enfrenta Macedonio, un obispo puesto por los arrianos con la venia del emperador Constantino. San Pablo fue recibido con regocijo por el pueblo, pero eso mismo excitó las iras de los arrianos, quienes propiciaron una verdadera carnicería de católicos.
De ese hecho, conocido por la historia eclesiástica general, da cuenta la memoria de hoy: cristianos anónimos que hacia el año 340 celebraban el regreso de su obispo legítimo, y por ello fueron aplastados por el poder eclesiástico, en manos arrianas. La mención de estos mártires en las «Actas» de san Pablo I de Constantinopla es genérica, es decir que no se recuerdan nombres en concreto, pero segura. Se habla de unos 3.100 mártires, algunos obligados a pelear como gladiadores, mujeres masacradas y vejadas en las calles, y mil tormentos por el estilo.
Cuando se señala que la Iglesia se apoyó y mezcló con el poder civil luego del «giro constantiniano» del 314, debería tenerse presente que en muchísimos casos, en la mayoría, el apoyo civil estaba limitado a aquellos cristianos que, como los arrianos, estaban dispuestos a dejar de lado la fe para abrazar el poder. La propia Iglesia no sólo fue martirial con el imperio pagano, sino que lo siguió siendo también con el imperio supuestamente cristiano, que en realidad era arriano.

Por qué ocurre la inflamación y cómo aliviarla…

La inflamación es un mecanismo de defensa del organismo, perfectamente normal y necesario. Sin embargo, puede convertirse en un problema cuando se vuelve crónica, ya que esto se asocia a un mayor riesgo de desarrollar otro tipo de afecciones, como obesidad, enfermedades cardíacas, síndrome metabólico o diabetes. Aquí repasamos las principales características de la inflamación y qué se puede hacer para aliviarla.
 La inflamación es una parte del mecanismo de defensa del cuerpo y cumple un importante rol en el proceso de curación. Cuando nuestro cuerpo detecta un intruso (que puede ser cualquier cuerpo extraño, como una espina, un agente irritante o patógeno, como virus, bacterias o parásitos), lanza una respuesta biológica para intentar eliminarlo. Durante este proceso los tejidos acumulan proteínas plasmáticas, lo que lleva a una acumulación de líquido que provoca hinchazón. El cuerpo también libera neutrófilos, un tipo de glóbulo blanco o leucocito, que se mueven hacia el área afectada. Los leucocitos contienen moléculas que pueden ayudar a combatir los patógenos. A su vez, los vasos sanguíneos pequeños se agrandan para permitir que los leucocitos y las proteínas plasmáticas lleguen al sitio de la lesión con mayor facilidad. En algunos casos, el cuerpo puede percibir que sus propias células o tejidos son dañinos. Esta reacción puede conducir a enfermedades autoinmunes. Cabe destacar que cuando la inflamación está presente en el cuerpo, existen niveles más altos de sustancias conocidas como biomarcadores.
 A grandes rasgos, la inflamación se divide en dos tipos principales: aguda y crónica.
Inflamación aguda 
La inflamación aguda suele ser causada por patógenos nocivos o lesiones en los tejidos. Se caracteriza por provocar:
·        Calor: el aumento del flujo sanguíneo puede dejar el área afectada caliente al tacto.
·        Dolor: puede ocurrir continuamente o solo cuando se toca el área afectada.
·        Enrojecimiento: sucede debido a un aumento en el suministro de sangre a los capilares de la zona.
·        Hinchazón: se puede desarrollar una afección llamada edema si se acumula líquido.
·        Pérdida de la función: puede haber dificultad para mover una articulación o respirar.
Quienes padecen inflamación aguda también pueden tener fiebre, sentirse casados o enfermos. Sin embargo, estos signos no siempre están presentes, incluso puede ocurrir un fenómeno que se conoce como ‘inflamación silenciosa’, en el que no se presenta síntomas alguno.
Se estima que la inflamación aguda solo perdura por unos pocos días, sin embargo, la duración de los signos, su aparición, y la posibilidad de agravarse dependerán de la causa, parte del cuerpo afectada y factores individuales.
Inflamación crónica
Cuando la inflamación se mantiene durante un tiempo prolongado (semanas o meses), se puede hablar de inflamación crónica, en la que coexisten el daño en los tejidos y los intentos de reparación, en diversas combinaciones. Puede producirse por:
·        Enfermedades autoinflamatorias: es un factor genético que afecta la forma en que funciona el sistema inmunitario.
·        Exposición a largo plazo y de bajo nivel a un irritante: como un químico industrial.
·        Inflamación aguda persistente: cuando una persona no se recupere por completo de la inflamación aguda.
·        Sensibilidad: la inflamación ocurre cuando el cuerpo siente algo que no debería estar allí.
Los síntomas dependerán de la enfermedad, pero pueden incluir dolor y fatiga. Los expertos señalan que las personas mayores, obesas, fumadoras, con dieta poco saludable, con altos niveles de estrés, o problemas para dormir tienen un mayor riesgo de desarrollar inflamación crónica.
Este tipo de inflamación tiene o puede tener vínculos con distintas afecciones, como:
·        Asma. 
·        Alergias.
·        Artritis y otras enfermedades de las articulaciones.
·        Aterosclerosis.
·        Cáncer.
·        Diabetes
·        Enfermedad cardiovascular.
·        Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
·        Hepatitis.
·        Psoriasis.
·        Tuberculosis.
Tratamientos para la inflamación
No existe un único tratamiento para la inflamación, este dependerá de la causa y gravedad de cada caso. Incluso muchas veces no es necesario ningún tratamiento.
Lo importante es recurrir a un médico para que realice un diagnóstico y determine la mejor opción para aliviar la inflamación. Entre las más comunes se encuentran:
·        Antibióticos: para infecciones bacterianas.
·        Antimicóticos: para infecciones fúngicas.
·        Antiinflamatorios no esteroideos (AINE): no eliminan la causa de la inflamación, pero pueden ayudar a aliviar el dolor, hinchazón, fiebre y otros síntomas.
·        Corticosteroides: pueden ayudar a controlar distintas afecciones, como artritis, dermatitis, hepatitis, asma o reacciones alérgicas.
Desde la medicina tradicional se ha recurrido durante siglos al uso de diferentes hierbas para controlar la inflamación:
·        Cúrcuma (Curcuma longa).
·        Garra del diablo (Harpagophytum procumbens).
·        Hisopo (Hyssopus officinalis).
·        Jengibre (Zingiber officinale).
Otro aspecto importante es el la alimentación. Si bien la dieta por sí sola no controlará la inflamación, comer de forma saludable puede ayudar a evitar que empeore. Los expertos recomiendan incluir una dieta rica en vegetales, frutas, legumbres, frutos secos, semillas, carne magra y pescado. A su vez, se recomienda limitar o evitar los alimentos ultraprocesados, grasoso, fritos, y azucarados. También es importante dormir correctamente (de ser posible en horario regulares), hacer ejercicio frecuentemente y controlar el peso y los niveles de estrés. HD