La
vacuna está disponible desde la primavera. Se trata de una formulación que fue
aprobada por ANMAT y protege contra los 4 serotipos del virus del dengue.
La
Argentina sufrió en 2023 la peor epidemia de dengue. Se han reportado 121.486
casos autóctonos y 1.491 importados desde enero pasado, y 65 fallecidos.
Se
calcula que por cada paciente con síntomas (como fiebre, dolor en
articulaciones y dolor de cabeza), hay otras 3 personas que tuvieron dengue
asintomático. Por lo cual, la mayoría no son registrados en el sistema de
salud. Esto significa que las infecciones reales por esta enfermedad en
Argentina podrían haber superado los 360.000 casos si se contaran los
asintomáticos.
En
ese contexto de crecimiento del impacto del dengue desde el centro hacia el
norte del país, se espera la aplicación de una vacuna que ya fue aprobada por
la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica
(ANMAT) en abril pasado.
A
comienzos de agosto, el laboratorio Takeda desarrolló el inoculante y la vacuna
contra el dengue iba a estar disponible para su uso esta primavera. El
laboratorio japonés comenzó el proceso productivo hace meses y está trabajando
para acortar los tiempos de producción y distribución.
Los
mismos voceros del laboratorio precisaron que los vacunatorios privados tienen
a disposición el inoculante desde noviembre y que por ahora se está dialogando
con las autoridades sanitarias que deben definir si se incorpora para su
aplicación gratuita a grupos de riesgo.
La
vacuna es una herramienta para la prevención contra cualquiera de los cuatro
serotipos del virus del dengue. En base a los ensayos clínicos que evaluaron su
eficacia y seguridad, las dosis se pueden aplicar en personas a partir de los 4
años, con o sin antecedentes de dengue, y sin la necesidad de que se haga un
análisis de sangre confirmatorio previo.
El
esquema completo incluye dos dosis que deben aplicarse separadas por un
intervalo de 3 meses. La nueva vacuna está contraindicada en embarazadas y en
período de lactancia y en aquellos individuos inmunosuprimidos. Con relación a
los efectos adversos, los más frecuentes, aunque esporádicos, fueron dolor y
enrojecimiento en el lugar de la inyección, dolor de cabeza, dolor muscular, malestar
general y debilidad. En casos muy infrecuentes se puede presentar fiebre. Todos
estos efectos fueron pasajeros, según los estudios, y remitieron sin
inconvenientes.
“La
llegada de una nueva vacuna siempre abre una esperanza de prevenir una
enfermedad y, fundamentalmente, de poder prevenir el impacto más grave, sobre
todo aquellos casos que pueden requerir internaciones y poner en riesgo la
vida”, había afirmado el doctor Pablo Bonvehí, jefe de Infectología del
Hospital Universitario CEMIC.
Se
debe administrar por vía subcutánea, preferiblemente en la parte superior del
brazo. El desarrollo de la vacuna, a cargo del laboratorio Takeda, implicó
varios años de investigación y desarrollo. Eso permitió confirmar su seguridad
y eficacia, y que puede ser administrada independientemente de que la persona
haya tenido o no dengue previamente.
Bonvehí
aclaró: “Es importante mencionar que esta nueva vacuna va a ser una herramienta
fundamental en la prevención del dengue junto con las otras medidas que ya conocemos,
como las acciones dirigidas a evitar que el mosquito encuentre ámbitos
adecuados para reproducirse y aquellas que sirven para proteger a las personas
de las picaduras”.
En
el estudio clínico TIDES, que incluyó cerca de 20 mil participantes sanos de
zonas endémicas, con un seguimiento de 4,5 años, la vacuna demostró, con dos
dosis, reducir un 84% las hospitalizaciones por dengue y un 61% el riesgo de
dengue sintomático, con un muy buen perfil de seguridad.
El
programa clínico completo estuvo compuesto por 19 estudios si se incluyen los
que ya se han completado y los que siguen en curso y representa el relevamiento
más grande jamás realizado por el laboratorio para un producto farmacéutico en
sus dos siglos y medio de historia.
La
vacuna se basa en virus vivos atenuados. Fue desarrollada a partir del serotipo
2 del dengue, que proporciona la ‘columna vertebral’ genética para los cuatro
serotipos. Está diseñada para proteger contra los cuatro. En cuanto al
almacenamiento, requiere conservación en heladera a una temperatura de entre 2
y 8° centígrados.
El
dengue es una enfermedad viral que es transmitida por la picadura de mosquitos.
Hoy representa una importante amenaza para la salud pública mundial, con riesgo
de infección en más de 125 países, incluidos muchos de América Latina. Además,
el dengue grave se ha convertido en una de las principales causas de
hospitalización y muerte entre niños y adultos en algunos países de la región.
Según
Analía Urueña, directora del Centro de Estudios para la Prevención y Control de
Enfermedades Transmisibles de la Universidad Isalud, “la infección es causada
por cualquiera de los cuatro serotipos del virus del dengue, cada uno de los
cuales puede producir la fiebre del dengue o dengue grave. La infección por uno
de ellos no confiere protección contra los serotipos restantes. Esta vacuna es
tetravalente y demostró generar respuesta contra los cuatro serotipos”.
También
se saben detalles sobre su eficacia. “El estudio de la vacuna en el que se
realizó un seguimiento por 4,5 años demostró una eficacia en prevención de
dengue sintomático de 61% y en prevención de hospitalización por dengue de 84%.
Son cifras de eficacia muy contundentes”, resaltó Eduardo López, jefe del
Departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.
Más
allá de que exista una vacuna, las otras medidas siguen siendo eficaces y
necesarias. La médica Ángela Gentile, de la Sociedad Argentina de Pediatría y
miembro de la Comisión Nacional de Seguridad en Vacunas, insistió en que aun
cuando se disponga de una vacuna para su prevención, “de ninguna manera tenemos
que abandonar las medidas ya conocidas para evitar la proliferación del
mosquito vector, entre las cuales las más importantes son el descacharreo, la
eliminación de recipientes con agua estancada, además de las medidas para
evitar las picaduras, como el uso de repelente, ropa amplia que proteja brazos
y piernas, y la instalación de mosquiteros en los domicilios”.
Esta
vacuna -remarcó Gentile-, junto con todas estas medidas, nos ayudará a enfrentar
mejor este flagelo y reducir los contagios sintomáticos, los casos graves y las
hospitalizaciones”.
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