Mártires,
30 de Marzo
Elogio: Conmemoración de muchos santos
mártires, que en Constantinopla, en tiempo del emperador Constancio, por orden
del obispo arriano Macedonio fueron desterrados o torturados con toda clase de suplicios.
País: Turquía - †: s. IV
Por el
relato de la vida de san Pablo I de Constantinopla conocemos uno de los tantos
incidentes que ocurría en una de las más importantes sedes episcopales, en la
que a un candidato ortodoxo le disputaba el lugar, las más de las veces con el
apoyo del emperador, un candidato arriano. En este caso, a san Pablo, cuando
vuelve de uno de sus exilios, se le enfrenta Macedonio, un obispo puesto por
los arrianos con la venia del emperador Constantino. San Pablo fue recibido con
regocijo por el pueblo, pero eso mismo excitó las iras de los arrianos, quienes
propiciaron una verdadera carnicería de católicos.
De ese
hecho, conocido por la historia eclesiástica general, da cuenta la memoria de
hoy: cristianos anónimos que hacia el año 340 celebraban el regreso de su obispo
legítimo, y por ello fueron aplastados por el poder eclesiástico, en manos
arrianas. La mención de estos mártires en las «Actas» de san Pablo I de
Constantinopla es genérica, es decir que no se recuerdan nombres en concreto,
pero segura. Se habla de unos 3.100 mártires, algunos obligados a pelear como
gladiadores, mujeres masacradas y vejadas en las calles, y mil tormentos por el
estilo.
Cuando se
señala que la Iglesia se apoyó y mezcló con el poder civil luego del «giro
constantiniano» del 314, debería tenerse presente que en muchísimos casos, en
la mayoría, el apoyo civil estaba limitado a aquellos cristianos que, como los
arrianos, estaban dispuestos a dejar de lado la fe para abrazar el poder. La
propia Iglesia no sólo fue martirial con el imperio pagano, sino que lo siguió
siendo también con el imperio supuestamente cristiano, que en realidad era
arriano.
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