Todos los años cuando la temperatura empieza a subir y las
radiaciones solares se intensifican, los expertos no se cansan de alertar sobre
la necesidad de usar cremas solares para prevenir los efectos nocivos del sol
sobre la piel.
Sin embargo, no se suelen oír advertencias sobre el
perjuicio a los que los ojos se encuentran expuestos en esta época del
año.
Los niños suelen pasar más tiempo al aire libre en las
vacaciones y, por tanto, están más expuestos a sufrir afecciones en sus
ojos.
Por eso, es clave evitar la exposición al sol en las horas
de máxima intensidad -de 10 a 16-, así como ponerles gorros o sombreros y
lentes de sol con filtro UV a partir de los 5 o 6 años
Hasta allí los cuidados del sol. Pero ¿por qué proliferan
los casos de conjuntivitis en esta época del año?
La conjuntivitis es la reacción inflamatoria de la
conjuntiva, una membrana que recubre el interior de los párpados y que se
extiende a la parte anterior del globo ocular. Generalmente, es producida por
una infección (bacteria, virus u hongo) o por el contacto con alérgenos (polen,
fármacos).
Así comenzó a explicar el oftalmólogo Dr. Aldo Cesar Da
Prá, quien profundizó: “En verano hay más exposición al sol, más contacto con
el agua de mar y piscinas, lugares en donde su contagio aumenta
considerablemente. Es por ello que su prevención es vital para evitar contraer
esta enfermedad”.
La conjuntivitis afecta a personas de cualquier edad, con
más incidencia en niños y pacientes con antecedentes de blefaritis, ojo seco
y/o uso excesivo de lentes de contacto.
El jefe de Oftalmología de la Clínica San Camilo describió
los síntomas para reconocer el cuadro desde sus comienzos y realizar la
consulta médica lo antes posible: enrojecimiento ocular, secreción acuosa o
mucopurulenta que produce lagrimeo, dolor, fotofobia (sensibilidad a la luz),
visión borrosa, sensación de pesadez en los ojos, edema palpebral y disminución
de la agudeza visual cuando compromete la córnea.
La conjuntivitis dura entre 8 y 12 días, y es autolimitada,
pero en algunos casos puede prolongarse hasta por tres semanas y progresar
causando serias complicaciones oculares, aseguró el especialista, quien explicó
que para el tratamiento se suelen indicar antibióticos tópicos, frío local,
lágrimas, y antiinflamatorios, según la situación de cada paciente.
Por su parte la oftalmóloga Dra. Betty Arteaga, del
servicio de Oftalmología del Hospital Italiano resaltó que “en verano los casos
por infecciones virales de conjuntivitis aumentan hasta un 20% y cada dos o
tres años se producen brotes que deberíamos prevenir desde la concientización y
la higiene”.
“Las altas temperaturas invitan a refrescarse pero el agua
clorada de las piletas y el ambiente colmado de gente en la playa aumentan los
riegos de contraer esta infección tan molesta -resaltó-. Por eso, cuidar la
higiene del área ocular es una manera de prevenir”.
En ese sentido, recomendó “evitar compartir las toallas y
refregarse los ojos con las manos sucias, lavarse la cara con agua y jabón al
salir de la pileta, usar lágrimas artificiales para mantener los ojos
lubricados”.
A lo que el Dr. Da Prá agregó: “El contagio de la infección
se produce con facilidad por las secreciones de los ojos, la nariz y la boca de
los afectados. Si las personas de su entorno tocan las mismas tazas, vasos,
toallas o sábanas pueden contagiarse, o si los afectados nadan en una pileta,
también aumentan las chances de contagiar a otros. Por ello es fundamental la
educación del paciente con conjuntivitis, poniendo énfasis en la higiene de las
manos: el lavado regular, el uso de alcohol en gel, antes y después de
colocarse la medicación, así como el uso de toallas descartables”.
“Para evitar la irritación de los ojos al nadar o al practicar
deportes en la pileta o en la playa es necesario el uso de lentes de agua o
antiparras protectoras, algunas pueden incluso tener el aumento que la persona
necesita”, destacó la Dra. Arteaga, al tiempo que recomendó que “quienes usan
lentes de contacto deberán sacarlos antes de entrar a la pileta porque los
microorganismos podrían adherirse, crecer allí y producir una infección en la
córnea”.
“Tampoco es conveniente usarlas en el mar, ya que el
viento, la arena y el sol son una mala combinación para los usuarios de este
tipo de lentes; es preferible usar anteojos de sol con graduación para estar
más tranquilos”, agregó.
Para finalizar, ambos especialistas recomendaron acudir una
vez al año, como mínimo, a una revisión oftalmológica para evaluar el estado de
salud de los ojos y ante la presencia de “ojo rojo” consultar de inmediato con
el fin de descartar conjuntivitis u otras patologías.
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