¡Párate
derecho! Muchas veces escuchamos este consejo de nuestros mayores durante la
infancia. Sin embargo, esta recomendación es atemporal ya que tener una buena
postura no es sólo importante para mantener el equilibrio, sino que ayuda a
prevenir lesiones y molestias frecuentes. Aquí te contamos cómo lograrlo y que
beneficios puedes obtener.
Malos hábitos
La mayoría
de los cambios en la postura son el resultado de malos hábitos, como sentarse
encorvado y no estar parado correctamente. Con el tiempo, esto puede crear
tensión sobre los ligamentos y músculos, dolor crónico, lesiones o rigidez en
las articulaciones.
Razones físicas
La mala
postura puede deberse también a problemas físicos, como músculos inflexibles
que disminuyen el rango de movimiento, afectando qué tan lejos puede moverse
una articulación. Por ejemplo, los músculos de la cadera demasiado apretados y
acortados tiran de la parte superior de tu cuerpo hacia delante y afectan la
postura.
Músculos débiles
La fuerza
muscular también influye en el equilibrio de varias maneras. Si los músculos
centrales, como los de espalda, costado, pelvis y nalgas son débiles, fomentan
la caída, lo que inclina el cuerpo hacia adelante y por lo tanto provoca desequilibrio
y dolores frecuentes.
Cuál es una buena postura
Se considera
una ‘buena postura’ a una correcta alineación corporal. La barbilla debe estar
paralela al piso, los hombros tienen que seguir las líneas verticales
imaginarias de los pies y la cadera, la columna no debe tener flexión o
arqueamiento, los brazos deben estar a los lados con los codos derechos,
caderas y rodillas tienen que apuntar hacia adelante y el peso corporal,
distribuido en ambos pies.
Cuidado con la exageración
Un
sobreesfuerzo por mantener esta disposición corporal también puede causar
problemas. Los especialistas aseguran que muchas personas adquieren una
posición demasiado extendida, especialmente inclinando los hombros hacia atrás,
lo suficiente como para crear demasiado arco en la espalda. De esta forma,
simplemente comienzan a ubicar su peso en la espalda.
Fuerza y flexibilidad
La buena
noticia es que la postura corporal se puede mejorar con ejercicio. Los
entrenamientos específicos del equilibrio abordan problemas posturales con
técnicas que aumentan la fuerza donde se necesita y buscan estirar los músculos
tensos. Aumentar la fuerza y la flexibilidad puede ayudar a mejorar
notablemente la postura en poco tiempo.
Estiramiento
Un buen
ejercicio de estiramiento es pararse frente a una esquina con los brazos
levantados, las manos apoyadas contra las paredes y los codos a la altura del
hombro. Coloca un pie delante del otro. Doblando la rodilla hacia adelante,
exhala mientras inclina el cuerpo hacia la esquina. Mantén la espalda recta,
además del pecho y la cabeza levantados. Sostén esta posición entre 20 y 30
segundos.
Hombros
Otro
ejercicio recomendado para estirar los hombros es sentarse derecho en una silla
con las manos apoyadas en los muslos. Mantén los hombros caídos y el nivel de
la barbilla. Lentamente, jala los hombros hacia atrás y aprieta los omóplatos.
Cuenta hasta cinco y relájate. Repite tres o cuatro veces esta secuencia.
Tacones, un factor de riesgo
Las mujeres
tienen un factor de riesgo adicional: los tacones. Caminar con ellos implica
básicamente moverse en puntas de pie, lo que conduce a una reacción en cadena
sobre el resto del cuerpo. Algunos especialistas destacan que es importante
buscar tacones más bajos y con una superficie más amplia que permita ubicar mejor
el pie y distribuir el peso corporal.
Mejor postura, mejor humor
La evidencia
científica sugiere que una postura erguida podría mejorar la salud mental.
Algunos trabajos de seguimiento encontraron que las personas con depresión leve
a moderada eran más propensas a sentarse con los hombros encorvados y la
espalda redondeada en comparación con las personas que no padecían este
trastorno. HD
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