Obispo, 25
de Mayo
Martirologio Romano: En Florencia, de la Toscana, san Zenobio, obispo. (†417)
Es
uno de los patrones de la ciudad, en la que nació a finales del reinado de
Constantino I (fallecido en 337). Esmeradamente educado por sus padres paganos,
pronto sintió la influencia del santo Obispo Teodoro, del cual recibió el
bautismo. Consiguió, no sin antes vencer obstinada resistencia, atraer a su
padre y a su madre a la fe cristiana. Se convirtió en clérigo y ascendió rápidamente
a la dignidad de archidiácono, en la cual su virtud y notables facultades como
predicador llamaron la atención de San Ambrosio.
A
instancias de éste el Papa Dámaso (366-86) llamó a Zenobio a Roma, donde le
empleó en importantes misiones, entre ellas una embajada a Constantinopla.
A
la muerte de Dámaso regresó a su ciudad natal, donde retomó su labor
apostólica, y a la muerte del titular de la sede,
Zenobio fue llamado a sucederle, con gran gozo de sus fieles.
Las antiguas leyendas que narran su vida como obispo entre las que, no obstante, hay muchas
interpolaciones de épocas posteriores son unánimes en la descripción de la
santidad de su vida y sus dones sobrenaturales. Se le atribuyen extraordinarios
milagros, entre ellos haber devuelto a la vida a diversas personas
fallecidas.
Durante su largo episcopado su fervor y su celo como pastor
de almas jamás flaqueó. Según cuenta su biógrafo y sucesor en la Silla
florentina, Antonio, murió a los 90 años de edad el año 424; pero el mismo
Antonio dice que Inocencio I (fallecido en el 417) era en aquel entonces Papa,
con lo que no se puede tomar el dato como seguro.
Hay razones para creer que murió precisamente ese año 417, el
25 de mayo, fecha en la que cada año se decora con flores la torre en la que se
supone que vivió, cerca del Ponte Vechio. Su cuerpo fue enterrado primero en la
basílica de San Lorenzo (consagrada por San Ambrosio en el año 393) y luego
trasladado a la iglesia de San Salvador, donde hoy se alza la Catedral. Bajo su
altar mayor está el relicario en plata del santo, realizado por Ghiberti hacia
1440 en el mismo estilo que sus famosas puertas de bronce.
Hay una estatua de San Zenobio en San Marco y muchas otras
evocaciones de él por toda la ciudad, en la que todavía se venera su nombre y
su recuerdo.
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