sábado, 9 de febrero de 2013

Salmo 33


Salmo 33 – Gustad y ved qué bueno es el Señor

El Salmo 33 es un canto de acción de gracias. Son muchos los beneficios que el salmista ha recibido del Señor y se ve en la necesidad de agradecérselos. En tantos momentos, especialmente en las pruebas de la vida, ha visto la mano bondadosa de Dios, su fidelidad, su solicitud, que ahora quiere expresar en un canto estupendo toda su gratitud al Dios providente de Israel.
El salmista tiene experiencia de esta protección y solicitud de Dios y por eso le agradece su bondad y al mismo tiempo comunica a los demás su vivencia, exhortándolos a la fidelidad y a la confianza, invitándoles incluso a que ellos mismos tengan esa experiencia de la providencia y de la cercanía de Dios.
La estructura del salmo la podemos fijar así:
a) Introducción: el salmista se exhorta a sí mismo y a los demás a agradecer y bendecir al Señor: vv. 2-4.
b) Motivación: la bondad y la condescendencia de Dios: vv. 5-8.
c) Invitación a la confianza en Dios: vv. 9-21.
d) Conclusión: resumen de la enseñanza de todo el salmo.

1. CON ISRAEL
¿De quién habla este salmo? ¿Qué categoría es invitada a dar gracias? Los "pobres", los "Anawim". "Óiganlo y alégrense hombres humildes". Sí, los "desgraciados", los "humildes", los "corazones que sufren", son proclamados "dichosos", ¡en tanto que los ricos son tildados de "desprovistos"!

2. CON JESÚS
"Bienaventurados los pobres, porque de ellos es el Reino de los Cielos" comprendemos mejor, en salmos como éste, hasta qué punto Jesús estaba impregnado de la oración de su pueblo... Como María, de quien reconocemos aquí el "Magníficat". La acción de gracias, la alabanza, era el clima dominante del alma de Jesús. Una de sus oraciones es de igual tonalidad que este salmo: "Padre, te doy gracias porque revelaste estas cosas a los pobres y humildes y las ocultaste a los sabios y prudentes". (Lucas 10,21).

3. CON NUESTRO TIEMPO
Promesas de felicidad. Quien quiere ser feliz debe "huir del mal", "practicar el bien", "adorar a Dios", "buscar a Dios". ¡Ingenuidad! dirán ciertos espíritus fuertes. ¡Y si esto es verdad! ¡Si los únicos felices son aquellos de quienes habla el salmo! Hagamos la experiencia.

Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias. Contempladlo, y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará. Si el afligido invoca al Señor, El lo escucha y lo salva de sus angustias. El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege. Gustad y ved que bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a Él. Todos sus santos, temed al Señor, porque nada les falta a los que le temen; los ricos empobrecen y pasan hambre, los que buscan al Señor no carecen de nada. Venid, hijos, escuchadme: os instruiré en el temor del Señor; ¿Hay alguien que ame la vida y desee días de prosperidad? Guarda tu lengua del mal, tus labios de la falsedad; apártate del mal, obra el bien, busca la paz y corre tras ella. Los ojos del Señor miran a los justos, sus oídos escuchan sus gritos; pero el Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria. Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias; el Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. Aunque el justo sufra muchos males, de todos lo libra el Señor; El cuida de todos sus huesos, y ni uno sólo se quebrará. La maldad da muerte al malvado, los que odian al justo serán castigados. El Señor redime a sus siervos, no será castigado quien se acoge a Él.

GUSTAD Y VED
Dejo que las palabras resuenen en mis oídos: «Gustad y ved qué bueno es el Señor». Gustad y ved. Es la invitación más seria y más íntima que he recibido en mi vida: invitación a gustar y ver la bondad del Señor. Es invitación personal y directa, concreta y urgente. Habla de contacto, presencia, experiencia. No dice «leed y reflexionad», o «escuchad y entended», o «meditad y contemplad», sino «gustad y ved». Abrid los ojos y alargad la mano, despertad vuestros sentidos y agudizad vuestros sentimientos, poned en juego el poder más íntimo del alma en reacción espontánea y profundidad total, el poder de sentir, de palpar, de «gustar» la bondad, la belleza y la verdad. Y que esa facultad se ejerza con amor y alegría en disfrutar radicalmente la definitiva bondad, belleza y verdad que es Dios mismo.
«Gustar» es palabra mística. Y desde ahora tengo derecho a usarla. Estoy llamado a gustar y ver. No hay ya timidez que me detenga ni falsa humildad que me haga dudar. Me siento agradecido y valiente, y quiero responder a la invitación de Dios con toda mi alma y alegría. Quiero abrirme al gozo íntimo de la presencia de Dios en mi alma. Quiero atesorar las entrevistas secretas de confianza y amor más allá de toda palabra y toda descripción. Quiero disfrutar sin medida la comunión del ser entre mi alma y su Creador. El sabe cómo hacer real su presencia y cómo acunar en su abrazo a las almas que él ha creado. A mí me toca sólo aceptar y entregarme con admiración agradecida y gozo callado, y disponerme así a recibir la caricia de Dios en mi alma.
«Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza siempre está en mi boca. Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre».

Dios protector nuestro, que respondes a quienes te consultan con sincero corazón: líbranos de todas nuestras ansias y complejos, sálvanos de nuestras angustias, concédenos correr tras La paz y líbranos de nuestros males, pues tú redimes a tus siervos, y no será castigado quien se acoge a ti.

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