Finalmente, fue llevado a juicio y declarado culpable de traición a la patria, por haber sido ordenado sacerdote más allá de los mares y por venir a Inglaterra a ejercer su ministerio sacerdotal. Cuando el juez le preguntó, según costumbre, si tenía algo que alegar en su defensa, Bayles respondió que quería hacer una pregunta: «¿Fue san Agustín [de Canterbury], el monje enviado por el Papa de Roma para predicar la fe católica en Inglaterra, culpable de traición en el cumplimiento de esa comisión?» El tribunal respondió en forma negativa. «¿Por qué, entonces» -les preguntó el mártir- «¿me acusan y condenan a mí como traidor por hacer lo mismo que él hizo, y a quien nadie objeta, pero lo mismo podría objetarse contra él?» Se le respondió que la diferencia radicaba en el hecho de que dicha acción se había convertido en traición en el Derecho Inglés actual.
Después de haber sido condenado a muerte, fue ahorcado, destripado y descuartizado en Fleet Street, el 4 de marzo de 1590. El mismo día sufrieron martirio dos seglares relacionados con él: el beato Nicolás Horner, sastre, fue muerto en Smithfield, por haber hecho a Bayles un jubón -aunque debe señalarse que Horner venía siendo seguido y ya había estado en prisión por dar albergue a los sacerdotes-, y el beato Alejandro Blake, en Gray's Inn Lane, por haber albergado al sacerdote en su casa. Bales fue beatificado el 15 de diciembre de 1929, y los dos seglares el 22 de noviembre de 1987.
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