El
Alzheimer es una enfermedad que tiene un profundo impacto no sólo en las
personas que lo padecen, sino también en quienes los rodean. A muchas personas
les preocupa la posibilidad de desarrollar Alzheimer en sus últimos años. Por
eso los científicos se esfuerzan constantemente por lograr una comprensión más
profunda de la enfermedad y sus causas subyacentes. En un esfuerzo por arrojar
luz sobre este complejo tema, investigadores del proyecto ‘Memoria y
Envejecimiento’ de la Universidad RUSH de Chicago colaboraron con expertos del
Instituto de Investigación de la Facultad de Medicina Virginia Tech Carilion.
Juntos, realizaron pruebas para determinar qué nutrientes esenciales pueden
faltar en el cerebro de personas que padecen Alzheimer.
¿Qué
nutrientes faltan en el cerebro de los pacientes con Alzheimer?
El
estudio en cuestión se publicó a finales de junio de 2023. Para probar su
hipótesis, los científicos examinaron muestras de donaciones de cerebro de
personas mayores que padecían la enfermedad de Alzheimer, así como de personas
sanas. Separaron cuidadosamente la materia gris y la materia blanca del cerebro
y emplearon una técnica llamada HPLC (cromatografía líquida de alto rendimiento)
para extraer y analizar los nutrientes presentes en ellas. Los hallazgos
revelaron una diferencia significativa en los niveles de carotenoides entre
pacientes con Alzheimer e individuos sanos. Se descubrió que dos tipos
específicos de carotenoides, la luteína y la zeaxantina, eran notablemente más
bajos en el cerebro de los pacientes con Alzheimer. Estos carotenoides se
asocian comúnmente con la promoción de la salud ocular y se pueden encontrar en
abundancia en vegetales de hojas verdes como la col rizada y las espinacas, así
como en el brócoli, los frijoles, el maíz, los caquis y los huevos.
Además,
también se identificó que el retinol (una forma de vitamina A derivada de
animales) está reducido en los cerebros con Alzheimer. El retinol es esencial
no sólo para mantener una buena visión, sino también para apoyar la función del
sistema inmunológico y la salud general de la piel. Las fuentes alimenticias
ricas en retinol incluyen el hígado de res, las huevas de pescado y los
productos lácteos. Además de estas opciones, el cuerpo tiene la capacidad de
convertir el betacaroteno de fuentes vegetales en retinol. Algunas fuentes
recomendadas de betacaroteno incluyen zanahorias, batatas y calabazas. Otro
antioxidante importante es el licopeno, que da color a las frutas y verduras de
tono rojo. Los alimentos que contienen licopeno incluyen tomates, sandías,
guayabas y papayas. El alfa-tocoferol es la forma biológicamente más activa de
vitamina E. Actúa como un antioxidante que ayuda a proteger las células del
cuerpo del daño. Buenas fuentes de alfa-tocoferol incluyen nueces como
almendras y avellanas, semillas como las de girasol, aceites vegetales como el
aceite de girasol, espinacas, brócoli y aguacates.
¿Comer
estos alimentos me ayudará a protegerme del Alzheimer?
Ahora
abordemos si consumir estos alimentos puede reducir el riesgo de padecer la
enfermedad de Alzheimer. En resumen, según una investigación realizada por
científicos que estudiaron a participantes que siguieron la dieta MIND (una
dieta conocida por reducir el riesgo de Alzheimer y mejorar la cognición), es
probable que incorporar estos alimentos a la dieta pueda ayudar a reducir el
riesgo de Alzheimer. La dieta MIND enfatiza específicamente el consumo de
carotenoides, entre otras cosas, lo que hace que todos estos alimentos antes
mencionados sean opciones adecuadas para personas que buscan reducir su
susceptibilidad a esta enfermedad neurodegenerativa. Esta investigación
presenta hallazgos novedosos sobre la insuficiencia de antioxidantes vitales en
el cerebro de personas diagnosticadas con la enfermedad de Alzheimer. Estos
resultados se alinean con estudios previos realizados con una muestra de gran
tamaño, que han demostrado que las personas que siguen una dieta rica en
carotenoides o poseen niveles elevados de luteína y zeaxantina en el torrente
sanguíneo tienen un riesgo significativamente menor de desarrollar Alzheimer.
La profesora Caitlin Dorey, una de las autoras del estudio, afirmó: “Además,
postulamos que mantener una dieta rica en carotenoides no sólo promueve la
salud del cerebro durante la vejez sino también en cualquier etapa de la vida”.
Formas
adicionales de proteger nuestro cerebro de enfermedades degenerativas
Existen
múltiples estrategias disponibles para salvaguardar el cerebro frente a la
enfermedad de Alzheimer, más allá de simplemente seguir la dieta MIND. De
hecho, este plan dietético tiene importantes similitudes con la Dieta
Mediterránea, que también se recomienda para mantener la función cognitiva
óptima y la juventud. Sin embargo, es fundamental tener en cuenta que la
nutrición por sí sola no puede proteger contra esta afección. Para garantizar
una protección integral del cerebro, se deben emplear medidas en todos los
aspectos de la vida. Esto implica implementar diversas prácticas, como
participar en actividades de estimulación mental como rompecabezas o leer
libros; adoptar rutinas de ejercicio regulares que se ha demostrado que mejoran
la función cognitiva y disminuyen el riesgo de demencia; dormir lo suficiente,
ya que un descanso inadecuado puede afectar la memoria y la cognición;
gestionar los niveles de estrés mediante técnicas de relajación como la
meditación o el yoga; evitando fumar y el consumo excesivo de alcohol, ya que
pueden afectar negativamente la salud del cerebro. La incorporación de estas
medidas preventivas en los hábitos diarios junto con opciones de nutrición
adecuadas garantiza un cuidado integral de nuestro cerebro a lo largo de
nuestra vida y, al mismo tiempo, minimiza la susceptibilidad a la enfermedad de
Alzheimer. Mantener un cuerpo activo es crucial para promover la salud del
cerebro y la función cognitiva. La actividad física estimula la circulación
sanguínea al cerebro y facilita la formación de conexiones neuronales. Además,
hacer ejercicio con regularidad ayuda a reducir el riesgo de enfermedades
crónicas que pueden contribuir al deterioro cognitivo. La salud del sistema
digestivo también está estrechamente relacionada con la salud del cerebro. Los
intestinos albergan ciertas bacterias que producen neurotransmisores esenciales
para el funcionamiento óptimo del cerebro. Estas bacterias también ayudan a
reducir la inflamación, que desempeña un papel importante en la
neurodegeneración tanto del cerebro como del cuerpo en general. La
incorporación de complementos alimenticios también puede favorecer la salud
cerebral. Los suplementos recomendados incluyen aceite de pescado, vitamina D3,
coenzima Q10 y fosfatidilserina. Sin embargo, se recomienda encarecidamente
consultar con un profesional médico antes de añadir estos suplementos a su
rutina. Para mantener una salud cerebral óptima, es importante limitar el
consumo de ciertos alimentos conocidos por sus posibles efectos inflamatorios
en el cuerpo y estrés oxidativo en el cerebro. Los ejemplos incluyen carnes rojas,
alimentos fritos, carbohidratos (por ejemplo, cereales refinados) y consumo
excesivo de azúcar.
En
conclusión
Priorizar
la actividad física y al mismo tiempo tener en cuenta la dieta son factores
cruciales para preservar la función cognitiva y prevenir enfermedades
neurodegenerativas. Es importante no retrasar la adopción de medidas, ya que
siempre es un buen momento para empezar. Modifica tus rutinas y presta especial
atención a lo que comes, para que tu cerebro reciba los nutrientes necesarios para
su funcionamiento a largo plazo. Toma todas las medidas posibles para
protegerte contra la enfermedad de Alzheimer, ya que esta enfermedad
tiene el potencial de devastar tanto tu propia vida como la de tus seres
queridos. Recuerda que posees la capacidad de prevenir o al menos posponer
su aparición; esta responsabilidad está en tus manos. JQR
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