En
unos ejercicios espirituales predicados en 1986, y luego recogidos en un libro
titulado Mirar a Cristo, Joseph
Ratzinger avisaba de este peligro.
Muchas
veces las opiniones, explicaba el entonces cardenal Ratzinger, son vistas como
caminos para conseguir poder sobre los demás, que también buscan imponerse con
otras opiniones. Quienes viven así, se alejan de la verdad y luchan por las
apariencias, hasta convertirse en esclavos de las mismas.
Se
llega, entonces, a una extraña paradoja, descrita así por Ratzinger: “El hombre
tiene más miedo de la cercana apariencia del humano poder de la opinión, que de
la lejana e inerme luz de la verdad. Y se doblega al poder de la opinión,
convirtiéndose en su aliado, en uno de sus portadores. Se hace esclavo de la
apariencia”.
El
proceso que permite llegar a esta situación es sencillo: primero uno confía en
la apariencia. Luego tiene que seguirla paso a paso.
Entonces,
la persona “ya no puede romper la red de la deformación común. En sus acciones
ya no se orienta según la realidad, sino según las presumibles reacciones de
los otros. Se llega así a un dominio de la opinión, de lo falso”.
Esto
llega a afectar, en casos extremos, a toda la vida social y a las decisiones de
los gobernantes. Así lo explicaba Ratzinger: “De este modo toda la vida de una
sociedad, las decisiones políticas y personales, puede basarse en una dictadura
de lo falso: de la forma como las cosas se representan y se refieren, en lugar
de la misma realidad”.
Así,
la sociedad acepta el engaño como criterio guía, y sucumbe ante la “esclavitud
de lo falso, del no ser”. Esto se vive de modo particular en aquellas sociedades
que se dejan plasmar por los medios de comunicación. “Hoy, en la sociedad
determinada por los medios masivos de comunicación,
esta imagen del hombre y de su mundo ha asumido una nueva y opresora realidad.
Lo que se nos muestra y aparece (por ejemplo en la televisión) es más fuerte
aún que la misma realidad”.
El
análisis que ofrecía el cardenal Ratzinger llega a denunciar una situación
sumamente grave: “La apariencia del mundo, que nos ofrecen los media cada vez
más, es el verdadero gobierno del mundo. El miedo por lo aparente se convierte
en poder universal y paraliza la audacia de la verdad”.
¿Cómo
superar este tipo de situaciones? A través de la redención ofrecida por el
Logos; un Logos que es, en su esencia, “liberación de la esclavitud de la apariencia,
retorno a la verdad. Pero el paso de lo aparente a la luz de la verdad pasa a
través de la cruz”.
Parece
una propuesta difícil porque muchos prefieren seguir viviendo como esclavos de
las apariencias. Pero cuando un corazón se abre a la verdad y rompe las cadenas
del miedo ante lo que digan los demás, descubre un horizonte de belleza y
esperanza por el que vale la pena sacrificarlo todo... FP
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