La audición es esencial para
la vida diaria, ya que permite a las personas detectar sonidos externos,
identificar posibles peligros y apreciar la música. Por desgracia, con el paso
del tiempo tendemos a dañar nuestra salud auditiva y nuestro sentido del oído
sin ser conscientes de ello, principalmente por estar expuestos a consejos
erróneos y engañosos que pueden tener graves repercusiones médicas. En este
artículo, expondremos algunas actividades ordinarias que pueden parecer
inofensivas, pero que pueden tener un drástico efecto perjudicial para la salud
de nuestros oídos y audición.
1. Uso de hisopos o
bastoncillos de algodón
Una práctica muy extendida
para limpiar los oídos consiste en utilizar hisopos o bastoncillos de algodón.
Suelen ser largos y finos, de madera o plástico y con algodón en ambos
extremos. Su forma fina facilita el acceso al conducto auditivo y permite
eliminar la cera o la suciedad. Por desgracia, esta solución tradicional no
sólo es ineficaz, sino también arriesgada. La calidad de los bastoncillos puede
ser poco fiable y los de madera pueden romperse y clavarse en el oído si no se
manipulan con precaución. Además, a veces no hay suficiente algodón y esto
puede provocar heridas visibles o microscópicas en el conducto auditivo, que pueden
causar infección, molestias e inflamación. El conducto auditivo tiene una forma
tal que puede eliminar el cerumen de forma natural por sí solo. Pero el uso de
hisopos de algodón puede empujar la cera más adentro, retrasando el proceso de
eliminación y pudiendo requerir ayuda médica. Para evitar dañar el tímpano, se
aconseja no introducir en el oído nada pequeño.
2. Usar un extractor de
cerumen en espiral
En los últimos tiempos han
aparecido en el mercado diversas técnicas novedosas para limpiar los oídos. Las
más destacadas son los aparatos eléctricos que eliminan el cerumen con la ayuda
de suaves espirales de silicona en la punta. A pesar de que los expertos en
publicidad afirman que estos artilugios son seguros y eficaces, su uso
incorrecto puede ser inseguro, similar a la utilización de un hisopo para los
oídos. Introducir cualquier elemento extraño en el conducto auditivo puede ser
perjudicial e incluso perforar el tímpano. Por otra parte, la electricidad que
alimenta esta herramienta hace que sea mucho más peligroso que un pinchazo en
el oído y puede causar una medida sustancial de daño.
3. Usar velas en tus oídos
En lugar de utilizar velas
para limpiar los oídos, se sugiere lavarlos. Este método consiste en encender
una vela e introducirla en el conducto auditivo con la esperanza de crear una
succión que extraiga la cera y la suciedad. Aunque puede ser eficaz, también es
arriesgado y puede causar quemaduras o daños en el conducto auditivo si la vela
gotea o se derrama en el interior. Además, este método requiere extrema
precaución y debe manipularse con cuidado debido a la presencia de fuego. Por
lo tanto, lavar los oídos es la opción recomendada.
4. Lavar los oídos
La limpieza de los oídos es
una técnica eficaz para eliminar el cerumen y la suciedad sobrantes del
conducto auditivo. Generalmente se realiza con un instrumento de succión. Ayuda
a eliminar la acumulación de secreciones espesas o densas en el oído externo.
Es importante ser consciente de que esta estrategia sólo tiene éxito cuando la
realiza un otorrinolaringólogo experto. Ten cuidado al tratar problemas
relacionados con el oído y no dejes que una persona inexperta se ocupe de
ellos; así evitarás daños graves en tu audición.
5. Usar gotas para los oídos
para ablandar el cerumen
Se supone que la mayoría de la
gente ha utilizado o ha oído hablar de las gotas para ablandar el cerumen, que
se anuncian como un método eficaz para eliminar el exceso de cera y ablandarla
para facilitar su extracción del conducto auditivo. Sin embargo, en la mayoría
de los casos, estas gotas son incapaces de proporcionar ningún alivio real de
los síntomas causados por un exceso de cerumen y no ayudan en la eliminación
efectiva de la misma. En su lugar, se limitan a transformar la cera de un
estado espeso y concentrado a una forma líquida, que puede resultar muy
incómoda para la persona que se encuentra en el conducto auditivo.
6. No asegurarte de que tus
oídos descansen
Si te encuentras a menudo en
ambientes ruidosos, ya sea en el trabajo, en el cine, en un bar o en un
espectáculo en directo, es necesario que tus oídos tengan un periodo de
‘rehabilitación’. Se trata de hacer una pausa de 5 a 10 minutos en un entorno
tranquilo para que los oídos descansen. Las investigaciones han establecido
que, por lo general, las personas necesitan una media de 16 horas de respiro
después de estar mucho tiempo en un entorno ruidoso.
7. Humedad en la cavidad del
oído
La parte media del oído
contiene tres huesecillos auditivos llamados martillo, yunque y estribo, y es
un compartimento lleno de aire. La humedad prolongada en esta región puede ser
perjudicial para el oído medio. Las bacterias también pueden invadir el
conducto auditivo externo, provocando inflamación y trastornos auditivos. Por
lo tanto, se recomienda secarte bien los oídos con un material suave, como un
pañuelo de papel o una toalla, después de bañarte o nadar. Esto puede hacerse
inclinando la cabeza hacia un lado, tirando suavemente del lóbulo de la oreja y
dejando que salga el agua retenida en el oído medio, para luego secarla con un
paño. Si el oído se humedece de forma persistente o notas una disminución de la
capacidad auditiva, lo mejor es buscar ayuda médica.
8. Estrés y falta de actividad
física
Esto es válido para nuestra
salud en general y para nuestros oídos en particular. Ejercicios
cardiovasculares como correr, caminar o montar en bicicleta pueden aumentar el
flujo sanguíneo a los oídos, ayudándoles a mantenerse en buen estado. Los
acúfenos (zumbidos en los oídos) pueden estar causados en gran medida por el
estrés, ya que la misma parte del cerebro que se encarga de la audición también
se encarga de las emociones. El agotamiento, el exceso de trabajo o el estrés
pueden interferir en el funcionamiento normal del oído y provocar acúfenos. Por
consiguiente, el ejercicio es esencial, ya que energiza la sangre y produce
endorfinas que reducen la tensión y el estrés mental. JQR
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