La
desolación, una experiencia común
Creo, continúa el Papa Francisco, que
todos hemos experimentado la desolación. Pero tal vez no todos la sabemos leer
‘porque también tiene algo importante que decirnos’ y por eso no debe perderse.
Nadie querría estar desolado, triste: esto es cierto. A
todos nos gustaría tener una vida siempre alegre, feliz y plena. Sin embargo,
esto, además de no ser posible -porque no es posible-, tampoco sería bueno para
nosotros. De hecho, el cambio de una vida orientada al vicio puede partir de
una situación de tristeza, de remordimiento por lo que uno ha hecho.
El
remordimiento puede llevar al cambio
El remordimiento ‘es la conciencia que
muerde’, afirma el Papa y señala que es importante aprender a leer la
tristeza.
En nuestro tiempo, la mayoría de las veces se considera
negativamente, como un mal del que hay que huir a toda costa, y en cambio puede
ser una señal de alarma indispensable para la vida, que nos invita a explorar
paisajes más ricos y fértiles que la fugacidad y la evasión no permiten. Santo
Tomás define la tristeza como un dolor del alma: como los nervios del cuerpo,
despierta nuestra atención ante un posible peligro, o ante un bien no atendido.
Para
los que quieren hacer el bien, la tristeza es un obstáculo
La situación es diferente para los que
quieren hacer el bien, en cuyo caso ‘la tristeza es un obstáculo con el que el
tentador quiere desanimarnos’. Por lo tanto, no hay que ir tras ella, sino que
hay que ‘actuar de manera exactamente contraria a lo que se sugiere, decididos
a continuar lo que uno se había propuesto’.
Pensemos en el trabajo, en el estudio, en la oración, en un
compromiso que hayamos contraído: si los dejáramos en cuanto sintiéramos
aburrimiento o tristeza, nunca concluiríamos nada. Esta es también una
experiencia común a la vida espiritual: el camino hacia el bien, nos recuerda el
Evangelio, es estrecho y cuesta arriba, requiere un combate, una conquista de
sí mismos. Comienzo a rezar, o a dedicarme a una buena obra y, curiosamente,
justo en ese momento se me ocurren cosas que hacer con urgencia para no rezar y
no hacer las cosas buenas. Todos tenemos esta experiencia. Es importante, para
los que quieren servir al Señor, no dejarse llevar por la desolación.
Saber
atravesar la desolación hace crecer
En un momento de tristeza, continúa el
Papa, muchos deciden abandonar una elección que han hecho, ‘sin detenerse
primero a leer este estado de ánimo’. Y recuerda que ‘una sabia regla dice que
no hay que hacer cambios cuando se está desolado’. Un ejemplo es Jesús que,
como leemos en el Evangelio, rechaza con firmeza las tentaciones del demonio,
que desaparecen ante su actitud decidida de hacer la voluntad del Padre. Afirma
Francisco: Si sabemos atravesar la soledad y la
desolación con apertura y conciencia, podemos salir fortalecidos en el plano
humano y espiritual. Ninguna prueba está fuera de nuestro alcance; ninguna
prueba será mayor que lo que podamos hacer. Pero no hay que huir de las
pruebas: es necesario ver lo que significa esta prueba, el significado de que
estoy triste: ¿Por qué estoy triste? ¿Qué significa que en este momento estoy
desolado? ¿Qué significa que estoy desolado y no puedo avanzar?
No
darse por vencidos por un momento de tristeza
‘Ir adelante’, esta es la invitación
del Papa Francisco: si no logramos vencer la tentación hoy, caminemos y ‘la
venceremos mañana’. Y concluye: “Que el Señor te bendiga en este camino -
valiente - de la vida espiritual, que siempre es caminar”. AM
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