Casi 300 nuevas variantes
genéticas se han relacionado con la depresión, según un nuevo estudio que
incluyó una amplia muestra de casi 5 millones de personas. El equipo
internacional, dirigido por investigadores de la Universidad de Edimburgo y el
King's College de Londres, analizó los datos genéticos de 680.000 personas con
depresión y 4 millones sin depresión de 29 países.
Este tipo de estudio examina
el ADN y los marcadores genéticos de las personas para ver si las variantes
genéticas están relacionadas con un rasgo o enfermedad concretos, en este caso,
la depresión.
Los investigadores hallaron
697 variaciones genéticas, o diferencias en las secuencias de los genes, 293 de
las cuales eran nuevos descubrimientos. El estudio relacionó 308 genes
específicos con un mayor riesgo de depresión, según los resultados publicados
esta semana en la revista ‘Cell’.
Los genes asociados estaban
relacionados con neuronas, un tipo de célula cerebral, que se encuentran en
zonas como la amígdala y el hipocampo. “La depresión es un trastorno muy
prevalente y aún nos queda mucho por aprender sobre sus bases biológicas”,
afirmó en un comunicado Cathryn Lewis, catedrática de Epidemiología Genética y
Estadística del King's College de Londres y codirectora del estudio.
“Estos resultados demuestran
que la depresión es altamente poligénica y abren vías para traducir estos
hallazgos en una mejor atención a las personas con depresión”, añadió. Los
autores del estudio señalaron que 1 de cada 4 participantes era de origen no
europeo, lo que representa una representación diversa. Aunque la genética es un
factor en la depresión, también puede depender en gran medida de factores
sociales y psicológicos.
Entre los factores de riesgo
de la depresión también se encuentran los acontecimientos traumáticos o
estresantes, los antecedentes de otros trastornos mentales y el abuso de
sustancias, según el centro médico estadounidense Mayo Clinic.
El Dr. Jacob Crouse,
investigador principal del Centro del Cerebro y la Mente de la Universidad de
Sydney, que no participó en el estudio, declaró a ‘Euronews Health’ en un
correo electrónico que el estudio era “un testimonio emocionante e inspirador
del poder de la colaboración mundial. En última instancia, estos descubrimientos
demuestran claramente que la ‘depresión’ es una familia de trastornos muy
complejos (no una sola enfermedad) que pueden estar causados por muchos
procesos diferentes que van mal en distintos momentos de la vida”, añadió.
Una mejor comprensión de la
depresión
“Muchos investigadores y médicos
están entusiasmados con la posibilidad de utilizar en la clínica ‘puntuaciones
de riesgo poligénico’, que son una agregación del riesgo genético molecular de
un individuo para una afección determinada (o un conjunto de afecciones)”,
añadió el Dr. Crouse.
Este tipo de herramienta
predictiva, en el contexto de las clínicas de salud mental para jóvenes, por
ejemplo, podría ayudar a saber si una persona “está en el camino hacia un tipo
grave de afección mental”. Sin embargo, la investigación aún no ha llegado a
ese punto y subrayó que “el riesgo genético no es determinista”. En ese
sentido, “alguien puede tener un riesgo genético muy alto de sufrir un
trastorno depresivo, pero no desarrollarlo por razones complejas que pueden ser
imposibles de conocer a nivel individual”, añadió.
“Podría ser potencialmente
perjudicial para los médicos informar a esta persona de su riesgo genético, por
lo que hay ventajas y desventajas que deben sopesarse cuidadosamente”.
La importancia de acumular
evidencia científica para mejorar tratamientos e intervenciones
Alrededor del 7% de los
europeos sufre depresión crónica, según datos de 2019, y las mujeres se ven más
afectadas que los hombres. Los tratamientos para la depresión pueden incluir
terapia o medicación para la depresión moderada o grave.
“Si bien la depresión es un
problema de salud importante y creciente, carecemos de los conocimientos
necesarios para tratarla mejor y prevenirla”, dijo en un comunicado la Dra.
Brittany Mitchell, investigadora del Instituto Queensland de Investigación
Médica (QIMR) de Berghofer en Australia.
“Estudios más amplios e
inclusivos como este nos ayudarán a desarrollar mejores tratamientos e
intervenciones, mejorando en última instancia vidas y reduciendo el impacto
global de la afección. También reforzará la evidencia de que las afecciones de
salud mental tienen una base tan biológica como otras afecciones como las
cardiopatías”, agregó la Dra. Mitchell, que forma parte del equipo que analiza
los datos. BP
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