domingo, 31 de agosto de 2025

La Oración Dominical - 31 de Agosto…

Ofrecemos estos breves puntos con la intención de que puedan servir para la meditación individual o comunitaria. Son tomados de las lecturas y de las oraciones de la misa del domingo 31 de agosto de 2025.
Se dividen en tres partes: lo que Dios nos dice (con un comentario que nos puede ayudar a comprender el Evangelio); lo que nosotros podemos decirle a Él como respuesta; y de qué modo podemos llevarlo a la vida cotidiana. Dios quiera que ayuden a muchos a dedicarle, cada domingo, un tiempo especial a Dios, nuestro Señor.
Dios nos habla
                  “Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola: «Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: “Déjale el sitio”, y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar. Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: “Amigo, acércate más”, y así quedarás bien delante de todos los invitados. Porque todo el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado». Después dijo al que lo había invitado: «Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!»” (Lc 14, 1. 7-14).
                  “Hijo mío, realiza tus obras con modestia y serás amado por los que agradan a Dios. Cuanto más grande seas, más humilde debes ser, y así obtendrás el favor del Señor, porque el poder del Señor es grande y Él es glorificado por los humildes. No hay remedio para el mal del orgulloso, porque una planta maligna ha echado raíces en él. El corazón inteligente medita los proverbios y el sabio desea tener un oído atento” (Eclo 3, 17-18. 20. 28-29).
Reflexión
“Todas estas virtudes se encuentran, y plenamente, en Cristo, en el que el bien no se halla parcialmente, sino en toda su plenitud. En su nacimiento resplandece la humildad, al despojarse de su rango y tomar la condición de esclavo, pasando por uno de tantos; en la sumisión a sus padres, la obediencia, cuando, dando de mano a sus intereses, bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Y en su doctrina fue respetuoso de la justicia, diciendo: Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
En la pasión dio pruebas de paciencia, pues ofreció su espalda a los que lo flagelaban, las mejillas a los salivazos, la cabeza a las espinas, la mano a la caña. Y, sin embargo, en todas estas situaciones —como dice el profeta— no gritará, no clamará, no voceará por las calles, pues como un cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Experimentaron ciertamente su misericordia los ciegos a quienes devolvió la vista, los leprosos que quedaron limpios, los muertos a quienes resucitó y, sobre todo, la adúltera a quien absolvió, la mujer pecadora a la que acogió, el paralítico cuyos pecados perdonó” (Beato Elredo de Rievaulx, Sermón en la anunciación del Señor).
Nosotros le hablamos
                  “Ten piedad de mí, Señor, porque te invoco todo el día. Tú, Señor, eres bueno e indulgente, rico en misericordia con aquellos que te invocan” (Antífona de entrada).
                  Dios todopoderoso, de quien procede todo bien perfecto, infunde en nuestros corazones el amor de tu nombre, para que, haciendo más religiosa nuestra vida, acrecientes en nosotros lo que es bueno y lo conserves constantemente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos” (Oración Colecta).
Nuestra vida cambia
                  ¿Cómo puedo practicar en mi vida cotidiana la virtud de la humildad?
                  ¿Y cómo la caridad desinteresada?

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