martes, 30 de abril de 2024

Cómo evitar enfermarse ante los cambios de temperatura…

Ventilar los espacios cerrados es fundamental para evitar la transmisión de virus y bacterias que causan enfermedades respiratorias.
Últimamente, el clima es una constante danza entre el calor y el frío, y con cada cambio, nuestro cuerpo se enfrenta a diferentes desafíos. Si bien es cierto que los días cálidos rara vez nos enferman, es en los días fríos en los que debemos estar más alertas.
Cuando las temperaturas comienzan a descender, al iniciarse el invierno, empieza lo que llamamos la temporada de las infecciones virales y bacterianas. Entonces, surge la pregunta: ¿cómo nos protegemos? La respuesta es simple: cuidándonos.
El descenso de la temperatura trae consigo dos fenómenos principales. El primero ocurre en nuestro entorno. Las personas tienden a permanecer más tiempo en espacios cerrados, lo que facilita la propagación de agentes infecciosos.
Si alguien en un ambiente cerrado está enfermo, los virus y bacterias se dispersan en el aire, aumentando el riesgo de contagio para todos. La solución a este problema es la ventilación. Es esencial abrir puertas y ventanas con regularidad para renovar el aire y reducir la concentración de patógenos.
El segundo fenómeno ocurre dentro de nuestro cuerpo. Con la caída de la temperatura, nuestro sistema inmunológico, específicamente los linfocitos, disminuyen su capacidad y resistencia. Esta inmunosupresión temporal nos hace más susceptibles a enfermedades.
Además, las bajas temperaturas afectan a las ‘cilias’, pequeños pelitos en nuestro sistema respiratorio que ayudan a expulsar el moco y las bacterias. Con el frío, su movimiento se ralentiza, lo que dificulta la limpieza del sistema respiratorio.
Por lo tanto, con la llegada del frío, no solo enfrentamos un ambiente cargado de gérmenes, sino también un sistema inmunológico debilitado temporalmente y un sistema respiratorio menos eficiente. Esto nos hace más propensos a enfermedades como la faringitis, laringitis, otitis, traqueítis, bronquitis e incluso neumonías.
En conclusión, es vital estar conscientes de estos cambios y tomar medidas preventivas. Ventile regularmente su hogar y oficina, abríguese adecuadamente y mantenga una buena higiene de manos para reducir el riesgo de contagio. Recuerde que, aunque no podemos controlar el clima, sí podemos controlar cómo respondemos a él.
Resumen
1- Climatización de la oficina
Mantener una temperatura agradable en la oficina puede generar conflicto entre los trabajadores. Todos tenemos sensaciones de frío o calor que pueden variar, por lo tanto lo recomendable es ponerse de acuerdo y encontrar el equilibrio. Asimismo, los expertos aseguran que la temperatura ideal para un lugar de trabajo es de 21 a 23 grados.
2- Ropa adecuada
En cuanto a la ropa que debemos usar para prevenir enfermedades por los cambios bruscos de temperatura, lo recomendable es no abrigarse extremadamente en lugares con calefacción. Es natural que utilicemos ropa abrigada para mantener nuestro cuerpo cálido y agradable, pero debemos procurar que el cambio de temperatura sea gradual cuando pasemos de un ambiente a otro.
3- Después de la ducha
El cambio de temperatura después de la ducha es otro momento en el que estamos vulnerables a un resfrío. Cuando salimos del baño debemos secarnos bien y vestirnos rápidamente. Es recomendable no salir inmediatamente a la calle y por ningún motivo dejar nuestro pelo mojado.
4- Después del deporte
Si eres de los que les gusta hacer deporte en invierno, recuerda que cuando entrenas tu cuerpo aumenta de temperatura. Es por esto que la recomendación es cubrirnos con más vestimenta luego de hacer actividad física para evitar descensos térmicos bruscos.
5- Calefacción
Los cambios de temperatura del frío al calor también nos puede generar una descompensación y debilitar nuestro sistema inmunológico. Por lo tanto, si queremos encender la calefacción cuando llegamos a nuestro hogar, debemos hacerlo gradualmente. También es preferible que escojamos artefactos que estén en buen estado y evitar estufas a leña o parafina, ya que liberan gases que pueden perjudicar nuestra salud.
6- Evitar lugares frecuentados
Dentro de lo posible es recomendable evitar lugares con poca ventilación como centros comerciales, hospitales o sitios muy frecuentados. Esto porque estamos más propensos a contagiarnos de algún virus o enfermedad. Además, no debemos olvidarnos de no abusar de las humidificaciones (aparatos que humedecen el aire).

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