Si bien no hay cura para este
mal funcionamiento del organismo, sí hay tratamientos para mantenerlo
controlado y no afectar la calidad ni la longitud de vida de quienes lo
padecen.
La glándula tiroides tiene forma
de mariposa y normalmente se localiza en la parte de adelante del cuello. Su
trabajo es formar las hormonas tiroideas, volcarlas al torrente sanguíneo y
entregarla a todos los tejidos del cuerpo. Estas hormonas ayudan al cuerpo a
utilizar energía, mantener la temperatura corporal y a que el cerebro, el
corazón, los músculos y otros órganos funcionen normalmente.
Los desórdenes tiroideos forman
parte de las patologías más prevalentes, alcanzando entre el 30 y el 40% de las
consultas en el consultorio médico. Sus manifestaciones varían
considerablemente en las diferentes partes del mundo aunque se relacionan
principalmente con la disponibilidad de iodo en la dieta, necesidad que va
cambiando a medida del paso del tiempo y en el caso de embarazadas y lactantes.
A pesar de que la deficiencia de
iodo es la primera causa de discapacidad prevenible, estadísticas
internacionales demuestran que 800 millones de personas están en riesgo por no
tener acceso. En la Argentina, la yodación de la sal es obligatoria a través de
la Ley 17259/67.
Hipotiroidismo y el lento funcionamiento del organismo
Cuando la glándula tiroides no
es capaz de producir suficiente hormona tiroidea para mantener el cuerpo
funcionando de manera normal se produce Hipotiroidismo. Esto puede darse por
diferentes razones como padecer enfermedades autoinmunes, haber sufrido la
eliminación quirúrgica de la tiroides y/o el haber tenido exposición a
tratamientos radiactivos en la zona del cuello.
En la actualidad, según cifras
oficiales se estima que unos 2 millones de argentinos sufren de esta
enfermedad. Si bien es más común en mujeres, también se da en hombres y aumenta
con la edad. Alrededor de los 50 años es cuando se evidencian más casos,
afectando a 1 de cada 10 mujeres.
A pesar de no tener cura, sí
existen tratamientos que permiten regular su actividad para obtener un correcto
funcionamiento del organismo y, en consecuencia, mantener una vida normal.
¿A qué síntomas estar atentos?
“Cuando los niveles de hormona tiroidea
están bajos las células del cuerpo no pueden recibir suficiente hormona
tiroidea y los procesos corporales comienzan a funcionar con lentitud. A medida
que esto sucede el paciente comienza a sentir más frío y se fatiga con mayor
facilidad, se le reseca la piel y padece estreñimiento. También puede verse
afectado a nivel neurológico, presentando olvidos e incluso cuadros
depresivos”, explica la Dra. Sandra Licht, médica endocrinóloga de INEBA.
“Otro aspecto importante a tener
en cuenta es que las enfermedades tiroideas pueden afectar a varios miembros de
la familia por lo que es muy importante comentarle a los seres queridos sobre
el Hipotiroidismo para que puedan hacerse las pruebas de sangre
correspondientes y confirmar o descartar si ellos también lo padecen”, agrega
la especialista.
No es menor esta consideración
si se tiene en cuenta que el hipotiroidismo en mujeres embarazadas puede causar
abortos espontáneos y en menor medida otras complicaciones como preeclampsia,
anemia, hemorragias postparto y nacimientos pretérmino.
A su vez, el hipotiroidismo
congénito puede afectar a uno de cada 3.500 recién nacidos causándole un
retardo mental que es irreversible si se demora su tratamiento. Es por esto que
en nuestro país, al momento del nacimiento, a los bebés se les realiza la pesquisa
de este tipo de hipotiroidismo sacándole sangre del talón.
Tratamiento farmacológico y vida normal
Si bien no hay cura para el
Hipotiroidismo y a la mayoría de las personas las acompaña de por vida,
asumiendo un tratamiento farmacológico correcto los pacientes pueden regular el
funcionamiento de su organismo y hacer una vida totalmente normal. Los síntomas
desaparecen y los efectos de este bajo funcionamiento disminuyen.
“La meta del tratamiento es
mantener la hormona en el rango normal. Una vez ajustada la dosis de tiroxina –
una droga que contiene la misma hormona T4 que el cuerpo produce - a las
necesidades del paciente, el control es simple y se realiza una o dos veces al
año, salvo que algún síntoma reaparezca o empeore, se produzcan cambios bruscos
en el peso o si la persona comienza a tomar algún medicamente que pueda
interferir en el proceso regulador”, comenta la Dra. Licht.
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