lunes, 20 de mayo de 2013

Salmo 133


Salmo 133 – Por las noches

+ Una exhortación a bendecir al Señor (vs. 1-2) y un augurio de bendición divina (v. 3), componen este breve Salmo, que es a la vez un himno y una plegaria.
+ La alusión a “las horas de la noche” (v. 1) deja entrever que el Salmo era cantado en una celebración nocturna.

1. CON ISRAEL
Este salmo 133, es el último de los 15 Salmos de las Subidas o "Salmos de Peregrinación". Al caer la noche, después de la última "fiesta nocturna", los peregrinos abandonarán Jerusalén. Han vivido días privilegiados en "La Casa" de Dios, el Templo. Al partir, con gran nostalgia, se despiden de los "servidores" de la "Casa" del Señor, los sacerdotes y levitas, personas que tienen la felicidad de quedarse, de "permanecer" en esta Casa y continuar "alabando" al Señor. ¡Felices los ministros que pasan la noche en el Templo montando guardia!

2. CON JESÚS
El perfecto "Servidor" de Dios es Jesús, pues El pasó noches enteras orando al Padre. "Pasó toda la noche sobre la montaña, orando a Dios". (Lucas 6,12 - Mateo 5,1 - Marcos 3,13). Los peregrinos de Jerusalén invitaban a los sacerdotes a no cesar nunca en la alabanza. No sabían que una incesante oración perdura día y noche ante el Padre: Es Jesús, "siempre vivo para interceder en favor vuestro". (Hebreos 7,25).

3. CON NUESTRO TIEMPO
¡Vosotros todos, bendecid al Señor, decid gracias al Señor! Los cristianos de hoy descubren la oración de "alabanza", la oración "gratuita". Confesémoslo, nuestra oración espontánea es "Señor, danos..." más que "Bendito seas. Señor...". Con mayor frecuencia somos ante Dios "pedigüeños", aceptemos, pues, la sugerencia de este salmo, que nos invita a "bendecir a Dios", a agradecerle, a alzar las manos hacia El no solamente para recibir, sino para alabar, ofrecer, exultar... Como las manos que se tienden alegremente hacia "aquel que uno ama", hacia "aquella que uno ama"...

Y ahora bendecid al Señor, los siervos del Señor, los que pasáis la noche en la casa del Señor. Levantad las manos hacia el santuario y bendecid al Señor. El Señor te bendiga desde Sión, el que hizo cielo y tierra.

VIGILIA NOCTURNA
Hiciste la noche para el descanso, Señor, pero muchos hombres no encuentran descanso por la noche. Trabajan de noche, viajan, estudian, vigilan o, sencillamente, dan vueltas en la cama mientras el sueño se les escapa de los párpados. Rezo por las víctimas de la noche, por todos aquellos que siguen despiertos cuando las tinieblas cubren la tierra e invitan a un descanso que no llega a todos.
Me acuerdo de ti, Señor, en las guardias de la noche. Me uno en fraternidad desvelada a todos aquellos que renuncian al sueño para pronunciar tu nombre en la liturgia nocturna, para contemplar tu verdad, para guardar tu templo, para continuar durante la noche el sacrificio de alabanza que otros ofrecen durante el día, y que no quede ni una hora privada del incienso de la oración ante el altar de tu majestad siempre despierta.
Enséñame, Señor, a bendecirte de día y de noche, a la luz y a la sombra, con los ojos abiertos y con los ojos cerrados, en el trabajo y en el descanso. Enséñame a santificar las noches con el recuerdo de tu nombre. Haz que así merezca la bendición de los sacerdotes que velan en tu santo templo y te proclaman con su presencia Señor del día y de la noche:
"El Señor te bendiga desde Sión: el que hizo el cielo y la tierra". ¡Bendice mis noches, Señor, como bendices mis días!

Señor, que hiciste el cielo y la tierra, nosotros, que pasamos la noche en tu casa, te pedimos que nos hagas herederos de tus bendiciones. Por Jesucristo, nuestro, Señor.

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