Mucho se ha escrito, incontables palabras, estudios,
investigaciones, para determinar la mejor forma de vivir de manera saludable
con la meta de garantizar una vida larga y libre de enfermedad. Lo cierto es
que tal vez no es tan complicado. En principio establecer un
calendario de actividades que realizas por el bien de tu salud: caminatas,
nadar, hacer un deporte, andar en bicicleta. Y tener conciencia de
tus signos vitales, cómo están tus números para el
colesterol, la presión arterial, el azúcar en sangre. Y la forma de cumplir con
esta parte es tener tu cita anual con tu médico de cabecera.
Los siguientes, son consejos extraídos de informes de
expertos, documentos oficiales, que te ayudarán a tener una hoja de ruta
para cuidar tu salud.
Es fácil permitir que nuestras vidas ocupadas, la
crianza de los hijos y las exigencias del trabajo tengan prioridad sobre la
atención a nuestra salud personal. Sin embargo, esto permite que los malos
hábitos diarios, como una mala alimentación o la falta de actividad física, se
acumulen y nuestra salud se resienta más adelante.
Algunos
pasos clave:
·
Recibir atención preventiva y
obtener información sobre las opciones de estilo de vida saludable.
·
Identificar y tratar
afecciones médicas comunes.
·
Realizar un examen físico
anual.
·
Evaluar la gravedad de un
problema médico.
·
Remitirte a los especialistas
médicos y del comportamiento cuando sea necesario.
El chequeo es muy importante. Es tu cita anual con tu
médico de cabecera. El momento en el que tienes más tiempo para hablar de tus
condiciones de salud, de tus preocupaciones, incluso de tus problemas, el
estrés, los niños, el trabajo... la vida.
Durante el chequeo anual, o examen físico anual, tu
médico te hará muchas preguntas acerca de tu historia médica, la de tu familia
e incluso acerca de tu vida sexual. Hablarán sobre los medicamentos que
tomas (o los que necesitas tomar), controlará tus signos vitales y te hará
recomendaciones.
La siguiente es una lista de las pruebas que tu médico
te hará, y de otras que tú deberías pedirle.
Presión arterial. Es
la presión que la sangre ejerce en el sistema circulatorio. Menos de 120 sobre
menos de 80 es un rango normal. Más de 130 por sobre más de 80 se considera
alta. Si esto último es tu caso, tu médico te explicará sobre la hipertensión y
cómo combatirla.
Ritmo cardíaco. El rango de valores que se considera normal es
entre 60 y 100 latidos por minuto. Si tu ritmo cardíaco está acelerado, por
encima de estos números, es posible que tu médico ordene un electrocardiograma.
Ritmo
respiratorio. Entre 12 y 16 respiraciones por minuto es un ritmo
normal para un adulto. Más de 20 pueden revelar algún problema cardíaco o
pulmonar.
Temperatura. El promedio normal es 98.6° F (37° C). Si es
superior puede ser señal que el organismo está luchando contra una infección.
Durante el chequeo anual, el médico también examinará:
Tu abdomen. Presionándolo y utilizando el estetoscopio para
detectar el tamaño del hígado y la presencia de fluidos.
Tu sistema neurológico. Viendo los reflejos (con ese pequeño martillo
con el que golpean suavemente en los tobillos).
Tu pulso. No
sólo en la muñeca sino también en las piernas y brazos. Seguramente aproveche
ese momento para observar si hay alguna malformación en las coyunturas.
Tu piel. Para ver si tienes algún lunar o mancha
sospechosa.
Tus pulmones y
corazón. Tu médico te auscultará el corazón en busca de sonidos
‘sospechosos’, y te pedirá que respires profundo y digas ‘ahhh’, para escuchar
tus pulmones.
Tu cuello. Te
lo palpará para confirmar que no hay ningún bulto en la zona de influencia de
la glándula tiroides.
En esta cita, también te tomará una muestra de sangre
y te pedirá una de orina, y ordenará un conteo completo de sangre para detectar
cambios en los niveles de colesterol malo y bueno, lípidos y azúcar, entre
otros.
Las pruebas médicas de detección son otro
componente clave del mantenimiento de la salud personal y la prevención de
enfermedades.
Por ejemplo, estudios recientes han descubierto que
un diagnóstico temprano del cáncer puede evitar entre el 26 y 32% de
las muertes por cáncer en mujeres, y entre el 18 y el 24% en los hombres en los
10 años siguientes al diagnóstico.
Estas pruebas, que incluyen la mamografía,
la colonoscopía y las pruebas de próstata, se realizan cada
determinado tiempo dependiendo del factor de riesgo
del paciente.
Si tienes un diagnóstico específico y necesitas tomar
medicamentos es muy importante que lo hagas tal cual indica la receta.
Un 50% de los fracasos terapéuticos ocurren debido a la falta de
adherencia a la medicación.
Además de las pruebas que los médicos, seguro pedirán,
hay otras que tal vez tú debas pedirle o recordarle. Aunque los Centros para el
Control y Prevención de Enfermedades (CDC) recomienda que la prueba de VIH forma parte de la atención médica de
rutina entre los 13 y los 64 años, pocos médicos toman la
iniciativa de sugerirla.
Si quieres hacerte la prueba de VIH, tal vez deberás
pedirla, pero no asumas que forma parte del análisis de sangre.
Lo mismo puede ocurrir con la vitamina D. Si has
tenido deficiencia de este nutriente o estás interesado en saber tu nivel de
esta vitamina, tal vez debas pedir la prueba.
Hay una tendencia hoy en día a incorporar más las
pruebas que pueden detectar depresión en estos chequeos de rutina. Para
los latinos esto muchas veces es un desafío porque se tiende a ocultar un
estado depresivo, o a confundirlo con ‘tristeza’.
No dudes en contarle al médico si tienes momentos en
los que esa supuesta ‘tristeza’ no puede controlarse, o no logras superarla. O
incluso si la idea del suicidio ha pasado por un segundo por tu mente.
Las causas de la depresión son una combinación de
genética, biología, medio ambiente y factores psicológicos. Aunque hay familias
en donde se presentan más casos de depresión, ésta condición puede presentarse
en cualquier persona, aún en aquéllas sin un historial familiar.
Las entidades de salud coinciden en que la depresión
está subdiagnosticada en toda la población en general, pero especialmente entre
la comunidad hispana. El Estudio
SOL (Study of Latinos), que realiza el seguimiento de 16.000
hispanos en cuatro áreas de los Estados Unidos desde hace años bajo el
liderazgo del Instituto Nacional de Sangre, Corazón y Pulmón, indica que
especialmente las mujeres de entre 45 y 64 años informan tener síntomas de
depresión.
El médico de atención primaria es el que conoce tu
historial de salud, y el que seguramente podrá guiarte para que tengas los
mejores tratamientos. HD
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