Juan Bautista Turpín du Comier y compañeros, Beatos
Mártires, 21 de Enero
Martirologio Romano: En
la ciudad de Laval, en Francia, beatos presbíteros Juan Bautista Turpín du
Comier y otros trece compañeros, mártires, que, por su constante fidelidad a la
Iglesia católica, fueron degollados durante la Revolución Francesa (1794).
Sus compañeros: beatos
Juan Bautista Triquerie, de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales, Juan
María Gallot, José Pellé, Renato Luis Ambroise, Julián Francisco Morvin de la
Gérardière, Francisco Duchesne, Jacobo André, Andrés Dudiou, Luis Gastineau,
Francisco Migoret Lambardière, Julián Moulé, Agustín Manuel Philippot y Pedro
Thomas.
Fecha de
beatificación: 19 de
junio de 1955 por el Papa Pío XII.
El 19 de junio de 1955,
el Papa Pío XII beatificó a los 19 mártires ejecutados durante la revolución
francesa en el departamento de la Mayenne, región que pertenecía entonces a la
diócesis de Mans. El más notable de todos fue Juan Bautista Turpín du Comier.
Nacido en Laval el 8 de septiembre de 1732, ordenado sacerdote en 1756,
bachiller en teología por la Universidad de Anvers, después de varios
ministerios fue nombrado, en 1783, párroco de la Trinidad de Laval (la catedral
actual). Juan había rehusado prestar el juramento de supremacía; sus vicarios y
muchos otros sacerdotes debían a su ejemplo y a sus consejos su firmeza ante la
persecución. Habiéndose hecho sospechoso a las autoridades, fue encerrado en el
antiguo convento de Cordéliers, desde el 20 de julio de 1772. En la Patience
utilizó toda su influencia y su prestigio para alentar a sus hermanos. Fue
considerado como el jefe, tanto por ellos como por sus carceleros. Los meses
pasaron largos y monótonos. En octubre, el ejército de la Vendée, que había
atravesado el Loira, se aproximaba a Laval. Asustadas las autoridades
republicanas, evacuaron a Rambouillet a todos sus prisioneros, excepto a los 14
sacerdotes, a quienes se consideraba incapaces de soportar este desplazamiento.
Los revolucionarios entraron a la ciudad y liberaron también a los “buenos
sacerdotes”. No mucho tiempo después, la armada republicana volvió a tomar el
puesto, los revolucionarios fueron expulsados y, apenas repuestas en su lugar,
las autoridades del departamento obligaron a los sacerdotes a volver a entrar
en la Patience.
El tribunal
revolucionario de Laval quería vengarse de los fracasos sufridos por las ideas
nuevas en el departamento. El 21 de enero de 1794, hacia las 8 de la mañana,
los 14 sacerdotes fueron conducidos al tribunal, junto con algunos otros sospechosos.
Juan Bautista Turpín du Comier fue el primero en ser interrogado:
Juan Bautista Turpín du Comier fue el primero en ser interrogado:
-¿Has prestado el
juramento de soberanía exigido por la ley?
-No.
-¿Por qué no lo has
prestado?
-Porque ataca mi
religión y va contra mi conciencia.
-¿Has ejercido tu
ministerio desde que te rehusaste a prestar el juramento y has celebrado la
misa?
-Sí.
-¿Has aconsejado a tus sacerdotes, en la conversación o en la confesión, a que no lo presten?
-¿Has aconsejado a tus sacerdotes, en la conversación o en la confesión, a que no lo presten?
-Ciudadano, cuando
se nos exigió el juramento, nos reunimos y, después de haber discutido sobre el
asunto, nos dimos cuenta de que nuestra conciencia no nos lo permitiría de
ninguna manera.
-Pero este juramento
no es otra cosa que obedecer la ley. ¿Dónde han tenido esa reunión?
-En la sala del
presbiterio, lugar ordinario de las deliberaciones eclesiásticas, con el
permiso del ciudadano Enjubault Boessay de la Roche.
-¿Entonces, has sido
tú quien ha impedido a los sacerdotes prestar el juramento? ¿Quieres prestar
hoy el juramento de libertad e igualdad?
-Ni ahora, ni
después; siempre se oponen a la ley de Dios.
Desde su
promulgación, el juramento de libertad e igualdad levantó entre los sacerdotes
fieles al Papa largas polémicas. Es necesario reconocer que las
interpretaciones dadas, le hicieron a veces aceptable, a veces imposible. En
Laval, el padre Gallot, a quien se interrogó en segundo lugar, recibió una
respuesta que resolvía todas las dudas. El fiscal le preguntó:
-¿Has prestado el juramento de libertad e igualdad?
-¿Has prestado el juramento de libertad e igualdad?
-Ser fiel a la
república, no profesar ninguna religión, ni aun la católica.
Después de haber
sido interrogados todos los sacerdotes en forma semejante, y convencido el
tribunal de su firmeza en la fe, finalmente el fiscal pidió contra los catorce
sacerdotes: “exijo que todos sufran la pena de muerte y que Turpín du Comier,
ex párroco de esta comunidad, sea ejecutado el último por haber fanatizado a su
clero”.
Los sacerdotes se
confesaron mutuamente y prepararon a morir a los cinco rebeldes condenados a
ser guillotinados con ellos. Hacia medio día, fueron conducidos a la plaza del
palacio. Uno de los sacerdotes dijo a los curiosos: “Nosotros os hemos enseñado
a vivir, nosotros os mostraremos cómo morir”.
Fueron enterrados en
la Croix-Batalle. El 6 de agosto de 1816, sus cuerpos fueron exhumados y
depositados con honor en la iglesia de Avesnieres.
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