Una investigación de la
Universidad de Queensland (Australia) ha puesto de manifiesto la necesidad de
contar con servicios de apoyo especializados para ayudar a las personas con
demencia de inicio temprano a hacer frente a dejar de conducir. La investigación
fue publicada en BMC Geriatrics.
La Dra. Theresa Scott, de la
Facultad de Psicología de la UQ, revisó las experiencias de 248 participantes
en 10 estudios de países como Australia, Reino Unido, Estados Unidos, Suecia e
Italia. “Los participantes del estudio habían sido diagnosticados con demencia
antes de los 65 años, y aproximadamente el 60% eran hombres”, dijo la Dra.
Scott.
“Se informaron algunas
experiencias comunes cuando los participantes tuvieron que dejar de conducir,
incluida una pérdida de independencia, cambios en la dinámica familiar,
amenazas a la identidad propia, sentimientos de aislamiento, movilidad
reducida, dificultad para aceptar su diagnóstico y dolor”, expresó.
“Las personas mayores con
demencia se enfrentan a problemas similares cuando tienen que dejar de
conducir, pero las circunstancias de las personas con demencia de inicio
temprano son únicas, por lo que se necesita un apoyo más personalizado”,
agregó.
La Dra. Scott dijo que la
falta de perspicacia y la impulsividad son comunes en las formas de demencia
que surgen en la mediana edad y plantean riesgos importantes para la seguridad
al conducir. “Esta falta de información puede dificultar que las personas
entiendan por qué necesitan dejar de conducir, lo que genera conflictos y desafíos
adicionales para los familiares o los cuidadores”, dijo.
“Las personas más jóvenes con
demencia también se enfrentan a la tensión añadida de las responsabilidades
profesionales, familiares y financieras que pueden tener un mayor impacto en la
familia que en las personas mayores con demencia”, agregó.
Casi 29.000 australianos viven
actualmente con demencia de inicio temprano, y se prevé que la cifra aumente a
más de 41.000 para 2054.
La Dra. Scott dijo que el
desarrollo de nuevos programas para la transición de la conducción mejorará la
calidad de vida de esta población en crecimiento. “No hay un apoyo adecuado
después del diagnóstico y la conducción para las personas con demencia de
inicio temprano y sus familias”, afirmó.
“Actualmente solo hay
programas generales disponibles, como herramientas para la toma de decisiones
para dejar de conducir, e intervenciones para la jubilación de las personas
mayores. Pero este grupo más joven requiere programas psicosociales apropiados
para su edad que incluyan apoyo educativo, emocional y práctico adaptado a sus
desafíos únicos. Esperamos obtener fondos para adaptar e implementar la
intervención para dejar de conducir de UQ diseñada para personas mayores con
demencia, para adaptarse a aquellos con demencia de inicio temprano”, sostuvo
la Dra. Scott.
“También tenemos como objetivo
desarrollar una prueba de seguridad al conducir basada en video y recursos para
que los proveedores de atención primaria evalúen la aptitud para conducir de
las personas diagnosticadas con demencia de inicio temprano”, concluyó. BP
No hay comentarios.:
Publicar un comentario