lunes, 25 de agosto de 2025

El arte del perdón, amar hasta el final…

Editorial reflexión teológica + aplicación práctica.
En la Audiencia General del 20 de agosto, el Papa León XIV ofreció una catequesis profundamente humana y evangélica sobre el arte del perdón. Para explicarlo, llevó a los fieles a uno de los momentos más intensos del Evangelio: la Última Cena. Allí, mientras la traición ya estaba en marcha, Jesús tomó un trozo de pan y lo ofreció a Judas, el mismo que estaba a punto de entregarlo.
A primera vista, podría parecer un gesto insignificante, casi rutinario en el marco de una cena. Pero en realidad, como subrayó el Papa, es un acto cargado de sentido: “Amar significa dejar libre al otro, incluso para traicionar”. El perdón de Cristo no niega la verdad del mal, pero le impide generar más mal.
El perdón que libera
Jesús no se engaña, no desconoce lo que está sucediendo. Con claridad sabe lo que hay en el corazón de Judas. Y, aun así, en lugar de retirarse, acusar o defenderse, elige amar hasta el final. Lava los pies de sus discípulos, comparte la mesa y, en el momento más doloroso, ofrece pan a quien lo traiciona.
El Papa explicó que este gesto es más que un signo de hospitalidad: es el último intento del amor de no rendirse. Así nos muestra que el verdadero perdón no espera el arrepentimiento, sino que se ofrece primero, como un don gratuito. No se trata de justificar el mal, sino de impedir que el mal tenga la última palabra.
“Ese bocado es nuestra salvación”, señaló León XIV. Porque nos dice que Dios lo hace todo, absolutamente todo, para alcanzarnos, incluso cuando lo rechazamos.
El perdón como fuerza y no como debilidad
En una cultura donde con frecuencia se piensa que perdonar es ser débil o ingenuo, el Papa recordó que el perdón es una fuerza activa, capaz de cortar de raíz la cadena del resentimiento y abrir un futuro nuevo.
Perdonar no significa olvidar lo sucedido ni decir que nada pasó. Significa renunciar a que el rencor dicte el rumbo de nuestra vida. Significa transformar la herida en un espacio donde la luz puede entrar. Y es allí donde el perdón se convierte en esperanza.
Del Evangelio a la vida cotidiana
El mensaje no se queda en lo teórico ni en lo litúrgico. Es una invitación práctica para nuestras relaciones cotidianas. “Hoy en día —recordó León XIV— tantas relaciones se rompen, tantas historias se complican, cuántas palabras no dichas quedan en el aire”.
¿Cuántas veces, frente a una traición, una ofensa o un abandono, la reacción inmediata es cerrarnos, protegernos o devolver el golpe? Jesús nos enseña un camino distinto: ofrecer el pan incluso a quien nos da la espalda.
Esto no anula la herida ni el dolor, pero nos permite impedir que el odio y el rencor decidan nuestro futuro. El perdón libera, en primer lugar, al que lo concede: disuelve la amargura, devuelve la paz y abre espacio para que el bien vuelva a florecer.
Cómo vivir el perdón en la vida diaria
El Papa León XIV invitó a todos los fieles a poner en práctica este perdón activo y liberador. Estas son algunas formas concretas:
·        Ofrecer el perdón de manera gratuita: No esperar a que los demás cambien, sino dar el primer paso, siguiendo el ejemplo de Jesús.
·        Romper la cadena del resentimiento: Renunciar a la venganza y al rencor que esclavizan el corazón.
·        Ver el perdón como fuerza y no debilidad: Reconocer que libera tanto al que lo concede como al que lo recibe.
·        Practicar gestos de reconciliación: Buscar el diálogo, tender la mano, cultivar empatía en la familia, el trabajo y la comunidad.
·        Orar por quienes nos han ofendido: Pedir la gracia de perdonar desde el corazón y responder con amor incluso en lo difícil.
·        Ser constructores de paz: Promover la armonía y el entendimiento en todos los espacios donde vivimos.
Conclusión
El Papa León XIV nos invita a pedir “la gracia de saber perdonar, incluso cuando nos sentimos incomprendidos o abandonados”. Amar hasta el final, como Cristo en la Última Cena, significa creer que incluso la libertad herida del otro puede ser rescatada por la luz del bien.
El perdón cristiano no es ingenuidad, sino un acto de fe valiente y una decisión de esperanza. Nos devuelve a nosotros mismos, rompe la lógica del resentimiento y abre el corazón a la paz.
En palabras del Papa: “Jesús, con el sencillo gesto de ofrecer el pan, muestra que toda traición puede convertirse en una oportunidad de salvación, si se elige espacio para un amor más grande”. RM

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