Yahvé ha sido
favorable
La persona del Bautista es muy atractiva por su función en la Historia de
nuestra salvación. Es un hombre enigmático desde el principio, pues su
concepción es el recurso del cual se vale el ángel para confirmar la presencia
de Dios que siempre favorece, que saca vida incluso de donde parece que sólo
hay infertilidad. El mismo Cristo afirmó de él sin rodeos, “es más que un
profeta” (cfr. Mt 11,9). Su nombre
anuncia la grandeza de lo que ha significado el bautista, “Yahvé fue
favorable”. Dios ha hecho sonar su voz con este profeta de fuego que ha sido el
final del antiguo testamento y el comienzo del nuevo, el poeta, la música, el
danzante de los nuevos tiempos.
¿Cómo era?
Papini lo describe de la siguiente manera: “solo, sin casa, sin tienda, sin
criados, sin nada suyo fuera de lo que llevaba encima. Envuelto en una piel de
camello, ceñido con un cinturón de cuero; alto, adusto, huesudo, quemado por el
sol, peludo el pecho, la cabellera larga cayéndole por las espaldas, la barba
cubriéndole casi el rostro… dejaba asomar sus dos pupilas relampagueantes e
hirientes, de su escondida boca brotaban las grandes palabras de maldición, su
alma quemaba por el deseo del reino, es el anunciador, el fuego”. Así de
grande, enigmático, sorprendente el hombre del cual el evangelio, es una vez
más, parco en detalles, nos dice solamente que vivió en el desierto hasta que
se presentó a Israel (cfr. Lc 1,80).
Todo él es un
signo cargado de símbolos
Su nombre es toda una profesión de fe en el Dios de la vida que siempre es
favorable. Su padre se desempeñaba como sacerdote, su madre era una anciana
estéril, la danza con la que recibe a Jesús cuando su madre recibe la visita de
María. La distancia que toma él del templo para escoger vivir en el desierto,
la manera de vivir, su dieta, sus atuendos, su actividad como bautista, su
mirada, su voz, sus palabras penetrantes, la tragedia de su muerte; todo es una
irrupción de Dios en el mundo, todo alerta que el reino de Dios está por
llegar. Todo crea el clima de misterio, él estaba dispuesto a marchar delante
de todos por el camino de la penitencia. En Juan el Bautista todo es mensaje,
palabra, misterio, presencia, y eso que él sólo era el amigo del novio, ¡qué
será, entonces, del novio!
Una luz que
anuncia otra luz
La vida pública de Jesús, comienza, precisamente, con su encuentro con el
Bautista, y es que, una luz siempre es anunciada por otra luz (Pablo D´Ors, Biografía de la luz), Juan
es grande por muchas cosas, Él nos recuerda la plenitud a la que hemos de aspirar
con el mismo deseo que a él lo hizo estallar en aspiraciones, él es quien nos
muestra el camino y las posibilidades para alcanzarlo, es quien nos recuerda la
importancia de estar listos, preparados, dispuestos al maestro, “Jesús, (la luz) no puede nacer en un corazón
donde no haya Juan (tierra, agua)”.
Juan es el harto del mundo que elige el estilo de vida alternativo. FOG
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