Cada 26 marzo se conmemora el Día
mundial de la prevención del cáncer de cuello uterino (CCU) y también se renueva la oportunidad de
concientizar a la sociedad sobre la fundamental importancia de efectuarse el
test del Virus de Papiloma Humano (VPH) o el Papanicolaou (PAP) para prevenir
este tipo de cáncer que afecta a más de 5.000 mujeres por año en Argentina. La
Dra. María Laura Martínez, especialista en ginecología de DIM CENTROS DE SALUD
explica cómo cuidarnos, qué estudios se necesitan y cómo es el tratamiento.
El cáncer de cuello de útero es el tumor que se forma en la parte más
baja del útero. En la Argentina se diagnostican alrededor de 5.000 casos nuevos
por año de los cuales aproximadamente 2000 se producen en la Provincia de
Buenos Aires. La mayor parte de los casos está asociada a la infección
persistente de un virus llamado virus del papiloma humano o VPH, que se
transmite por contacto sexual. Existen diferentes grados de lesiones causadas
por esta infección, sólo algunas de ellas son precursoras del cáncer
cervicouterino.
El VPH es muy frecuente en toda la población; el 80% de mujeres y
hombres tiene o ha tenido una infección por este virus en algún momento de la
vida. Los varones pueden ser portadores del virus sin presentar síntomas ni
signos, y aun así ser transmisores del mismo. En ocasiones, el virus puede
manifestarse por medio de verrugas genitales que, si bien pueden ser molestas,
no están relacionadas con el cáncer.
Los VPH de alto riesgo pueden producir cáncer en el pene y ano, aunque
estos son tumores poco frecuentes. En las mujeres, con el paso del tiempo,
algunas variedades del virus producen lesiones en el cuello del útero que
pueden llegar a transformarse en cáncer.
Este proceso tarda 10 años o más en desarrollarse, lo que da la
oportunidad de realizar chequeos preventivos como el PAP y el test de VPH para
detectar las lesiones antes de que se transformen en cáncer. En los últimos
años se ha identificado al virus de papiloma humano como uno de los factores
causales de algunos tumores de cabeza y cuello tanto en hombres como mujeres.
El conocimiento de la epidemiología del VPH y su papel en la causalidad
del cáncer ha resultado en el desarrollo de dos estrategias principales para la
prevención y detección temprana: la vacunación contra el VPH (a los 11 años, en
dos etapas) y la detección de lesiones precancerosas. Suele ser un cáncer de
crecimiento lento que puede no producir síntomas. Se lo detecta de manera
sencilla mediante los exámenes de Papanicolaou periódicos.
Signos
de alerta
Debe sospecharse la presencia de cáncer de cuello uterino en las
circunstancias que se indican a continuación:
·
Anomalías en
el examen ginecológico.
·
Anomalías
graves en los frotis del cuello uterino.
·
Hemorragias o
sangrado que no se relacionan a la menstruación.
·
Hemorragia
después del coito.
La planificación del tratamiento implica un equipo multidisciplinar de
profesionales médicos con diferentes áreas de especialización. Esta reunión de
diferentes especialistas se denomina opinión multi- o interdisciplinar o
revisión por el comité de tumores. Estos profesionales analizarán la
planificación del tratamiento usando la información relevante procedente de las
exploraciones clínicas, por imágenes médicas y de laboratorio, así como
siguiendo los protocolos internacionales y los preceptos de la medicina basada
en la evidencia.
La duración y el tipo del tratamiento dependerá del estadio del cáncer
de cuello uterino, de las características del tumor y de los riesgos implicados.
BP
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