No obstante, el cuerpo humano lo emplea en multitud de funciones.
Está implicado en más de 300 reacciones en el cuerpo, por ejemplo, los músculos
lo necesitan para contraerse, los nervios para enviar y recibir mensajes, hace
que lata el corazón, y gracias a él se fortalece el sistema inmune.
En una entrevista con Francisco Botella Romero, vocal del área
asistencial y de comunicación de la Sociedad Española de Endocrinología y
Nutrición (SEEN), explica primeramente que el magnesio es el ‘cuarto catión’
(tras el calcio, el potasio y el sodio) más abundante en el organismo, y el
segundo si se considera solo el interior de las células.
“Es esencial para la función de cientos de enzimas, incluyendo
aquellas que se encuentran relacionadas con la transferencia de energía (ATP)
como la contracción muscular, la trasmisión de la señal de los nervios, y con
cada paso relacionado con la replicación y trascripción del ADN. Del total, el
60% está localizado en el hueso, el 20% en el músculo, y otro 20% en otros
tejidos”, subraya el especialista, quien añade también que su regulación en el
cuerpo depende del balance entre su absorción intestinal y su excreción renal.
Así las cosas, subraya que “no es necesario consumir suplementos de
magnesio, salvo en situaciones especiales”, como por ejemplo en el caso de que
a un paciente le hayan extirpado gran parte de su intestino, o bajo expresa
prescripción médica. “El uso de suplementos de magnesio de forma indiscriminada
puede traer consecuencias desagradables (diarrea) o, en determinados casos,
poner en peligro la vida del paciente (caso de la insuficiencia renal)”,
advierte el especialista.
Igualmente, el miembro de la SEEN sostiene además que el uso de
suplementos nutricionales de magnesio no ha demostrado ningún beneficio sobre
la función muscular, sobre las articulaciones o sobre el insomnio. “Las sales
de magnesio tienen un efecto laxante (de ahí la fama de la famosa ‘Agua de
Carabaña’ que tomaban nuestros abuelos cuando padecían estreñimiento). Sin
embargo, el uso crónico de laxantes con magnesio, particularmente si hay alguna
enfermedad renal, es una situación de particular riesgo que debe evitarse”,
sostiene.
Cómo obtenerlo de
forma natural
Así las cosas, el doctor Botella enumera cuáles son las fuentes
naturales ricas en magnesio, tales como los cereales, los frutos secos, las
legumbres, el chocolate, los vegetales verdes, algunas carnes, el pescado y el
marisco. “Hay que tener en cuenta que la mayor parte del magnesio contenido en
los alimentos está en forma de sales hidrosolubles, por lo que, si desechamos
el agua de remojo o de cocción, el alimento queda empobrecido como fuente de
magnesio”, avisa el especialista en nutrición.
Sobre si es raro que una persona presente déficit de magnesio, el
vocal de la SEEN indica que “no es raro, en su forma leve y asintomática”, ya
que se trata de una deficiencia nutricional “bastante frecuente en la práctica
diaria”, por pérdidas digestivas o renales. No obstante, sí es raro, según
afirma, que se alcancen niveles tan bajos como para provocar síntomas graves,
como vómitos, convulsiones o arritmias cardíacas.
“Una alimentación saludable (por ejemplo, un humilde caldo de
verduras) incluye cantidades de magnesio más que suficientes como para no tener
que acudir a tomar suplementos”, destaca Botella.
Finalmente, alerta sobre las causas más frecuentes de déficit de
magnesio en nuestro medio, destacando el alcoholismo en primer lugar; así como
el caso de aquellas personas con malabsorción intestinal; o el uso de ciertos
fármacos de forma crónica como los populares diuréticos, o los mal llamados
‘protectores del estómago’.
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