El primer paso para tener una alimentación saludable
es hacer que sea una prioridad para ti. Lo cual no significa que debes pasar
horas preparando comidas muy elaboradas, sólo requiere sencillas prácticas y un
esfuerzo adicional en especial si tienes un estilo de vida activo.
Comprar
alimentos con inteligencia
Planificar con anticipación tus compras de alimentos
por semana permitirá asegurarte que sólo tienes opciones saludables tanto en la
nevera como en la alacena.
Cuando
vayas de compras, es fundamental abastecerse de:
·
Vegetales y frutas frescas y
congeladas.
·
Moras y otros frutos del
bosque, espárragos, coliflor y brócoli.
·
Vegetales con almidón
como papas.
·
Alimentos con proteínas como
pescado, pollo, huevos, tofu, legumbres (frijoles, lentejas, por
ejemplo).
·
Granos enteros (arroz integral) y cereales como avena natural.
·
Grasas saludables como
aguacate y aceite de oliva.
·
Lácteos como queso bajo en
grasa, leche o yogur bajo en grasa y sin azúcar.
·
Snacks saludables como nueces,
semillas, mantequilla de maní o cacahuate, hummus, aceitunas y frutos secos.
Tips
para la puerta de la nevera
Ten
una alimentación basada en plantas: Da
prioridad a una alimentación basada en plantas. Como vegetales, frutas,
frijoles y otras legumbres, nueces y semillas, lo cual añadirá calidad a tu
dieta. Trata de incorporar
estos alimentos especialmente los vegetales y frutas en cada comida y
refrigerio.
Cocina
en casa: Cocinar en casa te ayuda a
poder controlar tu alimentación y darle mayor diversidad. Si acostumbras a diario
ir a restaurantes, sólo ve una o dos veces por semana.
Compra
productos con inteligencia: Si
tu nevera y alacena está abastecida con alimentos saludables es más probable
que los consumas. Sólo compra lo indicado en tu lista y planifica tus compras
una vez por semana.
Haz
cambios graduales: Lo
importante es hacer cambios progresivos, no drásticos. Introduce los nuevos
hábitos en forma gradual.
Evita
los días de excepción o comidas calóricas: Se vale comer algunos productos que no son tan
saludables en pequeñas cantidades y ocasionalmente. Aprender a incorporar todos los alimentos como parte de una
dieta saludable, en lugar de atiborrarse de alimentos muy calóricos en un solo
día o comida.
Restringe
el consumo de bebidas azucaradas: Limita
el consumo de sodas o refrescos, bebidas energéticas, cafés
azucarados. El consumo
constante de bebidas azucaradas podría dañar tu salud (J Am Heart Assoc, 2020).
Elige
alimentos que te dan saciedad: Cuando
tengas hambre, la meta debe ser comer alimentos con ‘densidad de nutrientes’
que te den saciedad. Elige snacks altos en proteína y fibra; por ejemplo fruta
con nueces.
Consume
granos enteros: Consumir granos enteros,
tiene muchas ventajas para la salud. Aunado a un patrón de alimentación
saludable basado en vegetales y frutas. Proteínas de origen vegetal
como legumbres (lentejas o frijoles, por ejemplo), nueces, semillas, así como
fuentes de proteína de origen animal como huevos y pescado, por ejemplo.
Mantente
hidratado: Mantenerse hidratado es
parte de una buena alimentación y tomar agua simple es la mejor forma de
hacerlo. Si no estás acostumbrado a beber agua, puedes empezar con una jarra de
agua y añadirle rebanadas de fruta o exprimir un limón para dar sabor.
Varía
tu alimentación: Hay muchos alimentos que
puedes elegir, si un alimento no te gusta selecciona otro del mismo grupo. Poner en práctica estos tips puede
mejorar tu alimentación. También puedes recurrir a un plan de alimentación
personalizado que tome en cuenta tus hábitos alimentarios y gustos. Recuerda si quieres tener una mejor
alimentación, empieza a hacer pequeños cambios saludables.
Tips de cómo cocinar en casa, hacer tus compras de
alimentos planificadas y en base a la selección de alimentos basados en
plantas, elegir comidas y snacks que te den saciedad y mantener una
alimentación variada te darán la base para empezar a construir un patrón de
alimentación saludable. GCR
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