sábado, 27 de abril de 2013

Salmo 110


Salmo 110 – Grandes son las obras del Señor

Este salmo celebra las perfecciones divinas que se revelan en sus obras maravillosas: éxodo, maná, alianza, tierra prometida, fiestas.
Servir a un Dios semejante es la verdadera sabiduría.
Las maravillas del éxodo son una pálida figura de las maravillas que Dios Padre ha realizado, en y a través de su Hijo encarnado, a favor del nuevo pueblo, la Iglesia.

Doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos, en la asamblea. Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio para los que las aman. Esplendor y belleza son su obra, su generosidad dura por siempre; ha hecho maravillas memorables, el Señor es piadoso y clemente. El da alimento a sus fieles, recordando siempre su alianza; mostró a su pueblo la fuerza de su obrar, dándoles la heredad de los gentiles. Justicia y verdad son las obras de sus manos, todos sus preceptos merecen confianza: son estables para siempre jamás, se han de cumplir con verdad y rectitud. Envió la redención a su pueblo, ratificó para siempre su alianza, su nombre es sagrado y temible. Primicia de la sabiduría es el temor del Señor, tienen buen juicio los que lo practican; la alabanza del Señor dura por siempre.

«Doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos, en la asamblea».
No rezo solo, Señor. Rezo con mis hermanos, con mi familia, con mi grupo; grupo de amigos que, en tu nombre y con tu gracia, vivimos y trabajamos juntos por la venida de tu Reino. Rezo en el grupo y con el grupo, hago mías las oraciones de cada uno, y sé que cada uno hace suyas mis súplicas. Y esto no es simplemente multiplicar el número de los labios que alaban tu nombre, sino dar a la oración un sentido nuevo, una dimensión nueva, una profundidad mayor, porque el grupo, por pequeño que sea, representa a tu Pueblo entero, y así, la plegaria que hacemos juntos es la plegaria de tu Pueblo ante ti. Tú amas a tu Pueblo y te gusta verlo rezar junto. También a nosotros nos gusta rezar juntos ante ti.
Bendice a nuestro grupo, Señor. Somos pocos, pero trabajamos mucho; somos distintos, pero buscamos la unión; incluso nos hacemos sufrir unos a otros a veces, pero nuestro amor puede más que nuestra envidia, y nuestro compromiso mutuo más que nuestras quejas. Bendícenos a lo largo del día en las actividades que nos reúnen para trabajar por tu causa, en momentos de tensión y de expansión, en la conversación y en el trabajo, en la responsabilidad y en la oración. Bendice nuestros planes, nuestras actividades, nuestro esfuerzo, para comprometer en unidad al grupo entero en lo que cada uno de nosotros hace a su manera. Bendice nuestro camino hacia la unidad con sus nobles ideales y su realidad terrena. Haz que de veras seamos la «compañía de los rectos», para que te agrade la alabanza de nuestra asamblea.
«Doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos, en la asamblea».

Dios de esplendor y belleza: las obras de tus manos son justicia y verdad: no permitas que nos falte nunca el alimento de tu palabra, a fin de que así alcancemos los frutos de tu redención.

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