Cristo te forma desde el corazón. Y lo hace en la
calle, no en vitrinas. No espera que llegues limpio, sino que no te detengas. No
busca santos sin grietas, sino almas que se dejen abrazar en medio del polvo.
En la ciudad, Cristo camina entre quienes tropiezan
pero se levantan. Está con el que duda pero sigue, con la que llora en silencio
pero no se rinde, con quien carga heridas pero aún elige amar.
Él no enseña desde el miedo, ni moldea desde la
culpa. Forma con ternura, acompaña con paciencia, y reconstruye desde la
confianza.
Porque en esta ciudad que juzga rápido y olvida
lento, Cristo no cancela. Cristo espera. Y te susurra en cada esquina: “No
seas perfecto... sé real. No te rindas... sigue creciendo”. RM
No hay comentarios.:
Publicar un comentario