Hay personas a las que el cristianismo se les
presenta como una religión complicada y sobrecargada. No saben cómo expresarlo,
pero sienten la necesidad de redescubrir cuál es el núcleo elemental y básico
que les permita comprender mejor dónde está la novedad de la fe cristiana. De
ahí el interés excepcional de esos breves versículos en los que el evangelio
más antiguo nos ofrece el primer resumen que se formuló de la predicación de
Jesús.
El
evangelista Marcos nos dice que todo lo que Jesús predicaba se puede
sintetizar en esto: Jesús proclamaba «la Buena Noticia de Dios» Ahí está
la sustancia de todo su mensaje. Propiamente Jesús no enseñaba una doctrina ni
exponía una filosofía. Su originalidad está en anunciar la noticia de que Dios
es algo bueno para los hombres.
A
continuación, el evangelista nos resume esto en unas breves palabras que son
analizadas minuciosamente hoy por los mejores especialistas y exégetas: «El
tiempo se ha cumplido, está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed la Buena
Noticia» ¿Se puede explicar de manera sencilla y elemental este
mensaje?
«El
tiempo se ha cumplido» Comienza ahora algo nuevo y definitivo. Es lo
primero que afirma Jesús. No hay que esperar más. Ha llegado ya el momento
decisivo de revelar a los seres humanos algo importante. Algo que exige la
máxima atención.
«Está
cerca el Reino de Dios» Este es el gran acontecimiento. Dios quiere
intervenir en la vida de las personas. Y esto es lo mejor que nos podía
ocurrir. Porque este Dios no es como los falsos dioses, que llevan al egoísmo,
la injusticia y la mutua destrucción. Es un Dios Padre que quiere la vida, la
felicidad y la salvación de todos y cada uno de los hombres y mujeres porque él
los ha creado y los siente como hijos.
Nadie está
excluido, ni siquiera los pecadores. Cuando Dios reine plenamente, todo será al
revés. Los últimos serán los primeros. Las prostitutas irán por delante de los
que parecen santos. Y los pobres que ahora lloran y pasan hambre descubrirán
que Dios es bueno, sobre todo, para ellos, no porque son mejores, sino porque
Dios no puede reinar sin hacer justicia a los que nadie hace.
«Convertíos
y creed la Buena Noticia» Hay que cambiar. Esta noticia exige un giro
total. Hay que tomar otra postura. Entender a Dios de otra manera. Confiar
absolutamente en su bondad. Orientar nuestra vida según las exigencias de este
Dios que quiere lo mejor para todos.
Lo primero
es creer esta buena noticia. Acogerla con alegría. Creer en ese Dios revelado y
encarnado en Jesús. Creer en su amor increíble y sorprendente. Vivir con la
confianza absoluta de que nuestra salvación está en ese Dios. Ser cristiano es
dejarse impactar por el «misterio del Reino» (Mc 4, 11) y saber que tu
vida se está decidiendo en la postura que adoptas ante esa Buena Noticia
proclamada por Jesús. JAP
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