La Cuaresma es
un tiempo privilegiado para encontrar a Dios en la oración, el ayuno y la
limosna. También es un tiempo propicio para ejercitar la voluntad en el
sacrificio diario del deber bien hecho, de elegir siempre lo correcto por
encima del interés egoísta. O simplemente el elegir un bien mayor en vez de una
resolución acomodaticia según lo que ‘yo creo que debería de ser’.
‘Sacrificio’,
un concepto infravalorado, arrumbado y despreciado. Por sacrificio entendemos
esas pequeñas renuncias o a veces no tan pequeñas, que nos cuestan y nos
motivan a obtener un bien mayor para mí o para los demás, o para ambos: como
padre de familia, me levanto un poco más temprano para preparar un rico
desayuno para mis hijos. Eso cuesta un pequeño sacrificio. Como hijo, ayudar a
lavar los platos para que alguien más descanse. Eso cuesta un pequeño
sacrificio.
Durante la
Cuaresma se suele escuchar y leer, sobre todo en las redes sociales, que
algunos ‘se retiran de las redes sociales’ porque es una distracción que
quieren evitar, porque ‘la Cuaresma lo exige’, porque es superficial. Llegué a
escuchar de un sacerdote que, en su homilía, criticaba a los jóvenes porque el
Miércoles de Ceniza subían a las redes su foto con la ceniza en la frente, que
porque ‘tu Padre que ve lo escondido...’, y los pobres jóvenes ‘ya no
recibirían recompensa’. La intención de la ceniza no es recibir recompensa
alguna…, y ¡qué bueno que estos jóvenes hicieron tendencia la ceniza en las
redes!
Creo y hasta
sostengo que es exactamente todo lo contrario a lo que piensan algunos sobre la
Cuaresma. La posibilidad de evangelización y catequesis durante estos cuarenta
días es exponencial. En vez de recluirse, quienes ‘se retiran por amor a Dios’
porque se distraen, deberían inundar las redes evangelizando, por amor a Dios.
Historias, reels, posts, videos... cuarenta días para evangelizar de mil
formas, con la iniciativa que caracteriza a quienes llevan el fuego del
Espíritu en su corazón.
Esto también
implica un sacrificio, diría yo incluso mayor. Un sacrificio por amor a Dios,
primero de hacer a un lado esa idea de que las redes son una distracción. Lo
son si durante estos cuarenta días no las usamos con un fin en mente y el fin
que se busca es un fin evangelizador, un fin que busca transmitir un mensaje
(de Cuaresma). Dios me ofrece cuarenta días para acercar, exponencialmente, a
todos mis contactos a tener un momento de reflexión, a presentarles una
alternativa más cristiana ante el bombardeo que reciben y recibirán de todas
maneras de todas partes y de todo tipo durante la Cuaresma.
Y hay que tener
presente que, quienes ‘se retiran durante la Cuaresma’ abren la puerta a un
sinfín de mensajes no cristianos que inundarán las redes de todos modos de
parte de otras personas. Mis contactos, familiares y amigos tendrán en sus
muros todo tipo de mensajes, menos el mío: el mensaje cristiano para la
Cuaresma. ¿Qué tipo de apóstol hace eso?
Una cosa no
está peleada con la otra. Si recibes la ceniza, da testimonio en tus redes; si
haces un retiro, ofrece una breve reflexión en tus historias de lo importante
que es hacer un retiro durante la Cuaresma. Si vas de misiones, comparte tus
fotos. Uno no se retira del mundo para ser ajeno al mundo en el que nos toca
vivir. Y más aún en estos años en que la dictadura del relativismo bombardea
por todos lados a tiempo y a destiempo. ¿Qué hago yo para ser sal y luz de la
tierra? ¿Qué hago para sembrar la semilla del Reino principalmente en la
Cuaresma? Orar y evangelizar nunca están en contradicción. Ora
et labora. Contemplativo y evangelizador. Nunca mejor dicho que en tiempo de
Cuaresma. Cn
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