sábado, 29 de marzo de 2025

Me retiro en la Cuaresma... ¿De verdad?…

La Cuaresma es un tiempo privilegiado para encontrar a Dios en la oración, el ayuno y la limosna. También es un tiempo propicio para ejercitar la voluntad en el sacrificio diario del deber bien hecho, de elegir siempre lo correcto por encima del interés egoísta. O simplemente el elegir un bien mayor en vez de una resolución acomodaticia según lo que ‘yo creo que debería de ser’.
‘Sacrificio’, un concepto infravalorado, arrumbado y despreciado. Por sacrificio entendemos esas pequeñas renuncias o a veces no tan pequeñas, que nos cuestan y nos motivan a obtener un bien mayor para mí o para los demás, o para ambos: como padre de familia, me levanto un poco más temprano para preparar un rico desayuno para mis hijos. Eso cuesta un pequeño sacrificio. Como hijo, ayudar a lavar los platos para que alguien más descanse. Eso cuesta un pequeño sacrificio.
Durante la Cuaresma se suele escuchar y leer, sobre todo en las redes sociales, que algunos ‘se retiran de las redes sociales’ porque es una distracción que quieren evitar, porque ‘la Cuaresma lo exige’, porque es superficial. Llegué a escuchar de un sacerdote que, en su homilía, criticaba a los jóvenes porque el Miércoles de Ceniza subían a las redes su foto con la ceniza en la frente, que porque ‘tu Padre que ve lo escondido...’, y los pobres jóvenes ‘ya no recibirían recompensa’. La intención de la ceniza no es recibir recompensa alguna…, y ¡qué bueno que estos jóvenes hicieron tendencia la ceniza en las redes!
Creo y hasta sostengo que es exactamente todo lo contrario a lo que piensan algunos sobre la Cuaresma. La posibilidad de evangelización y catequesis durante estos cuarenta días es exponencial. En vez de recluirse, quienes ‘se retiran por amor a Dios’ porque se distraen, deberían inundar las redes evangelizando, por amor a Dios. Historias, reels, posts, videos... cuarenta días para evangelizar de mil formas, con la iniciativa que caracteriza a quienes llevan el fuego del Espíritu en su corazón.
Esto también implica un sacrificio, diría yo incluso mayor. Un sacrificio por amor a Dios, primero de hacer a un lado esa idea de que las redes son una distracción. Lo son si durante estos cuarenta días no las usamos con un fin en mente y el fin que se busca es un fin evangelizador, un fin que busca transmitir un mensaje (de Cuaresma). Dios me ofrece cuarenta días para acercar, exponencialmente, a todos mis contactos a tener un momento de reflexión, a presentarles una alternativa más cristiana ante el bombardeo que reciben y recibirán de todas maneras de todas partes y de todo tipo durante la Cuaresma.
Y hay que tener presente que, quienes ‘se retiran durante la Cuaresma’ abren la puerta a un sinfín de mensajes no cristianos que inundarán las redes de todos modos de parte de otras personas. Mis contactos, familiares y amigos tendrán en sus muros todo tipo de mensajes, menos el mío: el mensaje cristiano para la Cuaresma. ¿Qué tipo de apóstol hace eso?
Una cosa no está peleada con la otra. Si recibes la ceniza, da testimonio en tus redes; si haces un retiro, ofrece una breve reflexión en tus historias de lo importante que es hacer un retiro durante la Cuaresma. Si vas de misiones, comparte tus fotos. Uno no se retira del mundo para ser ajeno al mundo en el que nos toca vivir. Y más aún en estos años en que la dictadura del relativismo bombardea por todos lados a tiempo y a destiempo. ¿Qué hago yo para ser sal y luz de la tierra? ¿Qué hago para sembrar la semilla del Reino principalmente en la Cuaresma? Orar y evangelizar nunca están en contradicción. Ora et labora. Contemplativo y evangelizador. Nunca mejor dicho que en tiempo de Cuaresma. Cn

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