miércoles, 21 de febrero de 2024

Camino para el arrepentimiento…

Oración para pedir arrepentimiento
¡Mírame Oh mi amado y buen Jesús! Que postrado en tu santísima presencia, te ruego, con el mayor fervor, imprimas en mi corazón los más vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor de mis pecados y propósito firmísimo de enmendarme; mientras que yo, con todo el amor y con toda la compasión de mi alma, voy considerando tus cinco llagas, teniendo presente lo que de tí oh buen Jesús dijo el santo profeta David: “Han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos”.

Los tres viajes que hay que hacer para conseguir contrición o arrepentimiento

a) Uno al Calvario y recordar todo lo que Jesús sufrió por nosotros (leamos por ej. El Cap.27 de S. Mateo). Esto ayuda mucho a arrepentirse de los pecados pues ellos fueron los que crucificaron a Jesús.
b) Ir con la imaginación al Cielo y pensar en las alegrías y felicidad que allá nos esperan. Pero pensar: todo eso lo perderé si sigo pecando. Este pensamiento lleva a aborrecer el pecado.
c) Ir con la imaginación al Infierno. “los malos tendrán castigo eterno” (Mateo 25, 46) y pensar que allá podemos ir también nosotros si no abandonamos nuestros pecados y malas costumbres. A millones de personas los ha salvado esto y los ha alejado de sus pecados.
Hagamos pues estos tres viajes con la imaginación: veremos el buen resultado. En el examen de conciencia no nos examinemos únicamente del mal que hemos hecho. Sino también del bien que pudimos hacer y no hicimos, que son los pecados de omisión.
Hay personas que no matan ni roban pero que se pasan los días sin hacer favores. El rico Epulón del evangelio no se fue al infierno por ser asesino ni ladrón sino por haber podido ayudar a Lázaro y no haberle querido ayudar.
P. Eliécer Sálesman. Cómo hacer una buena confesión.
Quien vive en pecado grave es muy fácil que se condene por tres razones:
1) Porque después es muy posible que le falte la voluntad de confesarse, como le falta ahora.
2) Porque, aun suponiendo que no le falte esta voluntad, es posible que le sorprenda la muerte sin tiempo para confesarse.
3) Finalmente, quien descuida la confesión, y va amontonando pecados y pecados, cada vez encontrará más dificultades para romper.
Un hilo se rompe mucho mejor que una madeja. Para arrepentirse sería entonces necesario un golpe de gracia prodigioso; y esta gracia sobreabundante Dios no suele concederla a quien se obstina en el mal. Jesucristo se lo advierte así a los que quieren jugar con Dios: «Me buscaréis y no me encontraréis, y moriréis en vuestro pecado» JL

No hay comentarios.:

Publicar un comentario