En un comunicado, Mons. Chaput hizo un vínculo entre la huida a Egipto de la Sagrada Familia y las historias de muchos inmigrantes en la actualidad.
“María, – nuestra Madre; la Madre de la Iglesia – tuvo una comprensión íntima del sufrimiento, la huida, la falta de un hogar y la incertidumbre”, reflexionó el Prelado en el texto divulgado con ocasión de la Fiesta de la Virgen de Guadalupe el pasado 12 de diciembre. Asimismo, agregó que los títulos honoríficos de la Virgen son “plenamente merecidos” pero “a veces pueden oscurecer la realidad humana de la vida de María”.
Ella fue, expresó el Arzobispo, “una joven muchacha proveniente de las rocosas colinas de Galilea, embarazada, con una historia aparentemente inverosímil antes de su matrimonio con José, fue quien dio a luz a un hijo en el frío de un establo lejos del hogar y luego, perseguidos por Herodes, se vio obligada a huir hacia Egipto”.
“En Guadalupe, María no se apareció al rico o al poderoso, o incluso al obispo local, sino al pobre campesino Juan Diego”, continuó el Arzobispo. “Su ternura hacia los pobres es algo que tenemos que recordar (…), porque nuestra fe cristiana es más que un conjunto de ideas o palabras bonitas. Supone ser vivida. Supone transformar nuestro pensamiento y nuestras acciones”.
Si bien reconoce que el gobierno actual de Estados Unidos, “ha tomado acciones que un gran número de católicos consideran peligrosas”, Mons. Chaput defendió la decisión del presidente de aplazar la deportación para muchos inmigrantes indocumentados y sus familias, señalando que era la decisión “correcta”.
El 20 de noviembre, el presidente presentó una orden ejecutiva que aplaza la deportación de ciertos padres inmigrantes indocumentados por un máximo de tres años y les permite trabajar de forma legal.
Cerca de cuatro millones de personas cumplen los requerimientos para no ser deportados: Cinco años de residencia en Estados Unidos, tener hijos que sean ciudadanos estadounidenses o residentes legales, aprobar una revisión de antecedentes penales y aceptar pagar impuestos.
La orden también extendió algunos beneficios de residencia temporal a más hijos de inmigrantes indocumentados. El Presidente dijo que aumentaría los recursos para la seguridad fronteriza y deportaría a los inmigrantes indocumentados que habían cruzado recientemente la frontera.
La orden “impide la desintegración de las familias con un estatus migratorio mixto”, dijo el Arzobispo de Filadelfia. “También protege a los que fueron traídos a Estados Unidos cuando eran niños y han crecido conociendo nada más que la vida estadounidense, ignorando todo sobre la tierra natal de sus padres”.
Mons. Chaput recordó que durante más de diez años, los obispos de Estados Unidos han abogado por una reforma “justa y razonable” sobre las políticas de inmigración. Agregó que los dos partidos políticos principales del país tienen “una generosa porción de la culpa” por el fracaso de garantizar una política de inmigración justa”.
“Independiente del tiempo y los motivos de la acción ejecutiva vigente, aplazar las deportaciones sirve para la supervivencia y la dignidad humana de las familias involucradas. Y puede, finalmente, obligar a la Casa Blanca y al Congreso a cooperar fructíferamente”, aseguró. ChCh
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