The Humane Genome Project explica que
los genes son tan pequeños que ni siquiera son fáciles de ver bajo un
poderoso microscopio: son millones de veces más finos que un pelo.
Cada tipo de gen porta una característica —llamada en
la jerga médica traza— que heredamos, por ejemplo, si los dos padres tienen
ojos marrones, el hijo heredará la traza de ese color de ojos. Si la mamá tiene
pecas, el hijo seguramente las tendrá. Por eso las personas de una misma
familia se parecen: porque tienen una genética común.
Ese conjunto de genes se llama genoma. Y se heredan de
los padres, no son algo que se puede adquirir luego de nacer.
Los genes se encuentran en estructuras con forma de
spaghetti llamadas cromosomas. Cada persona tiene 23 pares de cromosomas: la
mitad aportados por la mamá y la otra mitad por el papá. Son en total 46.
Los cromosomas están compuestos de ADN y
funcionan ‘instruyendo’ a las moléculas llamadas proteínas.
Cada gen tiene un trabajo específico en la compleja
relojería que es un organismo humano, explica el Center for Genetics Education,
justamente instruyendo a la proteína para que construya los huesos de una
persona, para que esa persona se mantenga sana. Se estima que en un cuerpo
humano actúan hasta 300.000 proteínas.
Hay trastornos como la anemia, la hemofilia o la
fibrosis quística, y condiciones como el Síndrome de Down que ocurren
cuando faltan (o sobran) genes, o los genes se alteran. Por eso, los
científicos están estudiando un nuevo campo médico, el de la terapia genética,
para ver cómo los mismos genes pueden curar enfermedades. HD
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