Hago un resumen
de los cuatro pasos que suele tener la #Evangelización en las redes:
1. Lanzar la
semilla. Compartir contenidos, dar testimonio y dialogar.
2. Recibir a
una persona que necesita a Cristo
3. Acompañamiento
espiritual.
4.
Entroncamiento en una comunidad física.
Evangelizar en
las redes es al mismo tiempo sencillo y muy complejo. Es sencillo porque no es
necesario desplazarnos lejos de donde vivimos y lo podemos hacer en cualquier
momento. Podemos utilizar frases, imágenes, textos, enlaces o videos que hayan
sido creadas por otras personas, lo que nos permite relacionarnos con otros
#Evangelizadores en las redes y trabajar juntos. Si nos animamos, podemos ser
nosotros los que generemos algún contenido para que otros lo compartan. Todo
esto entra dentro del espacio de lo sencillo.
¿Dónde empiezan
a complicarse las cosas? Los problemas suelen aparecer cuando una persona
contacta con nosotros y empezamos ser agentes activos en la evangelización.
Acompañar a una persona no es sencillo, pero es tremendamente ilusionante. Ante
nuestra incapacidad, nos vemos necesitamos de aceptar la Gracia de Dios para que
seamos herramientas dóciles en sus manos. Todos andamos el camino de la
conversión. Si no nos sentimos
capaces, es un momento estupendo para contactar con otros hermanos o con algún
sacerdote y que nos ayuden a saber cómo ayudar. Este paso es parte
de nuestra conversión personal. ¿No es maravilloso? Dios no pide que ayudemos a
un hermano.
Las personas que
contactan con nosotros, suelen necesitar mucha comprensión, que sepamos
escuchar y una paciente espera para encontrar el momento donde podamos
compartir la necesidad de dejarse curar por Cristo. Suelen ser personas
desencantadas, alejadas y llenas de heridas. Cualquier cosa que les digamos,
puede levantar una muralla o producir una respuesta violenta. Hay que tener cuidado, pero tampoco crear un
drama de las dificultades que presenta todo proceso de conversión.
Les pongo un
ejemplo real: Hace poco me comentaba una amiga de Facebook (a la que llevo más
de un año acompañando por medio de frases de San Agustín) que “San Agustín es a
veces más duro que Dios mismo”. Mi respuesta fue sencilla: le cité un versículo
del nuevo testamento en el que Cristo deja claro que requiere nuestro
compromiso. Dios no elige a los más capacitados. Dios capacita a quien El
elige. Creí que esta amiga podía aceptar que cuando Cristo nos exige algo,
espera nuestro compromiso y nos regala la Gracia necesaria para llevarlo a
cabo. Por desgracia esta amiga se paró en seco. Simplemente, encontró que la maravillosa bondad de Cristo no es
complicidad y esto le causó rechazo. Se pasó en seco. No pasa nada,
hay que dejar que pasen días, semanas o meses y esta ‘sorpresa’ madure en su
interior.
Es normal
encontrarnos con personas que detienen su proceso de conversión en un momento
donde el compromiso les resulta inasumible. Cuando se trata de empezar la cura
de sus heridas, es normal que aparezcan los recelos. Sucede igual que cuando un médico nos dice
que nos pongamos una inyección. A todos se nos cambia la cara y nos repensamos
la idea de seguir adelante. Es normal que haya muchas personas que
nos digan: Stop, ya no quiero ir más adelante. Hay que ser respetuosos y dejar
que la semilla a la que he hemos ayudado a sembrar, germine y esta persona
pueda retomar su camino de su conversión. NMN
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